Verano mollendino 2012

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Arequipa es la región con el litoral más grande del Perú; y, por tanto, con una cantidad de playas que nos sitúan entre las mayores del país. Eso nos pudo haber convertido en una especie de potencia turística, mucho más en temporadas estivales como la que vivimos; sin embargo, sabemos que no es así.

Ni el país, ni nosotros mismos sabemos de nuestro potencial playero. Los arequipeños hemos centrado la atención de cada temporada estival en Mollendo y en los últimos años en Camaná, que se convirtió en una especie de alternativa de la Arequipa clasemediera de los ochentas, y que pudo transformarse en el gran balneario que la Región necesita; sin embargo, la falta de planificación de las autoridades camanejas y el maretazo de principios de los noventas, acabaron con ese proyecto. Hoy las playas de Camaná se ha reducido a ser un espacio de bailes y chupandanga adolescente, en medio de una calcutización insoportable.

Así, para la gran mayoría de familias que desean veranear, sólo tiene como alternativa las playas de Mollendo que, precisamente, ante la amenaza del auge de Camaná se preocupó por brindar mejores servicios. Pero parece que dicha reacción les duró muy poco, pues en la actualidad Mollendo deja mucho que desear.

Hemos estado unos días por allá y el balance es desalentador: playas sucias y descuidadas, con servicios de comida y hotelería a precios altísimos y de mala calidad; y quizá lo peor de todo, una total ausencia de seguridad. Ya son varios los muertos que se han producido porque la policía de salvataje no cuenta con la indumentaria adecuada. Me contaba un capitán que el municipio mollendino sólo les da tres soles diarios para su alimentación y tienen un equipo donde lo único útil es el silbato. El climax de esa inseguridad son los fines de semana, pues Mollendo puede llegar soportar una afluencia de quince mil personas, pero no hay torres de salvataje y mucho menos una moto acuática. Es decir, para los anfitriones mollendinos, la vida de sus visitantes, no vale nada.

Obviamente, todo ese panorama ha hecho que la afluencia a las playas mollendinas haya bajado considerablemente. Los lugareños culpan de esa situación a la crisis; sin embargo, no es así. Si por lo menos los mollendinos se preocuparan en limpiar sus playas y no sólo en elevar los precios a sus mediocres servicios, otra sería la situación. Obviamente esa tarea debería liderarla la autoridad mollendina, pero como sabemos, el eterno reeleccionista Miguel Román, alcalde de Mollendo, vive más aquí que allá; es decir, está más en Arequipa que en Mollendo cocinando su posible candidatura a la presidencia regional, importándole poco o nada la solución de los problemas del principal balneario de Arequipa. Por eso es que el señor Román también está en la lista de los alcaldes a los que se pretende revocar. Nosotros apoyamos la iniciativa de los mollendinos y queremos ser los primeros en firmar la lista para que el eterno reeleccionista Román se vaya a su casa.

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