Sin vergüenza
Beto ataca de nuevo: “¿vas por los quince mil soles?”. La chica duda, mira a su familia; el padre y el hermano le invocan que abandone el programa, pero ella saca pecho valientemente y dice que continuará en “El valor de la verdad”, nuevo programita estrella de Frecuencia Latina. Beto pide aplausos y la audiencia brama por saber más cochinaditas de la que se presentó como una ejemplar madre soltera que trabaja duro para sacar adelante a su hijo de tres años. Beto arremete: ¿Te acuestas con hombres por dinero? (nuevo eufemismo, la pregunta es ¿Eres prostituta?). La audiencia se frota las manos, ya todo el mundo sacó sus conclusiones; la concursante vuelve a retorcerse en el sillón de vergüenza, los padres transpiran por el temor de saber la triste respuesta, pero la concursante, envalentonada por los quince mil soles, responde “Sí”, confirmada por la voz del polígrafo. Todos dan vivas: Beto, el público, los padres, y así se van a su casa para festejar, seguramente a comerse un pollo a la brasa.
Hace años hice una investigación sobre los talk shows, (“Adiós a la vergüenza, los talk shows en el Perú”), esos programuchos televisivos liderados por Laura Bozzo que descubrieron que el morbo vende, que los secretos mayor guardados por la gente, podían ser los nuevos generadores de rating y así ganar más dinero. Esos programuchos llegaron a dominar la televisión peruana (se transmitía todo el día, incluso en las madrugadas) porque también fueron utilizados por el fujimorato para idiotizar a la gente (Bozzo pasó largos años de cárcel por su asociación con Montesinos).
Esos programas desaparecieron de la televisión, cuando también cambió el clima político y social del país. Luego de pagar su pena, Bozzo ha recalado en México donde sigue repartiendo su trush tv (televisión basura). Cuando todos creíamos que todo eso era pasado, los talk shows han retornado, no con Bozzo sino con Beto Ortiz. ¿Qué pasó? Parece que no aprendimos, parece que la indecencia nos domina otra vez. Nuevamente, adiós a la vergüenza.
Es cierto lo que expresa, pero tambien es lamentable aceptar que el peruano es morboso y de eso aprovechan los productores de TV para sacar programas basura. Lo bueno es que Betto Ortiz sale a las 11 de la noche y no al medio día como la recordada Laura Bozzo.
creo que los programas televisivos están hechos para idiotizar a las gente, no dejan ver la realidad y nos abruman con tanta basura publicitaria incitándonos a un consumismo nunca antes visto