A PROPÓSITO DE LA SENTENCIA DEL TC SOBRE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LAS CORRIDAS DE TOROS Y LAS PELEAS DE GALLOS. ALGUNAS IDEAS DE ADELA CORTINA SOBRE EL VALOR DE LOS ANIMALES- II parte.

En el libro reseñado en la primera parte, Cortina busca responder una pregunta doble y compleja: ¿tienen los seres humanos deberes de justicia con respecto a los animales y tienen los animales derechos por el hecho de serlo?

 

Desde la perspectiva social- constructivista (no fundacionista) no se considera necesario categorías trascendentes como dignidad, persona, autoconciencia, derechos humanos absolutos para seres humanos, etc. Se sostiene que todos los seres tienen derechos apropiados a su naturaleza y a sus capacidades. Si esto funciona para los seres humanos (proyecto de vida, desarrollo de la personalidad, etc.), ¿Por qué no para los animales para que disfruten de una vida según sus capacidades (Tom Regan) o para desarrollar sus capacidades (Martha Nussbaum) o para evitar el dolor y sufrimiento (Peter Singer)?

 

Con una visión opuesta y a lo largo de su libro, nos parece que Cortina señala que la persona tiene un estatus moral diferente a los restantes seres (p. 179), lo que es acorde con su perspectiva fundacionista (tradición kantiana adaptada por Habermas, que sostiene que para fundar una perspectiva ética es necesario apoyar el pensamiento en algo trascendental: en la moral como sujeto (excluye a los seres que no formal parte de la comunidad moral). Tratando de desarrollar la lógica de Cortina seguiríamos esta secuencia:

  1. Las personas poseen capacidades comunicativas que responden a las características naturales del ser humano: razón, autoconciencia, dignidad, reconocimiento reciproco.
  2. Las capacidades comunicativas son necesarias para deliberar y dialogar sobre normas morales sociales, y son absolutas, inalienables y no negociables. Es decir, las capacidades comunicativas son presupuestos o precondiciones del discurso moral
  3. El discurso moral es el foro público de dialogo moral y proceso legislativo, que establece las normas de la sociedad.
  4. Como los seres humanos son seres sociales, el proceso de establecer la moral es una actividad intersubjetiva.
  5. Los derechos humanos son absolutos, no negociables y premorales, y son prerrequisito necesario para el dialogo social sobre normas morales.
  6. Los animales no tienen competencia ni capacidades comunicativas intersubjetivas para el dialogo social para establecer las normas morales de su sociedad[1]
  7. Los animales no forman parte de la comunidad de dialogo moral, y no tienen derechos humanos anteriores a toda consideración moral.
  8. La dignidad es una característica propia de la autoconciencia y la autoestima y el reconocimiento de sus deberes, lo que sí genera derecho a las personas (y los derechos son humanos. Los animales no gozan de esa capacidad, no tienen la dignidad de las personas ni derechos morales);
  9. Los animales tienen por naturaleza un valor inherente o interno – pero no tienen dignidad y, por tanto, no tienen derechos- que se debe tomar en cuenta en el dialogo moral social, por lo que la sociedad debe protegerlos.
  10. Como los seres humanos tienen derechos previos al dialogo moral, sus derechos son siempre superiores al valor de los animales (el valor de los animales es siempre inferior y está al servicio de los seres humanos).El mundo ético no es solo el de los derechos de los seres humanos: Los animales tienen un valor interno y, por ello, las personas tenemos ciertas obligaciones hacia ellos. (Es una exigencia ética el cuidado de lo valioso, la actitud de no dañar, de proteger lo valioso).

 

Así, el tema ético es ¿Cómo ponerle limites al derecho humano de servirse de los animales? Si decimos que el valor de los animales es negociable, tenemos una posición antropocentrista (porque importan los valores que establezca el hombre) y especista (porque ubica de modo absolutamente preferente a la especie humana sobre cualquier otro ser viviente), que brinda menos protección a los animales no humanos, pues todo animal que obstaculice o afecte algún derecho humano, puede ser prescindible; amen de justificar cualquier investigación u explotación comercial.

 

Así, podemos concluir con ella que, todos los seres capaces de experimentar dolor, merecen consideración, pero si como ha hecho el TC, el sufrimiento es el concepto central de la ética, el concepto de “persona” deviene en irrelevante. “La noción de persona tiene relevancia moral, porque reconocemos como persona a quien tiene las capacidades requeridas para la autoconciencia, para el mutuo reconocimiento de la dignidad, para actuar desde la libertad y para asumir su responsabilidad” (p. 185). Por ello, la dignidad humana debió ser el concepto en torno al cual gire el pronunciamiento del TC.

 

 

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[1] Las capacidades y derechos anteriores a la argumentación moral son muy amplias: derecho a la libertad de conciencia, de expresión, de información, libertad religiosa y de opinión, de asociación, derecho a participar en las normas que me afectan, etc.

A PROPÓSITO DE LA SENTENCIA DEL TC SOBRE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LAS CORRIDAS DE TOROS Y LAS PELEAS DE GALLOS. ALGUNAS IDEAS DE ADELA CORTINA SOBRE EL VALOR DE LOS ANIMALES (I parte)

El último pronunciamiento del TC sobre la constitucionalidad de las corridas de toros y las peleas de gallos en el Perú por ser eventos culturales, sigue una línea jurisprudencial constante a lo largo de los años y en diversas ocasiones:  Sentencia Nº 0042-2004-AI/TC del 15 de abril del 2005y sobre todo la Sentencia Nº 00017-2010-PI/TC del 19 de abril del 2011   que reconoce a las corridas de toros como un espectáculo cultural.

A muchos no les parecen espectáculos culturales y respeto eso, pero a mí, pues son espectáculos que aprendí a disfrutar de niño, en compañía de mi familia y otros amiguitos, allá, en la Tierra del Mercurio. 

Al ver la transmisión de la sesión del TC por la televisión[1], lo único que constato es que cada magistrado ha ido a exponer su posición para el público que le interesa, y se ha perdido la oportunidad de debatir temas trascendentes y/o esclarecedores. También lamento que la constitucionalidad de estos espectáculos se haya dado por razones como es el sufrimiento animal, sin trabajar consideraciones éticas en base a la dignidad de las personas u otras consideraciones jurídicas y valorativas más relevantes. Y justamente por eso, adjunto un breve resumen de una interesante obra de la filosofa valenciana Adela Cortina sobre la dignidad de la persona y el valor de los animales* como una forma de irnos formando para promover el debate de ideas y argumentos, a favor y en contra, pero siempre con tolerancia y respeto.

Para Cortina (2009: 19) hay tres posturas con respecto a las consideraciones éticas de los animales:

  1. Aceptarlos en la ética “en pie de igualdad con los seres humanos”.   Ej. Los animalistas son quienes sostienen que los animales tienen derechos, al igual que los seres humanos con la Declaración Universal de los DD.HH. de 1948.

 

  1. “Dejar las cosas como están” y no modificar las creencias.

