Robin Hood

Nuevamente en pantalla grande uno de los grandes personajes del cine y, a la vez, el ícono mítico de la cultura británica: Robin Hood, el “Petirrojo de la capucha”, el hábil arquero que, escondido en los bosques de Sherwood, defendía a los pobres de la codicia y explotación de los nobles de Nottingham.

Lo más llamativo de este remake es que viene de la mano de Riddley Scott quien luego de explorar el cine fantástico y épico, da el salto al histórico con este personaje encarnado en su actor fetiche, Rossell Crowe, que inmediatamente nos vincula a la exitosa y oscarizada Gladiador.

Es justamente allí donde la cinta refuerza su interés, pero tambien muestra su debilidad, pues uno piensa que veremos una réplica del corajudo y vengativo luchador romano; sin embargo, la cinta no llega a tanto, ya que el enfoque que le da el director británico al arquero de Sherwood es la de un hombre sencillo entregado a una noble causa. Eso no significa que la cinta carezca de acción, pues, diestro en su oficio, Scott nos brinda pocas, pero estupendas peleas para satisfacer el apetito sangriento de sus seguidores.

Así, tenemos una cinta que no tiene pierde en términos de entretenimiento, acción y, por cierto, mucha mugre por parte del personaje que hace que éste se nos presente más humano que los arqueros anteriores. Además, Crowe se encarga de darle a este Robin un toque más maduro que las clásicas versiones adolescentes. En ese sentido, este Petirrojo de la capucha, adulto, levemente rollizo y mugriento, termina siendo el mejor Hood de la historia.

Puntuación: 4.00 / Votos: 2

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