Mirándonos el puputi

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Mientras en el país nos peleamos por averiguar cómo es que la suegra del ex presidente Toledo se compró una casita de reposo por cuatro millones de dólares, y en Arequipa nos desgañitamos por saber cómo el alcalde Zegarra se ennegrece el bigote, el mundo sigue su marcha con eventos y cumbres trascendentes a los que, sencillamente, les damos las espaldas. Es decir, seguimos mirándonos el puputi, o interesándonos en nimiedades.

La semana pasada, por ejemplo se desarrolló la Cumbre Económica Mundial de Davos, Suiza, y esta semana en nuestro vecino sureño, se realizó la cumbre conjunta entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe con la Unión Europea, Celac. Como sabemos, en Davos se reúnen anualmente no solo las autoridades públicas de organismos multilaterales, sino también los principales empresarios del primer mundo que viene debatiendo la fórmula para salir del entrampamiento financiero y económico que viene afectándolos desde hace cinco años. Por su parte, la Celac es un organismo que congrega a todos los países latinoamericanos, países que por otro lado, en su mayoría vienen experimentando un crecimiento económico sostenido y que hoy representan el 8% del PBI mundial.

En Davos se ha concluido que la crisis mundial aún se mantiene, que han señales de mejoría, pero que todavía son tenues; por tanto, hay que seguir actuando con cautela. En la Celac los más de sesenta presidentes y jefes de Estado, también abordaron los peligros que aún se ciernes en la región para alcanzar un crecimiento sostenido. Uno de ellos tiene que ver con el narcotráfico, y fue nuestro presidente Humala quien señaló, además, que también se necesita ciencia y tecnología para superar ese modelo pasadista del desarrollo basado en la explotación de materias primas. Es decir, viejos temas que sólo se quedan en la declaratoria en esos foros internacionales, pero que igual sirven para recordarnos lo mucho que nos falta andar, y que deberían ser los grandes temas que deberían ser la base de nuestra agenda interna.

Pero no es así, pues en lugar de hablar o debatir en los foros pertinentes, como el parlamento, esos temas, nos dedicamos a reñir sobre la suegra de Toledo, los bigotes de Zegarra o la teta del sapo.

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