Inconsecuencia y transgénicos

Gran revuelo viene ocasionando la promulgación del DS 003-2011-AG que autoriza el ingreso de los transgénicos al país. Muchos de los que se alborotan sostienen que a través del decreto de marras nuestro país va a estar a expensas de algunas trasnacionales, que nuestra agricultura se va a destruir, que la biodiversidad aquí existente se pondrá en peligro, y muchos etcéteras. En resumen, el 003-2011-AG es un “decreto de la muerte”.

La verdad que varias de esas razones son reales, tan real como que desde hace mucho tiempo gran parte de nuestra alimentación está basada en transgénicos y que yo sepa, ninguna protesta se ha hecho. De producirse esas protestas, nuestros emblemáticos pollo a la brasa e incakola, desaparecerían de nuestra mesa (una relación más completa de los alimentos trans que comemos hace mucho tiempo, estan aquí). Claro, con el decreto se abrirían más las puertas a otros productos, lo cual nos pondría en mayor riesgo frente a una gama de enfermedades, sin mencionar los daños que también causaría al medio ambiente en cuestión de desechos, etc.

Si por allí va la protesta; es decir, alertar para prevenir daños irreversibles a nuestra salud y al medio ambiente, entonces estoy de acuerdo con esa ola de tachas; sin embargo, ya que de salud y cuidado medioambiental se trata, propongo que empecemos en casa por algo mucho más sencillo: aprovechemos este revuelo para alzar la voz y exigir, también, que nuestras autoridades empiecen con la descontaminación del río Chili. Que yo sepa, desde hace mucho tiempo las aguas del río más importante de la ciudad riegan nuestros cultivos con pura mierda. Así de cruel y contundente es la situación de nuestro agro y de sus frutos; es decir, nuestros productos agrícolas, que luego llevamos a la mesa para nuestra alimentación, están contaminados de heces. Como me lo dijo un amigo: comemos caca. Y de esa situación, no protestamos, no hay pronunciamientos, plantones, etc.

Por eso, si vamos a alzar nuestra voz de protesta contra los transgénicos porque pensamos que contamina nuestros productos y pone en riesgo nuestra salud, entonces seamos consecuentes y exijamos que se ponga en marcha el esperado proyecto de aguas servidas que duerme el sueño de los justos y que no se materializa por incompetencia de nuestras autoridades. Por lo menos, seamos consecuentes en eso, ya que de nuestra salud física se trata.

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