Zafarrancho educativo
Está por demás demostrado que nuestro presidente carece totalmente de ademanes políticos, pero lo que no sabíamos de él es que también le hacen falta gestos caballerosos. Eso se colige tras haber empujado al ruedo a Patricia Salas, ministra de Educación, en torno a la nueva Ley de Desarrollo Docente, dejándola allí, sola, sin que ni él, ni nadie de su entorno ministerial la defienda, mientras casi todo el mundo, con los colmillos afilados, piden la cabeza de la ministra.