Harry Potter y el misterio del príncipe

Los años no pasan en vano. Casi una década después de la primera entrega (La piedra filosofal), el hechicero más famoso del cine vuelve a la carga más madurito y peleando no sólo con los archiconocidos enemigos de la casa Hogwarts, en especial El innombrable Voldemort, sino también con sus calenturas internas producidas, precisamente, por su febril adolescencia.

Esta sexta parte de la saga está basada en la sexta novela de la autora británica J.K. Rowling, que originalmente se tituló Harry Potter y el Príncipe Mestizo. A pesar de sus casi dos horas de duración, los seguidores del hechicero, no sólo desde el cine sino también desde las letras, notarán que el director no ha podido plasmar en la pantalla la treintena de capítulos que contiene la novela.

Desde ese punto de vista, aquellos que han convertido a Potter en su héroe literario es probable que se sientan frustrados porque David Yates, director que retoma la batuta de la saga luego de La orden del Fénix, ha preferido obviar algunas partes sombrías de la novela para centrarse en los abatimientos amorosos del ahora joven hechicero, así como de sus amigos más cercanos.

A pesar de eso, la cinta cuenta con una inmensa carga de misterio y halo tenebroso que nos adelanta lo que será la batalla final en la escuela Hogwarts, pero de aquí a dos películas más (si es que a J.K. Rowling no se le ocurre anunciar una nueva poción de mágica creatividad).

Obvio que la cinta también cuenta con un fastuoso y efectivo despliegue visual que, acompañado con un siempre atractivo menú actoral y una banda sonora espectacular, convierte a esta sexta parte de la saga en necesaria para los fanáticos y también para los que, presionados por la publicidad que nos arrincona desde el 2001 en que se inició esta historia, nos enganchamos con el maguito de marras.

Puntuación: 3.00 / Votos: 2

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