Málaga Grenet, el mejor regalo a Arequipa
Como en todo cumpleaños de alguien importante, todos quieren hacerse no sólo presentes sino regalar algo, actuando bajo la premisa que mientras más significativo sea el obsequio, mejor reconocimiento se tendrá del homenajeado. Es lo que viene ocurriéndole a Arequipa ad portas de cumplir 475 años de fundación española. Así, toda la semana hemos visto el desfile de autoridades nacionales y locales, ministros y congresistas, cada uno con su presente: inauguraciones tardías, entrega de diplomas y medallas por doquier y anuncios decepcionantes como la práctica cancelación del Monorriel; otros de distracción como un supuesto viaducto, etc.
Como en todo cumpleaños, es comprensible que siempre se espere el regalo mayor, el que debe hacerlo, en este caso, nuestra máxima autoridad, el presidente de Humala de quien se espera un anuncio que nos haga reventar de alegría. Por eso es que siempre se especula acerca de su llegada, siempre se juega con la expectativa que en el último minuto nuestra máxima autoridad pise suelo arequipeño; sin embargo, lo más probable es que en ese último minuto se anuncie, nuevamente, la cancelación de su llegada.
Sin embargo, en medio de toda esa procesión de regalos y ofrecimientos decepcionantes, que provienen más del sector político, hay que valorar el regalo que en nuestra opinión es el más importante que ha recibido Arequipa por sus 475 y que proviene de un artista, Omar Zevallos Velarde, que ha hecho algo excepcional: desempolvar una colección inédita, refundida por años en Lima, de Julio Málaga Grenet, ese genio arequipeño de la caricatura del siglo pasado y que ha sido reverenciado como uno de los mejores del mundo.
Siendo esta su tierra, poca o ninguna referencia se tenía de la obra de Julio Málaga Grenet, la misma que sí está esparcida en los principales museos del mundo, porque para la época que le tocó vivir (1885-1963), Málaga Grenet ya era considerado un genio, alabado por toda la crítica internacional, y a la vez estudiado y analizado por los más importantes centros artísticos del planeta.
Como decía, Omar Zevallos ha logrado desenterrar una centena de trabajos de nuestro genial caricaturista perteneciente a su última etapa creadora, aquella que corresponde a su retorno al Perú, luego de haber estado ilustrando las más importantes publicaciones del mundo. Casi toda esa producción, ha sido traída por Omar de manera exclusiva a nuestra ciudad, para que Arequipa redescubra y/o descubra a uno de sus más importantes hijos, contribuyendo así a afirmar la tradición que aquí, cuna de volcanes, terremotos y revueltas, también nacen genios en varios campos, entre ellos, el del dibujo y la caricatura.
La exposición se viene haciendo en los salones del Instituto Cultural Peruano Norteamericano. Allí, viendo la muestra, podrán corroborar el porqué del virtuosismo de este artista arequipeño: trazos precisos, claros, minimalistas; con una capacidad extraordinaria en captar el gesto característico de la persona, todos personajes notables de la época. Este es pues el mejor regalo que ha recibido Arequipa por sus 475 años y ojalá sea vista por la mayoría de los que hemos decidido anclar y vivir en esta tierra, no sólo para conocerla más, sino para seguir inflando el pecho de la decisión tomada, reconociendo que este nuevo motivo de pertenencia y orgullo hacia Arequipa se lo debemos a Omar Zevallos por propiciar este maravillo reencuentro del genio con su tierra.