Alfredo Zegarra, actual burgomaestre arequipeño y hasta el sábado 5 voceado candidato al Gobierno Regional, ha ocupado las primeras planas mediáticas tras confesar que se siente decepcionado porque su agrupación política le ha truncado dicha aspiración al haber decidido que continúe en el sillón edil. El, disciplinado y fiel militante, sólo le ha quedado acatar dicho mandato. ¿Alguien lo puede creer?
La UCSM ha reeditado un libro mío titulado “Sociedad Peruana” que publiqué hace unos años y que aborda sociohistóricamente lo ocurrido en nuestro país, principalmente desde los noventas para adelante. Con el pedido institucional en mano, me animé a refrescar el texto con lo que considero los hechos más significativo de los últimos años: el paso del Estado panzón al atlético, todo el rollo de la política inclusiva del humalismo y una revisión a la corrupción y la seguridad ciudadana, como los nuevos retos paradigmáticos del Perú actual.
El sábado muchos medios recordaban y reflexionaban sobre los 22 años transcurridos del 5 de abril, el día del autogolpe que inauguró lo que muchos denominan la “dictadura fijimontesinista”. Los analistas han calificado del acto desde “estupidez” hasta “vergüenza”. Lo que no he leído y escuchado es que ese 5 de abril fue jubilosamente festejado por la gran mayoría de peruanos, y sospecho que, de repetirse una situación similar, lo volvería a hacer.
