ELECCIONES EN AREQUIPA: CHUMA Y ATATAU

En Arequipa había el consenso que estas elecciones eran chumas (desabridas u opacas), pero nadie se imaginó que, al darse los primeros resultados, terminaríamos tapándonos la nariz y exclamando atatau (¡qué asco!). Así puede resumirse el proceso electoral en la Ciudad Blanca para elegir alcaldes y gobernador, entre Chuma y Atatau, pues aquí, como en todo el país, la campaña fue desalentadora; con candidatos mayoritariamente bufonescos, llenos de antecedentes penales e, incluso, acusados de violación. Hubo buenos postulantes, pero también como en todo el país, estaban ensombrecidos por no contar con la “simpatía popular”, eufemismo para referirse al poder económico que mueve las millonarias maquinarias publicitarias.

El desinterés o apatía frente a las elecciones, eran consecuencia pues, de ese escenario cargado de candidatos impresentables, pero además de la reciente crisis política nacional que, entre otras consecuencias, tumbó a un presidente y puso al descubierto que la esencia misma del Estado peruano, se pudre por todos lados.

Era comprensible pues, la indiferencia de la población a esta campaña, o, en todo caso, prestándole mayor atención a las proclamas del Voto Viciado o en Blanco o Qué se vayan todos, que agitaban las redes sociales y que se presentaron como una salida extrema para intentar recomponer todo nuestro sistema político. Sin embargo; y sin saber cómo (u obligados por la multa), las elecciones continuaron y llegaron a su fin este domingo 7, con un resultado que hizo que el arequipeño promedio se vaya en arcadas, diciendo atatau, pues, tanto para el Gobierno Regional como para la Alcaldía Provincial, los cargos de mayor interés en la Región, los primeros resultados darían como ganador a verdaderas joyitasde la política local, nos referimos a Elmer Cáceres Llica y Víctor Rivera, respectivamente.

Cáceres Llica, encabeza la agrupación Unidos por el Gran Cambio, que, en realidad, es un vientre de alquiler perteneciente a Walter Gutiérrez Cueva, un oscuro empresario y candidato a la vicegobernatura, que también ha colocado a su hija en la lista. Cáceres fue alcalde de Caylloma y desde entonces tiene denuncias por acoso sexual y violación. Su discurso es redicaloide y antisistema. Por su parte el virtual ganador del Municipio Provincial, Rivera, es conocido básicamente por haber sido árbitro de fútbol y acusado permanentemente de malos manejos en todo cargo público que le tocó ejercer y también acusado de violación.

Los que siguen en cola, no generan aliento alguno, pues para la Región, luego de Cáceres, están Javier Ismódes y Alfredo Zegarra; ambos de pasados turbios y seriamente cuestionados, especialmente Zegarra, ex alcalde provincial, involucrado, incluso, en mafias de terrenos. Lo mismo sucede para la Provincial, ya que después de Rivera, están Omar Candía y Álvaro Moscoso, también con un rosario de serios cuestionamientos.

Con estos primeros resultados, Arequipa amaneció este lunes con la nevada, otro arequipeñismo para referirse al malestar cargado de rabia y desaliento. Nadie se explica cómo es que se han dado estos resultados y sólo están a la espera de los oficiales con la esperanza de revertirlos. Lo seguro es que Cáceres Llica pasa a la segunda vuelta y hasta el momento nadie sabe con quién disputará la Gobernación Regional, si con Ismódes o Zegarra. Para el caso del Consejo Provincial, la cosa ya está echada, pues al no haber segunda vuelta, sólo queda saber quién será el próximo alcalde, pero la sensación es que estamos entre la baba y el moco.

Ahora, desde el punto de vista sociopolítico, la segunda vuelta para el Gobierno Regional de Arequipa será un postre, ya que, nuevamente, la Región, esa misma que hace un par de años, le dio el triunfo a PPK.  estará jugando a decidir entre dos modelos: el minero o el antiminero; el impulsor de la inversión privada o el que la espante con la supuesta espada moralizadora y de justicia social, pidiendo, además, subsidios a todos y para todos (en especial, a Cerro Verde). Pero fundamentalmente, la segunda vuelta que se viene, será una campaña que removerá nuestras taras culturales, pues, es obvio que Cáceres explotará su condición de provinciano marginado quechuahablate, que se enfrentará al Misti; es decir, a los blanquiñosos ojiverdes de apellidos extranjerizantes.

En esa perspectiva, Cáceres Llica ya tiene bien trazada su estrategia: dirigirse a los migrantes, a la gran masa cusqueña y puneña que puebla Arequipa y hablarles plañideramente, ya que siempre funciona. Esa fórmula la matizará con otro más moderado para atraer a los que se consideran “puros”. Eso que para Cáceres es claro, para Ismódes o Zegarra, aún está por dilucidarse. Mientras tanto, el arequipeño promedio sigue con arcadas.

 

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