El Oscar de Slumdog millionaire
Así, el Oscar 2009 ocurrida la semana pasada, la he visto con esa desventaja, pues de las cinco nominadas a mejor película y toda la secuela que eso origina, sólo una he visto en cine (El curioso caso de Benjamin Button). Del resto, sólo vi dos en dvd piratas (Slumdog Millionaire, y El lector). Quizás porque
la disfruté en pantalla grande, la cinta de David Fincher, me pareció que debía ser la gran ganadora el domingo pasado; además, estaba antecedida por la mayor cantidad de nominaciones y porque, en realidad, me pareció una película que se ajustaba a los gustos de la Academia; es decir, una cinta hecha para tocar las puertas del Oscar a la mejor cinta de 2008 por ser preciosista, meticulosa, con sus buenas dosis de sensiblería y moralina, etc. Pero no fue así, como sabemos la gran favorita, resultó la gran fracasada de la noche.
El campanazo lo dio Slumdog millionaire, (Perro de choza con mucha plata, pero que ha sido traducida a ¿Quién quiere ser millonario?), es una cinta dirigida por un inglés (Danny Boyle), pero hecha con cierto formato del cine hindú, una de las grandes mecas productivas del cine en el mundo. Slumdog millionaire, es una buena película, no hay que negarlo. Conserva esa vena clásica del cine indio: el enfoque profundo, sin explicarlo ni contextualizarlo, tanto a la miseria y la riqueza social, dos realidades que se contraponen hoy en ese país que, junto a la China, viene dominando al mundo.
Recuerdo que la primera película hindú que vi fue de niño. Madre india se titulaba y era una bomba lacrimógena, pues trataba de una familia pobre que cae en la trampa de un prestamista que intenta quedarse con lo poco que tienen. Luego vendría Jocker y una secuela de títulos que duraban meses en la cartetelera limeña, todos publicitados por el Trampolín a la fama de Augusto Ferrando. Tiempo después, ese circuito del cine indio cayó de manera oficial, pero no desapareció pues se que se mantiene efervecente en círculos piratelires donde, incluso, se imita y compite con los bailes y vestidos. Es decir, Slumdog millionaire puede que en nuestro país reavive, oficialmente, el cine hindú por contar con gran cantidad de seguidores, tal como ocurre con la telenovería coreana. De ocurrir eso, sí podríamos acercarnos al cine indio, pues hay que reconocer que Quién quiere ser millonario, no representa el cine de ese país. Por eso hay que comprender que en la propia India se dice que esta cinta es de los 150 millones de clasemedieros emergentes que hay hoy en ese país. El resto, más de mil millones, incluso la han rechazado hasta por el título que consideran ofensivo.
Como entenderán, todo esto aumenta las expectativas para que vean a la película sorpresa de la reciente edición del Oscar. Pero eso sí, como lo haré yo para reivindicarme, véanla en el cine, como debe ser.