Cisne negro
Con poco menos de cinco películas en su haber, Darren Aronofsky no sólo se ha convertido en un director de culto sino también una especie de nuevo midas del cine ya que todo lo que viene haciendo se está convirtiendo en taquillazos que se refrendan en una serie de premios e, incluso, en las máximas competencias como el Oscar. Justamente, para la actual edición de la estuatilla dorada, su Cisne negro está entre las favoritas a llevarse el galardón a mejor película.
Esta cinta cuenta la historia de la patológica obsesión en la que se ve atrapada una bailarina por estelarizar El lago de los cisnes, el archifamoso ballet de Peter Ilich Thaikovski. La belleza de la historia así como de la música, se combinan con la testarudez de la protagonista para alcanzar la perfección en la representación del cisne blanco y el negro, teniendo para ello que lidiar con todos los elementos adversos que tiene alrededor: una madre fracasada y perseguidora, un director que le reclama mayor pasión para su interpretación, las rivales de costumbre y, lo principal, sus propias taras para alcanzar su sueño de convertirse en la nueva reina del ballet.
Así, Aronofsky combina todos estos elementos para entregarnos una pieza maestra que combina color, música, drama y, como si fuera poco, un thiller psicológico donde veremos a una estupenda Natalie Portman interpretando lo que es, hasta ahora, el papel de su vida (también está nominada al Oscar como mejor actriz).
En resumen, una belleza de película, favorita al Oscar y que, además, consagra a este nuevo y joven director americano.