 

  1. Aceptarlos en la ética “pero introduciendo una gradación en la relevancia moral”. Se revisan cinco (5) perspectivas sobre el tema:
  2. Teoría de los deberes indirectos: Es una teoría antropocéntrica, pues solo atribuye derechos morales a los seres humanos, en tanto son miembros de una comunidad de sujetos morales. Señala -siguiendo la tradición kantiana- que, quien no se habitúa a ser compasivo, agradecido y responsable con los animales, tampoco lo será con los demás hombres, y esto debe ejercitarse (p. 65).  Así la crueldad es un mal hábito, un vicio que expresa un mal carácter y no una virtud. Nuestro deber no es directo con los animales, sino es indirecto, porque hay 3 razones: a) La gente aprecia a los animales y sufre si los dañamos; b) los animales son propiedad de su dueño y debemos respetar la propiedad; c) quien maltrata a los animales, se predispone a maltratar a las personas. Así el tratar bien a los animales es una forma de desarrollar nuestro carácter (objetivo principal), pero eso no significa que los animales tengan algún valor interno que obligue a los hombres a tratarlos bien directamente (p. 82) Cortina dice que es posible generar obligaciones en el hombre, con seres que no tienen derechos.
  3. Los teóricos del contrato social: Es una teoría antropocéntrica, pues -siguiendo a John Rawls- solamente los sujetos que pueden suscribir un contrato -lo que implica características como la autorreflexión, la capacidad de exigirse mutuamente responsabilidades a través del lenguaje y concebir planes a largo plazo, o instalarse en un mundo mas allá del entorno, capacidad de hacer promesas o adivinar intenciones- pueden ser sujetos morales y formar parte de una comunidad moral, lo que excluye a los animales, pero no tienen derechos porque carecen de la capacidad de saber que es un derecho, como lo han acreditado paleo antropólogos, primatologos, zoólogos, etólogos y genetistas. Pág. 100.  No excluye que los mismos hombres puedan pactar alguna forma de atención y consideración a los animales o a la ecología, quienes solo son beneficiarios).   ¿Y que pasa con los hombres que no pueden razonar, no pueden contratar por capacidades limitadas como discapacidades mentales o niños muy pequeños? Pues en este caso se dice que pertenecen a la especie humana y por eso entran en una comunidad moral (p. 154).
  4. Los utilitaristas: Señalan que la regla o máxima de oro de la función de la moral es maximizar los intereses de todos en cuanto sea posible.   Cortina señala que los utilitaristas kantianos siguen la regla de oro y la aplican a todos los seres sensibles en la medida de su naturaleza, pues no se debe dañar a los seres con capacidad de sufrimiento (p. 115), pues la idea es incorporar a los animales en la consideración moral por cuanto -como seres sensibles- tienen intereses naturales de sobrevivir, estar bien y no sufrir, y así, excluirlos de consideraciones morales -como es fomentar su bienestar-, es injusto.  Los utilitaristas resaltan que los animales no tienen mas derecho que el que les reconozca el Estado, y todo derecho puede ser abolido si ello redunda en un mayor bien para la mayor cantidad de beneficiarios.    *Los utilitaristas como Bentham reservan la palabra “derecho” para asuntos legales de los seres humanos; otros utilitaristas como Peter Singer utilizan la palabra “derechos” para aludir demandas legales o morales. Cortina lo utiliza para referirse solo a los derechos naturales, que preexisten a la formación de una sociedad moral, por lo que la reserva solo para el uso y aplicación de seres humanos (P. 119-120). Aquí sustenta que los animales tienen valor (sin dignidad) y las personas tienen dignidad y derechos. Así los utilitaristas señalan que la moralidad social es la base para abogar por los animales, para evitarles sufrimiento inútil, pudiendo utilizar la idea de un “derecho natural” en el sentido moral y un derecho legal sin inconvenientes.
  5. La perspectiva del florecimiento: Más allá del sufrimiento de los animales, esta vez se invoca la capacidad de los animales: El concepto de “florecimiento” alude al derecho moral de cada especie de lograr su plenitud según las funciones que la naturaleza ha brindado a cada especie. Aquí no se trata de igualar a todos los animales con los seres humanos, pues ambas especies tienen cualidades diferenciadas con la cual deben de desarrollarse (p. 157). Así, los hombres tienen una obligación de justicia de lograr empoderar las capacidades de los animales. Cortina dice que la perspectiva del florecimiento no fundamenta una perspectiva ética porque no son derechos fundamentales anteriores a la ética.
  6. Deontologísmo animalista: Aquí se sostiene que los animales merecen consideraciones morales y legales, no porque tengan intereses, sino porque tienen derechos (anteriores a la formación de la comunidad política), porque se valen por si mismos; tienen valor interno -y no solo instrumental- del que gozan todos los seres capaces de experimental una vida. Por ello tienen derechos -que no pueden someterse al calculo de permitir el sufrimiento de unos en beneficio de muchos- surgen directamente deberes de justicia (p. 61) y en los hombres genera obligaciones morales de cuidado y responsabilidad (p. 62). Cortina señala nuevamente que no es necesario atribuir derechos o asignarles dignidad a los animales, para afirmar que son valiosos, que tienen valor (p. 172), pues esos conceptos deben de estar reservados a los seres humanos.

Cortina finaliza señalando que, la exigencia de la ética del presente y del futuro es saber diferenciar -y establecer prioridades- entre el valor moral de las personas y la de los animales; entre el respeto de los derechos de los seres que tienen dignidad y el cuidado de lo valioso que tienen los animales. Así, en la actualidad, la mitad del mundo está bajo la línea de pobreza y una quinta parte, bajo la línea de extrema pobreza. Erradicar la pobreza extrema y el hambre es el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Así, los animalistas deben de defender el cuidado de los animales, pero más la protección y promoción de los derechos humanos. Los defensores de los derechos humanos deben buscar la protección efectiva de todos los seres humanos, pues ellos también son benéficos para la vida del hombre.

 

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  • Cortina, Adela (2009).  Las fronteras de la persona. El valor de los animales, la dignidad de los humanos. Taurus, Madrid. 240 pp.

[1] https://www.youtube.com/watch?v=OiZmSB4PINc&fbclid=IwAR1yaU3bnGfXBl584OQXtKFzXyHCcZIG7wdkPsGooWN_Sfv2IS98TtRd8ZM#action=share

LA UNIDAD (UNUM). LOS TRASCENDENTALES (II)

Todos dicen que el conocimiento intelectual humano empieza con lo primero y más fácil de conocer: a sí mismo, al ser, al ente. Y esto es porque el ente es cognoscible y verdadero, y uno quiere conocerla, porque es bueno y deseable.  Así, al entender al ser, al ente, tenemos la base metafísica de una teoría del conocimiento, de una teoría de la acción humana.

