Cyber days electoral, entre deseos y realidades
Nuestros políticos, cuando aspiran a gobernarnos, son los mejores usuarios de esa costumbre tan nacional e identitaria del “todo a última hora”. Así, a pocos días para que los partidos anuncien su intención de participar en las elecciones generales de abril próximo, lo que vemos es el tradicional Mercado o feria electoral; es decir, la compra y venta de sus organizaciones. Son 24 partidos los que oficialmente están registrados en el Jurado Nacional de Elecciones, y todos ellos están obligados a candidatear, pues dada la nueva legislación electoral, perderían su inscripción de no hacerlo. Eso hace que esta Feria, se haya convertido en un Cyber days electoral con niveles realmente demenciales, pues ante la amenaza de desaparecer, están que se regalan, mismas hetairas.
Desde muchas elecciones pasadas, ocurre lo mismo. Y es así, porque en realidad lo que tenemos mayoritariamente en nuestro país no son partidos, sino mercancías cuyos dueños aprovechan cada época electoral para ponerlas en vitrina y negociar. Puesto que ahora están obligados a participar, entonces se nota desesperación por encontrar clientela. Algunos ya lo consiguieron, garantizando cierta presencia en la escena electoral, pero principalmente continuidad para futuros cyber days. Por ejemplo, Restauración Nacional ya se entregó al futbolista George Forsyth; el APRA al empresario Roque Benavides, Avanza País a Hernando de Soto, etc. Pero aún, hay una veintena de organizaciones que no encuentran comprador o clientela; es decir, aquellos que quieren gobernar el país, aún no se animan a qué vientre pertenecer para candidatear. Eso tendrá que definirse en las próximas horas, y dependerá de las negociaciones donde obviamente no importarán las ideologías, principios e ideales. Aquí, todo es un asunto de sumas y restas crematísticas que están ligadas a la cuota de poder que consigan en las elecciones.
En este cyber days electoral, también se están vendiendo los cupos parlamentarios, pues armar la lista congresal es parte de la oferta, además de otro componente de este jugoso negociado para los dueños de los “partidos”. Por norma electoral, la lista tiene que estar formada por mujeres, y parece que allí radica el principal problema, pues hay poca clientela femenina. Son muchas llamadas las que vengo recibiendo para ayudar a dicha búsqueda o para mediar por alguien que aún se resiste, o que está siendo disputada por varias organizaciones. A tales solicitudes mi respuesta es una sincera negativa por pura ignorancia, pues desconozco cómo animar a alguien querido a ingresar a ese mundillo comprando un cupo y asegurándole que lo recuperará con creces. Sólo un cinismo despiadado puede explicar tal conducta.
A ese tipo de solicitud, tan frecuentes en épocas de mercadeo electoral, no faltan las llamadas sinceras de gente animándome a postular. “La política necesita de gente como tú, pensante, honesta”, es el argumento más usado, a lo que contesto que justamente esas son las cualidades menos apreciadas en las campañas electorales de nuestro país. “Entonces, estamos a condenados a seguir gobernados por tipos como Cáceres Llica”; por tanto, siempre vamos a estar jodidos”, me dicen.
Concuerdo que, efectivamente, nuestros últimos gobernantes son una sarta de trúhanes. Basta recordar cómo terminaron sus mandatos, y dónde están ahora (fugados, presos o suicidándose) para corroborarlo. Eso explica por qué en el espacio político, estamos y seguiremos mal; sin embargo, no es el único existente en nuestro país. Hay otros que sí son los auténticos impulsores y sostén de nuestro desarrollo.
Si hay algo que debería enseñarnos la actual crisis sanitaria, es justamente saber valorar esos espacio o fuerzas. Vemos todos los días cómo, en medio de esta terrible crisis, la gente se está reinventando para no dejarse vencer; negocios o proyectos que se materializan de ideas impensadas, etc. Otro caso, muy ligado a la esfera donde pertenezco, es la academia. Con todos sus defectos y debilidades, hemos visto cómo la gran mayoría de universidades han seguido funcionando; con trompicones, pero con imaginación y ganas, no decayeron. Es más, muchas pusieron el hombro desde el inicio de la crisis para ayudar y buscar una solución. Desde laboratorios, personal médico, grupo de investigadores, voluntarios, buses, etc. todo vale para salir de esta crisis. De hecho, la academia podría haber hecho más, pero con lo que hizo y sigue haciendo, nos demuestra que es una fuerza en nuestro país, de la que hay que esperar mucho más.
Todo lo contrario sucede con nuestra política, pues desde el inicio de la crisis, lo único que hizo fue mostrarnos con mayor desfachatez el rostro que todos ya conocemos: el de la bribonería, corrupción e ignorancia. Es decir, cuando todos creíamos que nuestros políticos se iban a poner al frente de esta situación, porque supuestamente son líderes sociales; o por lo menos, cuando creímos que se iban a sensibilizar o, mínimamente, mostrar un poco de humanidad por la desdicha que vivimos, ocurrió todo lo contrario. Muchos se ocultaron; otros se paralizaron, o aparecieron para hacernos saber de sus trapacerías o apetitos políticos. Nada más.
Ahora que la campaña electoral se calienta y vencen los plazos, han reaparecido. Casi son las mismas caras, y dado el áspero escenario político que hemos visto en las últimas semanas, han salido con sus uñas y dientes más afilados. Se viene pues, una campaña electoral de verdaderas jaurías por alcanzar el poder. La política peruana, no es pues, nuestra fuerza, sino nuestra gran debilidad; y seguirá siéndolo así, por lo que vemos en el partidor de las actuales elecciones.