¿Inclusión o ilusión social?
Como toda gestión gubernamental, el actual y a la vez saliente gobierno ollantista decidió darle al suyo una marca o sello especial: el de la inclusión social; es decir, ya no se trataba sólo de reducir el índice de la pobreza (que al inicio de su mandato era de 30%), sino también de incluir para, de esa manera, ir reduciendo la desigualdad del país.
Para cumplir con ese objetivo se amplió el presupuesto nacional para la política social y se creó el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, MIDIS, que ha sido el órgano concentrador y articulador de todos los programas sociales, fortaleció algunos existentes como Juntos, le cambió el nombre a otros como Qali Warmi que antes era Pronaa, y creó un sinnúmero de nuevos programas (es más, en su último mensaje patrio, Ollanta anunció uno nuevo) destacando Pensión 65 o Beca 18. El actual ha sido pues, “el gobierno de la inclusión social”, y parece que nuestro mandatario así quiere que lo recuerden, pues no sólo lo repite insistentemente, sino que incluso ha traslucido que con su gobierno, recién empieza a ponerse en marcha la política social en el país.
Hay que reconocer que algunos de esos programas son, hasta el momento, expectantes, pues de mantenerse podrían en algunos lustros, dar resultados extraordinarios para el país en lo que respecta al fortalecimiento de capital humano. Uno de ellos es Beca 18 o el impulso a los Colegios de Alto Rendimiento (Coar). Así lo sabe Humala y por eso se animó a presentar a alumnos y profesores que se han beneficiado de los mismos durante su mensaje patrio.
Sin embargo, hay otros programas sociales seriamente cuestionados que, incluso desde su inicio, fueron denunciados de corruptos e ineficientes, como es el caso de Pensión 65 o Qali Warma que es, a la vez, el “programa estrella” del actual gobierno, pero del cual nada se dijo y mucho menos se intentó mostrar algún logro contundente sencillamente porque en el tema de lucha contra la desnutrición y anemia en menores de 5 años, las cifras son preocupantes, pues vienen aumentando en lugar de disminuir. En el 2014 el porcentaje de niños anémicos se incrementó a 35,6%, alcanzando a 1’025,524 menores, según cifras del ENDES y la OMS.
¿Por qué se fracasó precisamente en estos programas ligados a salud y alimentación infantil que son tan sensibles para el país? ¿Qué falló si sabemos que existía voluntad política y, fundamentalmente, presupuesto? De hecho, las respuestas se darán en el próximo gobierno, dentro de las evaluaciones al que debe someterse todo programa social. Sospecho que entre las conclusiones se descubra que más que inclusión social, lo que hubo en este saliente gobierno fue “ilusión” y, cuándo no, las uñas de la corrupción.
éste organismo sigue igual de desordenado, pues expulsa sin averiguar e incluye igual SIN AVERIGUAR…
Tengo pruebas con relación al SIS
NO CUMPLE SUS FUNCIONES, LOS FUNCIONARIOS DEBEN IR A VER A LA GENTE QUE MERECE APOYO DE SALUD ETC.
PARA ESO LES PAGAMOS, CON NUESTRO IMPUESTOS