Los filósofos consultados consideraban que, el Ser está en continuo cambio, transformación, evolución. Por eso:

  • El Ser es “uno”, pero también es “múltiple”, lo que conceptualizaban como “la unidad en la diversidad” (uno es el mismo y a la vez es diverso). Todo ente es cuanto es, es uno. Y por tanto la unidad consiste en la indivisión.   La unidad que consiste en la indivisión agrega la”negación de división interior”, pues lo que se fracciona, se descompone pierde la unidad. Y si la materia está contenida por la forma y la materia se corrompe, entonces la forma ya no puede sostenerla: el ente deja de ser lo que es. La idea de multitud, de “múltiple” implica división (muchas cosas que la componen tiene entidad y unidad), por eso primero entendemos al ente (la unidad) y luego la división, la multiplicidad.
  • El Ser tiene diversas características suyas, pero le faltan las características de otros, es decir: es finito, es perfectible;
  • Sí juntamos a todos los seres, tendremos una “Unidad Múltiple” o una ¨multiplicidad unificada”. Pero como el Ser es “uno” y a la vez es “múltiple” conviene precisar que es un “Uno” indivisible: Si fuera divisible, sería varios Seres a la vez; si fuera divisible perdería su esencia como “Uno” y se transformaría en otra cosa. ¡Perder la unidad hace que deje de ser el Ser que es y lo convierte en otra cosa!

El Ser es uno porque está definido y es indivisible (antes decían ens et unum conventuntur); tiene una esencia que lo caracteriza (y sin esa esencia es in-definido, es in-determinado, no existe como Ser).  La persona humana tiene cuerpo y alma, y por eso cada Ser es una unidad indivisible, irremplazable.

El ser es uno, pero hay diversos tipos de unidad:

  1. Hay unidad de simplicidad: Carece de partes, principios, elementos constitutivos. Es la unidad que tiene Dios.
  2. Hay unidad de composición: El ser tiene multiplicidad de principios, partes y también la unión accidental (unión de accidentes a la sustancia). Esta es la unión que tienen las criaturas humanas, pues compartimos la esencia de Dios, pero también tenemos elementos de composición y accidentales, como el cuerpo.
  3. Hay unidad de relación: Es la que surge de la actividad de cada Ser, genera nuevos seres, los afecta, etc.

Como en la “Unidad” hay “multiplicidad”, aun cuando tienen todas la misma esencia, vemos que se originan relaciones opuestas: En las categorías de:

  1. La sustancia: A veces hay una sustancia que cuando es uno, es un Ser (ej. Un pino), pero cuando son muchas sustancias de lo mismo, es algo diverso (ej. Un bosque de pinos).
  2. La cantidad: Encontramos que Seres, individuos, mientras mantienen la misma cantidad, son iguales (Ej. Dos vasos), pero si varían las cantidades o hay cantidades múltiples, tenemos seres desiguales (Vasito, Vaso, Vasote).
  3. La cualidad: Encontramos que Seres con una misma cualidad pueden ser semejantes (mellizos gemelos) o desemejantes (mellizos hermano y hermano) 

Todo esto origina una relación de razón, que aumenta nuestro conocimiento y el manejo de conceptos que usamos en la toma de decisiones.

VERDAD, BONDAD Y BELLEZA: LOS TRASCENDENTALES (I).

En los años de EE.GG.LL. aprendí que para saber de la verdad, la bondad y la belleza había que estudiar lógica, ética y estética. Poco después, leyendo sobre los Principios Fundamentales encontré que estos y otros temas encajaban con lo que los filósofos denominaban “Los trascendentales”.  Ahora presento algunas ideas que sobre ellas recogí por allí, porque son  conceptos esenciales para formarse ideas solidas al momento de tomar decisiones.

 

La metafísica es la filosofía primera y estudia toda la realidad y sobre aquello que todas las cosas tienen en común, en cuanto son: estudia al ser en cuanto tal, estudia al ente en cuanto tal, y también estudia las propiedades y las causas de los entes.

Y, en base a lo anterior (en base al estudio del ser, del ente), se puede llegar a estudiar al origen de todo cuanto es: a Dios mismo.  Aquí, procuramos no ver el tema de los trascendentales desde una perspectiva teológica (Dios como causa del ser, del ente),  sino desde una ontológica (en lo que es común al ser), aunque a veces hacemos referencias a Dios, porque lo encontramos necesario.

El ser, el ente (ens) en cuanto es el mismo, es el primer concepto que aprende el intelecto.  Por eso debemos entenderlo y manejarlo bien, pues funda todo nuestro pensamiento racional. Y por lo mismo, los distintos modos o categorías del ser -y los trascendentales de belleza, verdad o bondad- añaden a nuestro conocimiento  más conocimiento: añaden  una relación de razón (no añaden nada fáctico, nada material, nada real).

Sea que veamos cosas diferentes -hombres, mujeres, animales, plantas, autos, pinturas, etc.- todas ellas tienen algo en común: cada una de ellas es un “ser”, todas ellas son entes. Todas las cosas son y tienen un modo de ser: tienen algo que las constituye como ese ser, que hace que ese ente sea, que es su principio constitutivo, algo específico o referido  a las propiedades o aspectos necesarios que caracterizan al Ser en su máximo grado de generalidad (y no a este Ser o aquel Ser, en particular).

El tema de los trascendentales fue desarrollado en la edad media, iniciándose con Aristóteles -para quien el ente y la unidad (ens y unum) son realidades idénticas, equivalentes, pues todo ente es uno (ens et unim convertuntur)- continuándose con filósofos árabes y parisinos, considerándose la teoría más acabada la de Santo Tomas de Aquino -posición cercana a la posición de la Iglesia católica. Así, el numero y orden de los conceptos trascendentales puede variar al momento de predicar o según el autor o filosofo que sigas, pero para Sto. Tomas contaban:  ente (ens), cosa (res), uno (unum), algo (aliquid), verdadero (verum) y bueno (bonum).  En la filosofía escolástica y católica, hablamos de lo uno, lo verdadero, lo bueno y lo bello.  Pero hay un trascendental previo: El unum  ¿Y el Universal: uni-vers-al: unum versus alia?

Cómo católico me parece importante reseñar que Santo Tomas dice que Dios es el Ser subsistente y las criaturas somos entes compuestas que participamos del Ser, y por ello somos su imagen y semejanza, lo que implica que no somos lo mismo. Alguien dijo que somos “desemejantes”. Por eso Sto. Tomas decía que “Lo primero que concibe el entendimiento, como lo más conocido… es el ente…Por eso, es necesario que todos los demás conceptos del entendimiento se tomen por adición al ente”. Así, el ente es el primer concepto del intelecto, debemos entenderlo y manejarlo bien, pues funda todo nuestro pensamiento racional.

El disidente soviético Alexánder Solzhenitsyn, autor del libro “Archipiélago Gulag” propuso en algún discurso al que tuve acceso, el retornar a tres trascendentales: verum (verdad), bonum (bien) y pulchrum (belleza). Y como estos son los temas que me gustan, pues me apunté a incursionar en ellos.

