Las varias caras de Guillén

En la vieja mitología griega, Jano es el dios que tiene dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil. Aunque Camus lo usó para representar la dualidad del individuo entre el pasado y el futuro, los griegos los usaban como una ayuda de los comienzos y los finales de cada proyecto.

Es inevitable ligar ese personaje de la mitología griega con la actuación (o papelón) que ha protagonizado Juan Manuel Guillén, Presidente Regional de Arequipa y supuesto líder de la circunstancial agrupación electoral denominada Tradición y Futuro. Como sabemos, la semana pasada, Juan Manuel mantuvo agitada la escena política local, y preocupados al par de conductores de esa agrupación, cuando anunció que ya no quería saber nada con la reelección. A las pocas horas, luego de una deliberación supraconsciente (Guillén dixit) se desdijo; es decir, ahora sí irá a la reelección y la masa tradicionfuturista (el par de conductores) respira tranquila porque así podrán concretar su alianza, principalmente, con la soldadesca humalista.

Es decir, al igual que el mitológico Jano, Juan Manuel es una gran ayuda para los comienzos y los finales de cada proyecto político. Su figura sirve para iniciar un proyecto y ganar, con las alianzas. Para terminar, su figura también es útil, para buscar más alianzas y volver a ganar. Comienzo y final, nada más. No interesa el proceso, la gestión, el gobierno. Como sabemos, éstas fueron pobres en resultados (la provincial y la regional), y eso lo reconocen casi todos, incluso su propio entorno que tilda a Guillén y su equipo de incapaz. Pero qué motiva, a pesar de eso, que, luego de su renuncia, rueguen y empujen a Guillén a una nueva candidatura? Es decir, porqué insistir en la incapacidad?

Para esa respuesta no nos ayuda Jano sino Jaques Lacan que ya advirtió que solo en sociedades donde no existen poderes auténticos y serios, se permite que un líder o caudillo renuncie y a las pocas horas se desdiga; es decir, la política circense, o, como decimos en estos lares, la política del alpinchismo, cuyo mayor exponente en la escena actual es Jaime Bayly y que, por lo visto, Juan Manuel intenta emular.

Pero además, ese alpinchismo local, pone en evidencia que el verdadero poder no está en las organizaciones o movimientos políticos, sino en otros lugares u oficinas: en los amigos, entorno familiar o socios que a la vez están amarrados con otros poderes. Son esos grupos los que sólo piensan en Juan Manuel para alcanzar el sillón, pero no para gobernar ya que a las finales, no es en la oficina presidencial donde se toman las decisiones, sino en otros lugares. Es decir, a las finales, Juan Manuel no es el poder, aunque él crea que lo es. Como lo plantearía el psicoanálisis, inconscientemente Guillén sabe que es así, pero al no aceptarlo juega a no saber lo que sabe. En momentos conscientes, lo acepta; es decir, reconoce la medianía y vileza que su entorno. Eso lo motivó a renunciar, pero luego le volvió a ganar el inconsciente y la presión del poder factico, el que él no controla y al cual tiene que subordinarse.
Queda la esperanza que a Guillén le de un nuevo ataque de conciencia y eso sólo se evidenciaría si es que de aquí a octubre limpia la casa (el GRA) deshaciéndose de todo lo inútil para garantizar un nuevo gobierno, si gana, totalmente reivindicatorio. ¿Lo hará¿ Difícil saberlo en quien es fanático de Jano y ahora de Bayly.

Puntuación: 5.00 / Votos: 1

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *