Repartiendo las mieles del poder
El pasado fin de semana participé de una reunión con altos funcionarios de los Ministerios de Inclusión Social, Salud y Educación. Allí, la ministra del Midis, Mónica Rubio, presentaba un nuevo programa del ollantismo, “Aprende saludable” que más que un programa, decía la ministra, es un modo de concebir y gestionar la política pública de manera articulada, pues lo que se busca es mejorar los aprendizajes de los escolares, mediante los diferentes programas y servicios que los sectores ofrecen en las escuelas públicas. Los viceministros asentían y luego respondían varias preguntas que, en diferentes talleres, hicieron los asistentes provenientes de todo el país. Hoy, ninguna de esas altas autoridades ostentan esos cargos.
Varios amigos que han sido ministros me han confesado lo mismo: “Nunca sabes cuándo te van a llamar y cuándo te van a sacar. Eres el último en saberlo”. No sé si ocurrirá lo mismo en otros países, pero creo que ese es un indicador más de atraso en términos no sólo de gobierno, sino también desarrollo. Por ejemplo, “Aprende saludable” actuaría en el marco de la Movilización Nacional por la Transformación de la Educación en donde se implementaría el Plan de Salud Escolar, que a la vez actúan en el ámbito Qali Warma que este año pretende atender a 2,8 millones de escolares de todas las escuelas de extrema pobreza (quintil 1 y 2).
Como verán, todo esto lo escribo en condicional porque veo muy difícil que todo este aparato (solo Qali Warma comprende a 36 mil Comités de Alimentación Escolar) se ponga en marcha con un cambio tan abrupto en el gabinete (es más, todo esto tiene que empezar ¡dentro de diez días!). Se podrá decir que no importan las cabezas, pues la maquinaria sigue funcionando, pero lo que se del funcionamiento estatal me dice que estos cambios sí afectan, pues todo se reordena, sin mencionar que el nuevo ministro (a) tiene que pasar por un mínimo período de información obligatoria de la cartera que recibe. Es decir, al ya consabido mal funcionamiento de la maquinaria estatal, se le deben sumar estas crisis ministeriales que entorpecen mucho más su trabajo.
Cinco gabinetes en lo que va del gobierno; en promedio, 6 meses duración de cada uno de ellos. Usando esa variable y observando que no hay ánimo de rectificación del ollantismo en ese tema, tendremos cinco gabinetes más hasta el 2016. Ya sabemos a qué se refería Ollanta con el lema del “gobierno de la inclusión social”: rotar y hacer disfrutar a todos sus amigos por las mieles del poder.