Hace un año y la COP20
Hace un año, los arequipeños constatamos cuán frágiles somos frente a los riesgos naturales. Hace un año una intensa lluvia puso en estado catatónico a nuestra ciudad: pistas y avenidas destruidas, servicios paralizados, casas inundadas y/o arruinadas y, lo peor, pérdida de vidas humanas que refleja lo poco o nada preparados que estamos frente a la naturaleza.
Después de un año, los citadinos arequipeños seguimos sufriendo los estragos de esa intensa lluvia, mucho más los que viven, por ejemplo, alrededor de la avenida Venezuela, pues recién en noviembre han empezado las obra de reconstrucción y remodelación, y aunque nuestro alcalde provincial se ufane en decir que ya está en un 50% de avance, lo real es que su finalización aún se ve lejana.
Pero no sólo las obras reconstructivas están lentas o paralizadas, sino también el ánimo o cultura que debiéramos tener frente a estos desastres. Es decir, a pesar de lo ocurrido hace un año, poco o nada hemos aprendido en cuestiones, por ejemplo, de prevención. La nuestra es una ciudad que no sólo está afecta a sufrir de lluvias en esta temporada, recordemos que, además, estamos situados geográficamente en una zona telúrica y también volcánica, y como si todo eso fuese poco, también nuestro suelo es árido y seco. Parece que nada de eso lo queremos reconocer y por eso cualquier manifestación de la naturaleza, nos sorprende siempre con los pantalones abajo.
Ahora, sin ánimo de consolarnos, lo real es que todo nuestro país es muy vulnerable frente a la naturaleza. Lo vemos cada año. Y el asunto tiende a agudizarse ante los grandes cambios climáticos que vienen ocurriendo en todo el mundo. Justamente, para atenuar esos efectos y/o empezar a construir una conciencia ambiental que también apoye nuestro desarrollo, es que hace ya unos cinco años creamos el Ministerio del Ambiente, como ente rector para, entre otros objetivos, determinar la política nacional del ambiente y los recursos naturales renovables y no renovables, en el marco de la Declaración de Rio sobre Medio Ambiente y Desarrollo, los Objetivos del Milenio y otros compromisos internacionales suscritos por nuestro Estado.
En diciembre de este año, nuestro país será sede de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas Cambio Climático, más conocido como COP-20. Es decir, durante doce días, 20 mil delegados, entre presidentes, ministros, empresarios y científicos de más de 190 países estarán pendientes sobre las exposiciones, debates y acuerdos que se tomarán en este magno evento. Sería bueno que los arequipeños nos enganchemos en este evento, sería bueno que nuestras autoridades, por lo menos, se hagan presentes llevando algunas propuestas o, por lo menos, contando su experiencia de cómo, a pesar de ser la segunda ciudad del país, poco o nada avanza en términos de prevención en temas medioambientales. Ojalá esta visión pesimista no se materialice.