Todas las cosas son distintas, pero tienen en común que son entes. Pero el ser, el ente tiene diferentes modos de ser: un modo especial de ser. Así tiene características que le son sustanciales (ens per se), es decir que la sustancia es del ente y otras características son accidentales, que caracteriza al ser en otra cosa (ens in alio). Los trascendentales se predican de todo ente -trasciende las categorías en base a sustancia o accidente-

El ente se considera según su conformidad con el alma (aquello que es, en cierto modo, todas las cosas), que tiene facultades cognoscitivas y apetitivas.  Ej.:

1.- Lo verdadero expresa la conveniencia del ente con la facultad cognoscitiva: el ente es verdadero y puede ser conocido por la inteligencia.

2.- El bien expresa la correspondencia del ente con la facultad apetitiva, pues el bien es deseado por todos.  Todo ente es bueno, es deseado y voluntariamente nos movemos hacia él.

3.- La belleza puede ser aprehendida o contemplada, pues lo bello agrada, causa placer. Como el ente es bello, se relaciona con el conocimiento y con el apetito (voluntad)[1].

El orden de los trascendentes -en sus distintos grados- es importante para definir las jerarquías metafísicas: Para los antiguos griegos, nada puede aprehenderse si no es cognoscible y verdadero;  En el idealismo, prima la verdad; En el voluntarismo, prima el bien; En el esteticismo, prima la belleza; En el mónada o monadología de Leibniz, lo uno es el primer principio y abarca la verdad y el bien.

Todo conocimiento intelectual humano empieza con lo primero y más fácil de conocer: a sí mismo, al ser, al ente. Y esto es porque el ente es cognoscible y verdadero, y uno quiere conocerla, porque es bueno y deseable.  Así, al entender al ser, al ente, entendemos a los trascendentales, y por eso es la base metafísica de una teoría del conocimiento, de una teoría de la acción humana.

 

 

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[1] Los expertos dicen que Sto. Tomas en De veritate no incluye a la belleza en su enumeración de los trascendentales, pero muchos filósofos dicen que sí, pues recoge en sí el Verum (lo bello se da a conocer porque es verdadero, intelegible) y el Bonum (lo bello nos deleita porque es bueno).

VOX POPULI, VOX DEI: ¡VAMOS A ELECCIONES GENERALES!

La última vez que escribí en este blog, fue en Julio 2017. Vuelvo a reabrirlo dos años después  porque al escribir voy compartiendo ideas, retroalimentándome con las diversas opiniones y sentando posición ante la vida.

 

Desde el año pasado y el primer semestre del presente, estuvimos petardeados por el tema de la “reforma política” que enarbolaba el Poder Ejecutivo. Incluso el Presidente Vizcarra creo una “Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política – CANRP”.  Su presidente, el destacado académico Fernando Tuesta señalaba por diversos medios las cuatro (4) ventajas de la reforma:  “La reforma política es el medio para intentar mejorar la representación, la calidad de las instituciones y la gobernabilidad, así como combatir la corrupción[1].

Y tan efectiva fue esa campaña y tan atractivos los ofrecimientos, que más del 70% de la  población apoyó con su voto en el referéndum de diciembre del 2018, la propuesta del Poder Ejecutivo, para que el Congreso de la República legislase sobre la gran mayoría de los temas propuestos, pues a todos los peruanos nos interesa:

  1. Mejorar la representación,
  2. Mejorar la calidad de las instituciones,
  3. Mejorar la gobernabilidad,
  4. Mejorar el combate contra la corrupción.

Ahora que el Congreso venía legislando -a regañadientes- los cinco (5) -de los once (11)-  temas que el Poder Ejecutivo señaló como prioritarios, nos dicen que la reforma política no importa, que hay otros temas más importantes y urgentes: el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo deben renovarse en el 2020 en un nuevo proceso electoral general. ¿Y esto no lo sabian cuando propusieron el Referendum de diciembre del 2019?

Si quien ahora propone la Elección General de abril del 2020 me asegura que el 28 de julio del 2020 entrará un nuevo gobierno que logrará los cuatro resultados ofrecidos para el Referéndum del año pasado, yo no tengo inconveniente el olvidarme lo ofrecido e ir al nuevo referéndum y a las nuevas Elecciones Generales; yo tampoco tengo inconveniente de guardarme las respuestas a mis dudas sobre la viabilidad constitucional y funcional de esta nueva propuesta electoral.

Esta es la inquietud y estas las respuestas:  ¿En abril del 2020, a quienes vamos a elegir, y cómo los vamos a elegir? 

1.- ¡En abril del 2020 vamos a elegir, con las mismas normas electorales que rigieron el proceso electoral del 2016! (donde elegimos este Congreso, del cual ahora denostamos).

2.- ¡En abril del 2020 vamos a elegir, a los candidatos de los mismos partidos que participaron en el proceso del 2016 ((donde elegimos este Congreso, del cual ahora denostamos).

3.- ¡En abril del 2020 vamos a ir a un proceso electoral sin haber realizado ninguna de las mejoras sustanciales por las que votamos en el Referendum!  (Y, esta vez,  no por culpa del Congreso)

4.- ¡En abril del 2020 vamos a elegir sin la garantía de ciertas normas electorales probadas y vigentes desde hace varios procesos electorales (que serían dejadas sin efecto, conforme al proyecto de reforma constitucional).  Y serán reemplazadas  por decisiones decisiones reglamentarias que serán aprobadas por un Presidente del JNE ¡investigado por el Ministerio Público!; por un Jefe de ONPE y un Jefe de RENIEC ¡ambos con nombramiento pendiente por la Junta Nacional de Justicia, que la preside Vizcarra!

Atribuyen al sabio Albert Einstein haber dicho: “la definición de locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Teniendo en cuenta lo dicho  y  que vamos a seguir -básicamente- con las mismas reglas electorales para elegir entre candidatos fracasados que resenten a los mismos partidos políticos que participaron la última Elección General, sin mayores garantías de mejora de las reglas de juego de la elección,  ¿Cuál crees que será el “producto” resultante de esta futura elección?

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[1]Tuesta, Frenando (2019).   Politika. Blog de Fernando Tuesta Soldevilla. Fecha de consulta:  8/8/2019. http://blog.pucp.edu.pe/blog/fernandotuesta/2019/04/12/la-reforma-politica-en-su-segunda-fase/

GESTOR PÚBLICO: ¿Y SU ADN PERUANO?

La encuesta del Instituto Integración “En busca de la identidad peruana” (Agosto, 2014) señala que los peruanos se mueven en dos ámbitos:

1.- En el ámbito personal: Se caracterizan por ser personas optimistas y trabajadoras;

2.- En el ámbito social, muestran facetas opuestas: Una marcada por la colaboración; Otra, marcada por el egoísmo, la envidia y el chisme.

