Cargamontón guillenista

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Si hay algo que caracteriza la actual coyuntura política es el cargamontón que se le viene haciendo al proceso descentralista. La causal son los hechos de corrupción y también las estructuras mafiosas que existirían en algunas regiones que han motivado el encarcelamiento de varias de sus autoridades. En ese contexto, era lógico que las miradas y dedos acusatorios también se dirigieran al Gobierno Regional de Arequipa  encabezado por Juan Manuel Guillén.

Y eso ocurrió el domingo pasado cuando un programa capitalino reportó un refrito: la vaga acusación de un despechado contratista contra la administración guillenista por la obra Arequipa-La Joya. Automáticamente, tanto la opinión pública local como los funcionarios del GRA, rompiendo su letanía, han salido a acusar y defenderse, respectivamente.

Llama la atención tremenda reacción, pues pone en evidencia, una vez más,  que los medios locales tienen poca o ninguna influencia en la construcción de la opinión pública, menos aún entre nuestras autoridades, quizá porque saben que en el  mundillo periodístico local abundan los que usan sus carnets como chavetas.  Por eso es que la reacción es diferente cuando un medio capitalino se mete en nuestros enaguas, allí sí la denuncia sería cierta motivando el desfile de los políticos locales pidiendo inmediatas aclaraciones, así como las propias autoridades saliendo desesperadamente a aclararlas.

 El hecho es que muchos creen haber encontrado con este caso, por fin, la ocasión para deshacerse políticamente de Juan Manuel Guillén. Eso no ocurrirá, pues el presidente regional tiene una serie de recursos que le permitirá no sólo salir libre sino fortalecido tras esta denuncia. Eso no significa que su gestión no esté ensombrecida, pues sólo el hecho que sea un gobierno repetitivo, ya genera inevitables  dudas.  Es más, en un anterior post hemos sustentado porqué Arequipa se asemejaría a Ancash, lo cual obliga a una profunda fiscalización más aún si piensa ir a una rerelección.

 Harían mal los antiguillenistas en esperanzarse en esta denuncia para deshacerse de Juan Manuel. Si quieren hacerlo ese  no es el camino, en todo caso es el más fácil, propio de aquel que no tiene ideas. Guillén es y seguirá siendo por un buen tiempo la gran figura política local, para nuestra gracia o desgracia. Para superarlo o pretender borrarlo de la historia no bastarán las pseudo banderas morales que piensan esgrimir nuestros segundones políticos locales, pues saben que ni ellos mismos se la creen.

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