El dilema de Ana María
Una de las sorpresas ppkausistas, horas antes de su Mensaje a la Nación dando cuenta de su primer año de gobierno, han sido los cambios ministeriales donde figura, de manera especial, Ana María Choquehuanca, quien desde ayer asumió el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Sorpresivo el anuncio porque muchos esperaban no sólo tres sino la recomposición de todo el gabinete, dado el saldo negativo de este primer año. Lo cierto es que nuestro mandatario, sólo decidió remover a dos e incluir a una, Choquehuanca, dentro de su gabinete. Así iniciará su segundo año. ¿Será útil esa fórmula? En breve lo sabremos.
Más allá de fruncir el ceño por la decisión presidencial, para Arequipa ha caído bien la designación de nuestra congresista Ana María Choquehuanca; pues, nuevamente una congresista arequipeña ocupa un importante cargo ministerial y con ello se espera que a través de esa cartera, el país y en especial la Región se beneficie con la actual gestión.
Conozco a Ana María muchísimos años. como lo cuento en otro post, fui compañero de estudios de su padre, José Domingo Choquehuanca, y desde allí se granjeó una amistad que se matizó con el trabajo que desde la Mesa de Concertación hacíamos, ella desde su puesto de dirigente del sector microempresarial arequipeño, que es la verdadera fortaleza de Ana María, y que heredó de su padre: líder empresarial, industrial, fundador de la Asociación de Urbanizaciones Populares (AUPA), creador el Parque Industrial APIMA y a quien Fernando Belaúnde Terry hacía ingresar a Palacio como embajador, ya que “representaba al pueblo sublime del Perú profundo”.
Más allá del entusiasmo, hay que reconocer que a Ana María le ha tocado una cartera dificilícima, no sólo por los planes de reesctructuración ministerial que tiene PPK, sino por el Ministerio en sí. Como se sabe, desde su campaña, PPK anunció la reorganización del aparato estatal fusionando ministerios. Así, en los últimos días empezó a resonar con fuerza la creación del MUFADIS; es decir, el Ministerio de la Mujer, Familia e Inclusión Social, producto de la unión del Ministerio de la Mujer y el de Inclusión Social. Si continúan los planes ppkausistas, Ana María sería la protagonista de ese proceso que, de hecho, causará resistencias, críticas y protestas, principalmente protagonizada por la burocracia limeña aupada a esas carteras.
De seguir manteniendo ese Ministerio, a Ana María le toca la tarea de darle significado, pues hay que recordar que esa Cartera, creada por el fujimorismo, ha pasado por una serie de mutaciones. Primero fue Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano, el toledismo la convirtió en Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social y con el humalismo se convirtió en Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Esas mutaciones tienen que ver con la perdida de misión que ha ido experimentando con el paso del tiempo, ya que otros ministerios empezaron a hacer lo que originalmente dio razón a su existencia que fue superar la pobreza y exclusión, con enfoque de desarrollo humano integral y generando igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Ese objetivo, se perdió; es más, al crear el MIDIS, Humala le quitó piso y hoy pelea inútilmente para disputarse algunos programas como Yachay, Vida Digna y Violencia Familiar.
¿Fusionar misterios o darle significado al Ministerio de la Mujer?, he ahí el dilema de Ana María. Por su trayectoria y espíritu pragmático, creo que a Ana María le convendría optar por lo primero, cumpliendo así una promesa electoral. Lo segundo, sería un tropezón más de este raquítico gobierno.