 

Estos dos ámbitos se manifiesta por tres valores, a los que han denominado:

a.- El optimismo chambeador: Es entendido como el buen humor y compromiso en y con el trabajo, pues 4/10 peruanos trabajan más de las 48 horas legales (NOTA 1): trabajan más de 50 horas a la semana, y 9/10 piensa que se puede progresar si trabaja duro. Y según el INEI 1/10 peruanos dice que habría trabajado trabajar más horas.

b.- La ayuda mutua: Es la tendencia a colaborar con el otro: con el desposeído o afectado por “el niño costero”, por ejemplo. Puede haber disminuido en base a las exigencias de competitividad laboral que exige la modernización.

c.- La competencia dañina.  Son 3 los antivalores que priman: el egoísmo, la envidia y el chisme. Así el  8/10 peruanos dice que no se cumplen las leyes (sean las razones que sean: falta de claridad o buena regulación); Solo 1/10 peruanos opina que se puede confiar en otras personas.

Los dos primeros valores (optimismo chambeador y ayuda mutua), presentes en los peruanos  contribuye a la actividad de los funcionarios públicos que ejercitan su labor con FRÓNESIS (NOTA 2).

Los peruanos parecen haber internalizado –y pensar- bajo el concepto de “suma cero (NOTA 3): si al otro le va bien, en consecuencia a mí me va mal, y  viceversa. Entonces, al ver al otro en mala condición, me siento mejor; es preferible buscar que al otro le vaya mal, porque eso significa que yo estoy bien.

Es una lógica de baja autoestima porque el peruano busca su propio provecho, incluso a costa de los demás, siendo infeliz ante los logros de los demás, procediendo a descalificarlo. En esta lógica -de baja autoestima, de suma cero- el éxito del otro es una amenaza para mi bienestar, por lo que hay que debilitarlo o destruirlo a toda cosa. Así, la competencia es mala: no permite el progreso, y algunos funcionarios públicos pueden responder con algunas actitudes fracasolicas (NOTA 4)

Esta situación es mantenida, reforzada por la impunidad ante el incumplimiento: Los peruanos reconocemos que no cumplimos las leyes, que nuestras obligaciones y deberes hacia los demás, hacia la comunidad y el Estado, no son prioridad. Eso hace que la transgresión reiterada sea vista como un estándar necesario, y así el logro –a costa del otro- es vista como éxito.

En este contexto surge la viveza criolla,  donde lo importante es lograr el éxito personal a cualquier costo, sin asumir la responsabilidad por nuestros errores o fracasos, aunque para ello debamos echar la culpa a los demás, y  proceder a atribuir el éxito ajeno, a factores diferentes al esfuerzo propio: la amistad, las argollas, etc.

Todo esta situación resta valor al mérito: la sociedad vive con un desprecio a una cultura meritocrática, y algunos funcionarios públicos pueden responder con algunas actitudes fracasolicas.

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Nota 1.- La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico – OCDE considera una carga excesiva el trabajar más de cincuenta horas semanales.

NOTA 2.- Ya en otro post escribimos que, la literatura americana sobre educación llama PHRONESIS a la virtud del pensamiento que nos remite a una sabiduría práctica y cotidiana, y por tanto contribuye al embellecimiento o perfeccionamiento de nuestra vida (y con ella, de la vida de quienes nos rodean). Pero la frónesis incluye algo más: la habilidad de evaluar situaciones particulares a la luz del contexto y elegir bien los medios y los fines, pensando en cómo se aplicarán y repercutirán en dicho contexto o caso concreto.

NOTA 3.- En Teoría de Juegos, la “Suma Cero” describe una situación en la que las pérdidas de una persona, se compensa exactamente con las ganancias de la otra; y lo mismo para las ganancias: las ganancias de una persona se compensa exactamente con las pérdidas de la otra, por lo que se anulan entre si.

NOTA 4.- Ya en otro post, escribimos que la fracasomanía es una categoría desarrollada por Albert O. Hirschman, economista americano, allá por 1975 (NOTA 1), que aún hoy, 42 años después, mantiene plena vigencia. Ello porque describe una forma de comportamiento que nos es muy cercana a los peruanos: la vemos cotidianamente en nuestros dirigentes políticos de todos los niveles: nacionales, regionales, locales, y en nuestros  funcionarios públicos y autoridades del más alto nivel, y consiste en:

  1. a) Criticar del peor modo a muchas de las acciones, instituciones y proyectos desarrollados por políticas y gestiones previas.
  2. b) Prefieren ignorar, reformar, sustituir totalmente las acciones pasadas, por otras propias, creyendo que tienen la solución o el bálsamo perfecto.

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GESTOR PUBLICO: PSICOLOGÍA POSITIVA PARA MOTIVAR MAS.

He recibido muchas menciones positivas respecto a mi carácter y a la predisposición de centrarme en lo bueno que tienen las personas y en los problemas que presentan las situaciones. Esta  apuesta personal en cada acto de gestión  -aprendidas en mis lecciones del PES con los discípulos de Carlos Matus-  me ha traído múltiples satisfacciones, y por ello, esas ideas las busco compartir hoy, actualizando la información que voy encontrando, leyendo, aplicando exitosamente.   

Por mi experiencia de vida he concluido que, al llegar a una institución pública, lo que más choca  no son los problemas organizacionales, administrativos o presupuestales, sino el mal clima laboral reinante en ellos: los chismes, intereses subalternos y otras bajezas que no es el caso enumerar. Debo precisar que, en más de una ocasión, a pesar de tener una posición expectante, preferí retirarme de mi centro de trabajo por ese mal ambiente. Hay una especie de “salario emocional” que el dinero no puede comprar, alquilar, compensar. Y no es infrecuente, escuchar que algunos colaboradores se refieren a otros, de modo peyorativo, denominándolos locos, depresivos, psiquiátricos y demás.

También por la experiencia de vida puedo asegurar que, un trabajo sincero y transparente, permite al gestor público desarrollar una especie de “salario emocional” que es clave para reconvertir a las personas más negativas o montubias, en colaboradores sinceros, y evita la fuga de talentos valiosos para las organizaciones públicas.

Cuando una persona nos refiere que visita a un psicólogo, inmediatamente pensamos “está mal de la cabeza” y nos alejamos un poquito. Ello, por la noción profana que tenemos de, la psicología como una ciencia de la salud encargada de tratar patologías  y desordenes relacionados con el comportamiento humano.  Confirmando esa noción profana, la Psicología Organizacional y/o del Trabajo se ha concentrado en ver temas de estrés y conflictos en centros laborales, ausentismo y rotación laboral, etc. y otros aspectos negativos que son muy usuales en los centros laborales, especialmente en las organizaciones públicas.

