Mamma mia
Así, casi sin notarlo, la música de Abba conquistó una parte de mi gustó musical y es por eso que con la película Mamma mia sea inevitable tararear sus temas, ya no en las voces de Anni-Frid, Agnetha, Bjorn y Benny, los integrantes originales de la banda, sino de Meryl Streep, Pierce Brosnan, Colin Firth, Amanda Seyfried, Julie Walters, Stellan Skarsgard, y otros que no merecen ser mencionados porque, la verdad, sólo Streep y Seyfried hacen los esfuerzos por cantar, el resto, mejor se hubieran quedado callados.
La cinta está basada en una simple historia: una novia que quiere conocer, el día de su boda, a su padre siempre negado por la madre. Para ello, invita a los tres novios con los que su madre se relacionó en su adolescencia. Todo esto teniendo como escenario una mágica isla griega que, de por sí, se convierte en otro de los grandes atractivos.
Aquí, la gran protagonista de la cinta es la música: melodías pegajosas, letras sensibles y a veces profundas, encajadas para cada escena; todo en medio de los elementos discotequeros de esa época; es decir, sonido fuerte, luces y colorido chirriante (no se muevan del asiento cuando llegue el final, pues hay una sorpresota).
La cinta es, debo advertirlo, para adultos; o mejor dicho, para quienes gozaron de la música de Abba. De hecho que cada tema los trasladará al pasado. Los adolescentes de hoy no la entenderán; al contrario, tal como me tocó cuando fui a verla, se aburren o les parece absurdo escuchar buenas melodías con letras más o menos razonables. Recordemos que ellos ahora deliran por andróginos que cantan muévelo, muévelo, sácalo y mételo (bis 45 veces). Así que, cuando vaya a verla, evite sentarse con un adolescente cerca.