Mamma mia

Cuando en los setentas descubría la música a través de radio Atalaya y Miraflores, mis preferencias se inclinaban más por Status Quo, Poco, Traffic, Uriah Heep; y, entre los más escuchados, Queen, War, Stylistics, Bread, etc. Nunca me incliné por Abba. La razón es que los sentía muy pegajosos y comerciales, con ritmos muy discotequeros e inevitables en cualquier fiesta quinceañera. Eso no iba conmigo.

Con los años empecé a ceder con algunos temas de esa banda sueca que año a año colocaba sus temas en los top, principalmente con los más melódicos, aquellos que, para mi gusto, no sólo te invitaban a ir a una rutilante discoteca y bailar los fines de semana (Dancing queen), sino a suspirar por los líos amorosos (S.O.S), los desamores (The winner takes it all), o los finales que sentimos trágicos cuando, siendo púberes, en el amor creíamos (Knowing me, knowing you).

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Así, casi sin notarlo, la música de Abba conquistó una parte de mi gustó musical y es por eso que con la película Mamma mia sea inevitable tararear sus temas, ya no en las voces de Anni-Frid, Agnetha, Bjorn y Benny, los integrantes originales de la banda, sino de Meryl Streep, Pierce Brosnan, Colin Firth, Amanda Seyfried, Julie Walters, Stellan Skarsgard, y otros que no merecen ser mencionados porque, la verdad, sólo Streep y Seyfried hacen los esfuerzos por cantar, el resto, mejor se hubieran quedado callados.

La cinta está basada en una simple historia: una novia que quiere conocer, el día de su boda, a su padre siempre negado por la madre. Para ello, invita a los tres novios con los que su madre se relacionó en su adolescencia. Todo esto teniendo como escenario una mágica isla griega que, de por sí, se convierte en otro de los grandes atractivos.

Aquí, la gran protagonista de la cinta es la música: melodías pegajosas, letras sensibles y a veces profundas, encajadas para cada escena; todo en medio de los elementos discotequeros de esa época; es decir, sonido fuerte, luces y colorido chirriante (no se muevan del asiento cuando llegue el final, pues hay una sorpresota).

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La cinta es, debo advertirlo, para adultos; o mejor dicho, para quienes gozaron de la música de Abba. De hecho que cada tema los trasladará al pasado. Los adolescentes de hoy no la entenderán; al contrario, tal como me tocó cuando fui a verla, se aburren o les parece absurdo escuchar buenas melodías con letras más o menos razonables. Recordemos que ellos ahora deliran por andróginos que cantan muévelo, muévelo, sácalo y mételo (bis 45 veces). Así que, cuando vaya a verla, evite sentarse con un adolescente cerca.

Puntuación: 4.00 / Votos: 4

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