Adiós Huntington

Pasadas las fiestas, es bueno reconocer que no todo ha sido celebraciones de natividad, también las hubo de defunción y, para el caso de las ciencias sociales, de partidas muy sentidas. Me refiero, concretamente, a la muerte de Samuel Huntington, una de las figuras más notables de las ciencias sociales quien falleciera, precisamente, el 24 de diciembre pasado.

A través de los cables que notician su muerte me entero que este politólogo estadounidense, publicó una veintena de libros. Yo, personalmente, lo único que leí de él fue, quizás, su libro más celebrado o por lo menos, el que más se popularizó en los medios académicos de estos lares: El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial.

Aunque este es un libro de profundo análisis post guerra fría que analiza las relaciones internacionales luego de la caída de la Unión Soviética, curiosamente yo lo uso más en mi curso de Sociología de la Cultura, puesto que el autor, desde 1996, pronosticaba que las nuevas disputas que se verían en el mundo tendrían un recóndito contenido cultural y religioso cuyos protagonistas serían las grandes civilizaciones (la islámica, la eslavo-ortodoxa, la confuciana, la hindú, la africana, la latinoamericana, la japonesa y la occidental). Luego de tales afirmaciones, puede entenderse porqué los sucesos del 11-S han sido considerados como uno de los grandes pronósticos de este intelectual americano.

Ese espíritu pitoniso se consolidaría con la estimación que hacen varios analistas respecto al 2008; pues para muchos, el año que acaba de finalizar, se caracterizaría porque marca el inicio del fin hegemónico de Estados Unidos; es decir, del país símbolo del poderío occidental. Ese espacio, según los pronósticos huntingtonianos, lo ocuparía las civilizaciones emergentes en lo demográfico (en el 2025 más del 25% poblacional mundial será musulmana), económico (en el 2025, o quizás menos, Asia será una de las siete economías más fuertes del planeta) y militar (a la que se unirá el fundamentalismo religioso).

Ese es el nuevo escenario civilizatorio que, de alguna manera ya lo estamos viviendo o sufriendo. Si a eso le sumamos el escenario planetario, que también ya lo estamos sufriendo (me refiero concretamente a lo que ya han empezado a conceptualizar como ecosuidio, para referirse al desastre ecológico que estamos perpetrando), entonces poco alentador se nos presenta el futuro inmediato. ¿Apocalíptico? No, simplemente realista, y a eso contribuyó la obra y pensamiento de Huntigton.

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