Con gran alegría acabo de tomar conocimiento que hay una nueva rama de la psicología que tiene una visión más optimista de la persona y por tanto prefiere enfocarse más en ver las oportunidades, creatividad, responsabilidad y otros factores del comportamiento y organizacional que, cada vez más, se reclaman como esenciales para un buen desempeño laboral en los trabajadores y funcionarios públicos. Y esta rama tiene bases académicas y científicas gracias a Martín Seligman de la Universidad de Pensilvania y a Tal Ben Shahar de la Universidad de Harvard que han trabajado mucho en lo que ahora se conoce como Psicología Positiva.  Dejamos alguna referencia académica seria, no las cosas que corren por facebook (NOTA 2)

Cómo gestor, considero que esta rama llenará un gran vació en las organizaciones públicas, donde el tema motivacional pareciera pasar por el uso de motivadores externos o materiales (la entrega de premios en dinero, viajes, etc. pese a que está prohibido por diversas disposiciones presupuestarias y de austeridad de las organizaciones públicas).  Por eso, los gestores públicos, debemos de concentrarnos en el tema motivacional interno y de calidad de la vida laboral, como lo vimos en el artículo  EN UN GOBIERNO TECNOCRÁTICO ¿las remuneraciones en el sector público, motivan o desmotivan a ser funcionario público?.

Para finalizar, creo que es bueno reiterar: los gestores públicos  debemos aprovechar mejor estos conocimientos de la psicología positiva, que complementarán los avances que ya hay en temas de liderazgo y motivación en el management, y en los temas de filosofía, como la frónesis (que ya vimos en el artículo GESTOR PUBLICO. TRABAJAR PARA SER Y HACER FELIZ: FRÓNESIS). 

 

NOTA 2.- SALANOVA, Marisa. Y otros. 2004 “Psicología Organizacional Positiva”. En: PALACI DESCALS, Francisco José (Coordinador). Psicología de la Organización. Pearson. Prentice Hall. Pp. 349 a 376.

KAUFMANN, Geir. 1996 “Solución de problemas y creatividad”. En: SUBIRATS, Joan y BRUGUÉ, Quim (Coodinadores). Lecturas de Gestión Pública. Serie: Administración General. Ministerio de Administraciones Públicas. Pp. 201 a 231.

Gestión pública y gestión privada. Diferencias. ¿La experiencia de una es extrapolable a la otra? (II parte)

A continuación desarrollaremos los aspectos que consideramos esenciales para delimitar las diferencias entre la actividad pública y la privada, y poder concluir luego si, la experiencia en una es extrapolable a otra.

 

Veamos los siguientes ítems, que nos parecen esenciales:

1.- La naturaleza del ambiente en que se desarrollan

2.- Los fines perseguidos con los bienes y servicios ofrecidos

3.- Los principios que guían su accionar

4.- El liderazgo que caracteriza a los jefes de cada sector

5.- La responsabilidad de los líderes

5a.-  La responsabilidad penal

5b.- La responsabilidad administrativa (funcional y disciplinaria)

5c.- La responsabilidad civil

6.- Por el tipo de nombramiento y remuneración.

7.- Por el tipo de personalidad a quien atiende

8.- Por el tipo de herramientas usadas

 

 

1.- La naturaleza del ambiente en que se desarrollan

Hemos visto que la empresa privada tiene en su ADN el tema competitivo: diversos agentes del mercado ofrecen bienes y servicios similares o parecidos, a fin de que el comprador escoja el que más le convenga. Así, las empresas  guían decisiones por indicadores de dos tipos:

a) Los indicadores financieros y de mercado (o duros),  donde toman en cuenta el valor de la acción, las utilidades generadas en el año, la participación en el mercado, la mentada rentabilidad y crecimiento, etc;

b) Los indicadores de sostenibilidad (o blandos), donde toman en cuenta la buena imagen y reputación, el buen gobierno corporativo, la imagen de ser pioneros en vanguardia tecnológica, desarrollo del talento, cultura de eficiencia y control de riesgos, etc.  Los indicadores blandos, cada día toman más importancia, pues aspectos cómo  imputaciones de  fraudes o corrupción, se verán reflejados en lo económico. Ejemplos hay muchos:  Con el caso Enron, la empresa auditora Arthur Andersen & Co; con el caso Lava Jato, la empresa peruana Graña  y Montero.  

El Estado tiene el monopolio de ciertos bienes y servicios como justicia, defensa, etc, y las instituciones públicas no tienen que competir con otros agentes para atraer al ciudadano. El ciudadano está obligado a acudir a la institución, si quiere   No tiene opción de escoger. Y el Estado, no tiene consagrados los indicadores (duros o blandos) para medir los servicios o bienes que brinda a la ciudadanía, o la percepción que esta tiene de sus acciones. 

La empresa privada tiene que competir por sus clientes, y para ello debe innovar siempre en la presentación y en los productos y servicios, para hacerlos más atractivos (en costo, tiempo, funcionalidad) para los clientes.  La institución pública, confiada en su público cautivo, no tiene necesidad  ni incentivo para mejorar sus productos y servicios ofrecidos.

 

2.- Los fines perseguidos con los bienes y servicios ofrecidos

La empresa privada debe ser eficiente y  productiva, pues sino genera ahorros, ingresos, ganancias o utilidades, el inversionista o empresario quebrará y  preferirá invertir en otros temas crematísticos (que le traigan mejores retornos económicos, patrimoniales).

La institución pública no tiene que ser eficiente, rentable ni generar ganancias o  ingresos propios, para sobrevivir. Tiene asegurada una partida en el presupuesto nacional que, aunque sea escasa, le asegura la sobrevivencia, año tras año.

Lo que si debe alcanzar la institución pública con cada intervención, es ser eficaz. Y su eficacia debe medirse en la solución lograda al problema social o a la necesidad pública, mediante la generación del valor público.

La empresa privada tiene -por finalidad- ser rentable, y para ello debe innovar en temas de eficiencia y productividad. La institución privada, confiada en los ingresos ordinarios del presupuesto nacional, no tiene necesidad ni incentivo para ser eficiente en sus productos o servicios ofrecidos, pero si debe ser lograr un fin con su intervención: generar valor social.

 

3.- Los principios que guían su accionar

El emprendedor, el inversionista, el empresario se rige  por el mandato constitucional de libertad, señalado en distintos supuestos del artículo 2 de la Constitución, especialmente en cuanto señala “nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe”.  Tienen así libertad de creación, de asociación, de contratación, etc., las mismas que son desarrolladas y complementadas en el título “Del Régimen Económico” que consagra la economía social de mercado, el rol económico del Estado, el pluralismo económico, la libre competencia, la inversión nacional y extranjera, etc.

La institución pública tiene un margen más complicado, pues el funcionario se rige por el mandato constitucional de legalidad. En efecto, el artículo 119° de la Constitución señala que “la dirección y la gestión de los servicios públicos están confiados al Consejo de Ministros; y a cada ministro en los asuntos que competen a la cartera a su cargo”.  Pese a ello, los ministros no dirigen ni gestionan con la libertad que tienen los empresarios, pues el artículo 106° de la Constitución precisan: “Mediante leyes orgánicas se regulan la estructura y el funcionamiento de las entidades del Estado previstas en la Constitución, así como también las otras materias cuya regulación está establecida en la Constitución (…).  La Ley Orgánica del Poder Ejecutivo o Ley N° 29158 de diciembre del 2007 señala las principales normas básicas de organización, competencias y funciones de las instituciones del gobierno nacional.

