Inconsecuencia y transgénicos
Si por allí va la protesta; es decir, alertar para prevenir daños irreversibles a nuestra salud y al medio ambiente, entonces estoy de acuerdo con esa ola de tachas; sin embargo, ya que de salud y cuidado medioambiental se trata, propongo que empecemos en casa por algo mucho más sencillo: aprovechemos este revuelo para alzar la voz y exigir, también, que nuestras autoridades empiecen con la descontaminación del río Chili. Que yo sepa, desde hace mucho tiempo las aguas del río más importante de la ciudad riegan nuestros cultivos con pura mierda. Así de cruel y contundente es la situación de nuestro agro y de sus frutos; es decir, nuestros productos agrícolas, que luego llevamos a la mesa para nuestra alimentación, están contaminados de heces. Como me lo dijo un amigo: comemos caca. Y de esa situación, no protestamos, no hay pronunciamientos, plantones, etc.
Por eso, si vamos a alzar nuestra voz de protesta contra los transgénicos porque pensamos que contamina nuestros productos y pone en riesgo nuestra salud, entonces seamos consecuentes y exijamos que se ponga en marcha el esperado proyecto de aguas servidas que duerme el sueño de los justos y que no se materializa por incompetencia de nuestras autoridades. Por lo menos, seamos consecuentes en eso, ya que de nuestra salud física se trata.