Quisiera ser millonario

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Tarde, pero ya en salas mistianas, la sorpresa del mundo cinematográfico de 2008 y en especial de los recientes premios Oscar: Slumdog millionaire (Perros callejeros) o Quisiera ser millonario como se la ha difundido en el mundo hispano.

La que ha sido calificada como la mejor película del año proviene de la India, aunque con director inglés, Danny Boyle. Es decir, es un típico producto de Bollywood, aquella industria, poco conocida aquí, de esa otra poderosa meca cinematográfica que es la India. Con Slumdog…, esa meca hace su reingreso por la puerta grande a esta parte del mundo con una película que prácticamente tiene de todo: drama, comedia, romance, música; es decir, encandiladora por todos los lados.

Pero además de encantadora, es una cinta que también nos muestra los rostros que se esconden detrás del astronómico crecimiento de una sociedad como la India, que despega imparablemente, pero que sigue manteniendo colchones de pobreza inimaginables, con todos los efectos perniciosos que eso conlleva.

En ese sentido, la cinta juega a pared entre la denuncia social y la promesa, con toques muy hollywoodense, de una vida mejor conquistada a punta de luchar por el objeto de amor que impulsa nuestras vidas. Así, la cinta se refiere a los sueños, a la felicidad, a la alegría que puede lograrse alejándose totalmente de lo material.

Esa es, probablemente, la raíz del encanto de esta cinta que se llevó la mayoría de estatuillas doradas en su última edición. El hecho que llegue tarde a nuestra ciudad, puede mermar su atención del público cinéfilo, puesto que, de hecho, ya muchos la vieron vía pirata; sin embargo, recomendamos invertir unos soles para verla en pantalla gigante, para disfrutarla en plenitud; en especial el musical de cierre.

En anterior post, ya hice algunos comentarios acerca de esta cinta, pero más desde el lado sociológico; es decir, sobre lo que ha significado para la porción de India emergente (unos ciento cincuenta millones de hindúes), pero no para aquella, la gran mayoría, que sigue atravesada por los dramas de la pobreza y de la política.

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