Del párrafo anterior tenemos que, la institución pública es creada por ley, y por tanto su estructura, su misión, funciones, limitaciones y ámbito de competencia no siempre tienen un origen o desarrollo técnico. Es más, siempre tienen un gen político: los congresistas son los que han interpretado la necesidad social y los que han propuesto la solución, según sus perspectivas ideológicas y doctrinales puestas en una formula legislativa.

 

4.- El liderazgo que caracteriza a los jefes de cada sector

En la empresa privada el papel de “hombre racional” lo desempeña el líder, siendo él quien debía establecer los objetivos y el diseño organizacional, así como dar sus instrucciones para lograrlos. Por ello, en  la empresa privada desarrollo una noción fuerte de liderazgo: principio de autoridad, unidad de mando, trabajo en equipo, visión estratégica, capacidad de negociación, empatía, etc.

En las instituciones públicas, el funcionario, trabajador o gestor público no depende de su iniciativa, creatividad o liderazgo para dirigir a los demás trabajadores públicos.  Le basta la autoridad formal que tiene por haber sido investigo como  Jefe, Director, Titular del pliego, etc. Quién dirige una institución pública debe “liderar” el respeto a los procedimientos legales que rigen los sistemas administrativos de:

.- Presupuesto público,

.- Tesorería,

.- Endeudamiento público,

.- Contabilidad,

.- Abastecimiento,

.- Inversión pública,

.- Gestión de recursos humanos,

.- Planeamiento estratégico,

.- Defensa judicial del Estado,

.- Control.

 

Y en la siguiente entrega, seguiremos viendo los demás puntos reseñados al inicio.

Gestión pública y gestión privada. Diferencias. ¿La experiencia de una es extrapolable a la otra? (I parte)

Ahora que tenemos un nuevo gobierno  -formado por profesionales vinculados al sector empresarial y a favor de la iniciativa privada- encuentro que existe cierto consenso entre muchos consultores, autoridades políticas y docentes. En efecto, a estos los escucho decir algo así: “El mercado, el sector privado son clave para una buena economía  y para la innovación en el Estado, que  juega un papel importante como complemento, con un rol subsidiario.“.  De allí, pasan a explicar que los principales cuadros dirigenciales de instituciones públicas son profesionales que hasta hace poco, trabajaban en empresas. Un caso, es el titular del flamante Viceministerio de Gobernanza Territorial, creado por el D.S. N.° 022-2017-PCM.  Y por las consultas profesionales que hoy atiendo, percibo  que muchos empresarios están pensando postular para  tomar las riendas de sus gobiernos locales y regionales este 2018.

Sin poner en duda las cualidades profesionales que tengan estos ex trabajadores del sector privado, queremos saber   si la experiencia de un sector, es traspolable a otro, que consideramos de distinta naturaleza.

 

Luego de una búsqueda en los medios de comunicación social  encontré que, a modo de dogma de fe, muchas personas continúa invocando a Adam Smith para sostener que cuando cada uno de nosotros -ciudadanos, emprendedores o empresarios- se guían por una lógica racional basada en el interés propio: cada hombre es el único capaz de ordenar sus diversos intereses y preferencias en búsqueda de satisfacer sus necesidades personales.

Se parte así de que, quienes buscan el logro de sus intereses particulares, como muchos, entran en una competencia entre ellos, que los conduce, también, a buscar el interés público “como si fueran guiados por una mano invisible”. Así, señalan que, el mercado es el mecanismo revelador de preferencias ideal, y que la competencia perfecta se da cuando confluyen muchas ofertas y mucha demanda. Se reconoce que hay “fallas de mercado” y ese ideal de mercado no se forma,  y recién entonces es que debe entrar en acción el Estado (quien también presenta las denominadas “fallas del Estado”).

En resumen, esta interpretación de “una mano invisible”   sostiene que, la competencia entre individuos solo conduce a la construcción de un mercado, el que logra la satisfacción a los intereses individuales, y además, también logra la satisfacción de los intereses públicos, como pueden ser el bien común, el bienestar social, la equidad.  Por ello dicen que, la labor del mercado es superior a la del Estado (que debe quedar limitado a su rol subsidiario), y que eso explica que,  los líderes del sector privado pueden -y deben- dirigir el sector público.

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Nosotros discrepamos con las referidas afirmaciones pues, aunque suena razonables y racionales creemos que es muy elemental y optimista, ya que los fundamentos y los parámetros del sector privado, son:

.- de naturaleza distinta a los del sector público en temas del ambiente (competitivo o monopólico) en que se desarrollan ambas actividades;

.- de diferentes fines (sociales o patrimoniales) que se persiguen al entregar los bienes y servicios públicos y los privados;

.- de principios contrapuestos (de libertad o de legalidad) que guían el actuar de los funcionarios privados y públicos, respectivamente;

.- de liderazgos diferenciados, que caracterizan a los responsables de dirigir organizaciones privadas o instituciones públicas;

.- de diferentes niveles de responsabilidad que tienen estos líderes, que pueden ser solo penales (en el caso de los privados) o también civiles y administrativas (en el caso de los funcionarios públicos),

En fin, también creemos que hay  diversos  temas menores a considerar, para ver si la experiencia en un sector es traspolable a otro. Ello  los veremos al  desarrollar los temas citados, en el siguiente artículo.

EN UN GOBIERNO TECNOCRÁTICO ¿las remuneraciones en el sector público, motivan o desmotivan a ser funcionario público?

Hace unos días, conversando sobre el tema remunerativo y su importancia como motivador laboral para en efectivo desempeño en el sector público, una amiga muy perspicaz me señalaba: “Para que seas feliz, vamos a decir que el dinero no es un motivador. Pero en el fondo de su ser, sabes que lo que digo es verdad.” Tal convicción me hizo dudar, por lo que revolví a repasar estos temas, y hoy quiero compartir algunas reflexiones y convicciones.

Estamos iniciando un nuevo gobierno, que durante la campaña electoral ha sido identificado como “tecnocrático” y muy vinculado al sector empresarial, percepción que ha sido reafirmada ahora, pues la mayoría de los flamantes Ministros son de universidades particulares de gran prestigio [1]  y vienen de laborar en el sector privado [2].  Sin embargo, a casi un mes de gestión, no se han visto grandes cambios en la administración pública, que sigue manteniendo a los cuadros de la gestión anterior (Vice Ministros, Secretarios Generales y Gerentes o Directores).

¿Qué hace que los gerentes de las empresas no se interesen en gestionar el bien público?, ¿Que impide que cuadros del sector privado se incorporen a la función pública?, ¿Qué explica esa falta de compromiso ciudadano con la labor por el bien común?

Diversas y apuradas explicaciones se han dado: Unos dicen que la labor irreflexiva, obstruccionista y punitiva de la Contraloría General de la República y sus Oficinas de Control Interno son las responsables de desanimar a potenciales flamantes funcionarios. Otros dicen que los sueldos del sector público, no motivan y más bien desmotivan a entrar a trabajar al Estado. Mas alternativas se han dado, pero hoy veremos el argumento remunerativo.

