Lima

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“Lima está de fiesta, la canción criolla se viste de gala…” así empieza la copla de esta famosa canción del grupo  Acuarela Criolla para referirse a nuestra capital que hoy cumple 479 años. “Así es mi Lima criolla, alegre y jaranera, que la tierra tres veces coronada, donde nación la marinera…” continúa la letra de ese jaranero vals, que describe a una Lima que ya no es…o nunca fue.

Lima no sólo es nuestra capital, es también un monstruo que todos hemos creado, entre otras razones, porque la hemos imaginado mal, debido al carácter colonialista con que se la ha abordado, y que los propios limeños se han encargado de  construir con el apoyo de todo el país. Por eso creemos, como reza la canción, que Lima es alegre y jaranera, cuna de la marinera y criollísima. No es del todo cierto.

Para tener un mejor acercamiento de lo que es Lima sería bueno escarbar en su pasado, como los hizo María Rostworowski, de quien recuerdo obras como Señoríos indígenas de Lima y Canta o  Costa peruana prehispánica que da cuenta del curacazgo de Lima agrícola, andina y activísima, mucho antes de la llegada de los españoles, e incluso antes de la llegada de los incas.

Como todo curacazgo, Lima estaba supeditada a un poder religioso mayor que en este caso era el Señor de Pachacámac, también conocido como el Señor de los Temblores y de quien se desprendería la imagen y culto, según Rostworowski, del Señor de los Milagros.

Lima tiene pues un gran pasado que va más allá de su criollismo o hispanismo que aún está por descubrir y que hoy, que cumple 479 años nadie mencionará. Si los limeños, por lo menos supieran que el nombre de su ciudad proviene del quechua costeño que pronunciaba la “ere” como “ele”. Por eso “Lima” o “Límac” era la pronunciación de “Rímac”, así como “Sulco” era la pronunciación de “Surco”. ¿Por qué la diferencia de pronunciación? Porque, como nos lo recuerda Rostworowski, el quechua nace en la costa y la sierra central. El quechua no es serrano y muchísimo menos cusqueño.

Lima no es pues ni criolla, alegre y jaranera. Es andina y serrana, retomando su orígen, tal como lo afirma su historia. Reconocer eso, hoy, día de su cumpleaños, sería   acercarse más a una realidad que no queremos ver.

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