Con Cotler
La conversa, como era de esperarse, se centró en las causales que estarían conjugándose en nuestra región para estar situada entre las de mayor crecimiento y menos desigualdad en el Perú. Al respecto Cotler contó, por ejemplo, que desde sus primeras vivencias en Arequipa, allá por los 50, él notaba el altísimo nivel de igualdad existente entre los arequipeños cuando de protestas y revueltas se trataba; es decir, pareciera que Arequipa estuviera nucleada por un espíritu levantisco cuando se trata de protestar contra la injusticia. Otros hablaron del liderazgo regional existente y otros del altísimo capital humano, en relación a otras regiones, en especial con Cajamarca.
Entre los comentaristas y el público que asistió a esa conversa casi íntima con Cotler y el equipo central del IEP, hubieron más dudas que afirmaciones, pero de eso se trata ese tipo de eventos que se hacen en la universidad y entre académicos o intelectuales: despertar sospechas, dudas, recelos de orden intelectual, ejercicios que casi olvidamos en nuestras universidades públicas por estar más abocados al trajín de la asignatura.
Desde ese punto de vista, la visita de Cotler y equipo no sólo sirvió para remover las neuronas y discutir de igual a igual con la intelectualidad capitalina, sino también para hacernos recordar que la academia es justamente eso: producir conocimiento investigando. No hay otra manera. Ojalá que la visita de Cotler por aulas agustinas, y en especial por la Facultad de Ciencias Sociales, haya dejado alguna semilla. Ojalá.