‘Nuevas’ autoridades agustinas
Lo afirmado no es pura suposición como me lo han dicho algunos colegas. Desde hace varias semanas la prensa local se ha encargado de poner en vitrina los “méritos” del nuevo rector agustino: títulos posgraduales falsos, una carrera administrativa basada en el timo y una gestión vicerectoral sostenida en la bribonada constante. ¿Logros académicos, trabajos científicos, alguna publicación, por lo menos? Nada de eso; al contrario, parece que eso es lo contracultural, pues la constante, la norma, lo regular es que el seguidor de Cornejo Cuervo sea uno que demuestre una mayor, y tal vez mejorada, forma de hacer de la rapiña un estilo de gobernar una institución de estudios superiores.
Y parece que es fácil institucionalizar ese estilo, el del rapiñaje, en una universidad como la UNSA que, penosamente, ha sido copada por la ramplonería en casi todos sus estamentos: el docente, administrativo y estudiantil. Pocos, poquísimos son la excepción, pero esos son los que menos interesados están en San Agustín mejore. Seguramente les ganó la insensibilidad o simplemente sus proyectos profesionales más expectantes que, definitivamente, no pueden materializarse en un espacio donde la insignificancia reina, como la UNSA.
Para abreviar, la elección de máximas autoridades ocurridas en la UNSA estos días significan el continuismo del debacle que inicióse hace dos décadas; es decir, mayor corrupción e inmoralidad. Parafraseando al propio San Agustín, en la UNSA la indecencia ha corrido rápido, por eso es que todos los vicios la alcanzaron.