El 28 de julio del 2006, el entonces flamante Presidente Alan García anunciaba que las remuneraciones del sector público tendrían topes, siendo uno de ellos, el de S/ 15,600 nuevos soles. 10 años después, ese es el monto al que un funcionario público (que ocupa cargos directivos o gerenciales) puede aspirar a ganar por mas de 8 horas diarias de trabajo, por ser pasible de investigaciones subjetivas en búsqueda de responsabilidad civil, penal y administrativa los próximos 10 años de su vida, y por un poco de prestigio social. ¿Y que decir de los montos, con que se remunera a los profesionales del Estado: médicos, profesores, policías, etc.?, pues no siempre alcanzan para cubrir una canasta familiar digna y seguir capacitándote en centros formativos de prestigio.

En este contexto, ¿el sueldo del funcionario público es motivador? Entramos al tema.

Los que tenemos nuestros años, empezamos estudiando temas de gestión, de la mano de un autor ya clásico: Idalberto Chiavenato [3] , quien decía que el proceso motivacional seguía esta secuencia: Las personas se encontraban viviendo tranquilas (en equilibrio) hasta que por alguna razón, fuerza, factor o estimulo externo, surgía en ellas una nueva necesidad, lo que rompía ese equilibrio y le generaba cierta tensión o estrés, que lo motivaba a desarrollar un comportamiento u acción de determinada forma, con la finalidad de lograr la satisfacción de esa necesidad y así calmar su tensión.

En el caso del funcionario público, el proceso motivacional podría ser así: En el año 2006, los S/ 5,600 nuevos soles que ganaban, le permiten vivir con tranquilidad y dignidad, financiar un departamento, un auto, ahorrar y hasta viajar (equilibrio). Pero 10 años después, con niños pequeños en edad escolar o universitaria (estimulo externo), ese monto ya no le permite ahorrar, ni cubrir los gastos de educación privada de sus hijos, ni renovar el vehículo que ya tiene 10 años, entre otras necesidades que no puede satisfacer: viajes de vacaciones, apoyar a los padres mayores, lo que le genera cierta tensión o estrés, por lo que busca emigrar al sector privado, donde sus conocimientos sobre el accionar del Estado puedan ser mejor valorados y remunerados. Así, orienta su conducta a buscar un nuevo trabajo, sea en el Estado (donde puede aspirar a ganar hasta S/15,600) o en el sector privado (que sabe que el Estado es el primer comprador de bienes y servicios en el Perú, y está interesado en tenerlo de cliente). El ex funcionario, logra su mejora remunerativa y se va con su experiencia, pues ahora que puede satisfacer las necesidades que lo aquejaban, vuelve a estar satisfecho y en equilibrio.

Aquí hay que diferenciar entre motivación y motivador: La motivación son reflejos internos de lo que una persona desea, ambiciona o quiere. Los motivadores son cosas u temas externos a la persona, que promueven determinada conducta.

En el caso que ponemos de ejemplo, la motivación para migrar de trabajo no es ganar más por ganar más, sino la motivación es satisfacer las necesidades de sus seres queridos: darles buena educación a los hijos (privada, generalmente), brindar buena atención médica u odontológica a los padres o esposa, sentir satisfacción personal en el trabajo (saberse reconocido y recompensado profesionalmente), etc.    El motivador es entonces ¿el dinero? Veamos las teorías:

1.- Maslow y la teoría de la jerarquía de necesidades.

Según este autor, las personas tienen 5 niveles de motivación, donde satisfechas las más básicas, primarias, se van ascendiendo a las más complejas e intangibles.  

El primer nivel está referido a las que motivan las necesidades fisiológicas de alimento, abrigo, aire, agua, sueño, es decir, la que garantizan la subsistencia humana. Y aquí el dinero juega un papel importante, porque con él se adquieren y satisfacen estas necesidades.

El segundo nivel está referido a las necesidades de seguridad, de auto defensa de la vida ante las enfermedades, desempleo, violencia, temor a perder la propiedad, los alimentos o el abrigo. Aquí, el dinero también juega un papel importante, porque con él se adquieren, aseguran y satisfacen estas necesidades.

El tercer nivel está referido a las necesidades de asociación o aceptación social, llamadas así porque buscan la interacción personal, la integración grupal o pertenencia a un grupo que lo quiere, ama. Aquí, el dinero no adquiere ni satisface estas necesidades, pero es un símbolo de estatus o prestigio, que permite la aceptación en determinados círculos sociales, calificados como “exclusivos”, “de prestigio”, etc.

El cuarto nivel está referido a las necesidades de estima, porque refieren a que las personas desean ser admiradas, tener prestigio, poder, categoría, seguridad en uno mismo. Aquí, el dinero no adquiere ni satisface estas necesidades, pero tenerlo permite la aceptación y “bienvenida” en determinados círculos sociales, calificados como “exclusivos”, “de prestigio”, etc.

El quinto nivel es el de necesidades de auto realización, denominada así porque se supone que la persona ha logrado realizarse como ser humano en sus diversas facetas: profesional, personal, familiarmente. el dinero no adquiere ni satisface estas necesidades, que son internas, subjetivas, personales.

El dinero es importante en los dos primeros niveles, por cuanto asegura cubrir necesidades básicas, pero a medida que uno avanza profesionalmente en una institución, estas necesidades deben de ir disminuyendo en importancia (lo que no sucede, porque las remuneraciones de muchos funcionarios y trabajadores se mantienen “congeladas” y no alcanzan para satisfacer las referidas necesidades básicas).

¿Qué incentivo encontraría un gerente de una empresa privada, para dejar una remuneración con la cual cubre diversas necesidades y tiene un nivel de vida alto, para optar por una remuneración congelada, que no?, ¿Quién tan fuerte debe ser la  necesidades de estima o auto realización, que guíen a profesionales exitosos del sector privado hacia el sector público?

2.- Herzberg y la teoría bi-factorial (dos factores: motivacional e higiene).

El autor consideró para su estudio temas como la remuneración (el dinero), los beneficios, el ambiente y las condiciones de trabajo, la relaciones con los jefes y colegas, las políticas institucionales, etc. Y llegó a las siguientes conclusiones:

a.- Su inexistencia en el centro de labores o su presencia escasa, genera insatisfacción en el colaborador.

b.- Su existencia en grandes cantidades y calidades, favorables al trabajador, no genera satisfacción, por lo que no se considera motivador.

c.- Estos factores deben de estar presente en el centro de trabajo, pues aunque no generan motivación, su ausencia genera insatisfacción.

d.- El autor, atendiendo a que estos elementos no generan satisfacción, pero si insatisfacción, los denominó factor 1: de contexto de trabajo, de mantenimiento o higiene. 

Herzberg consideró otro grupo de temas, como son los vinculados al contenido del trabajo y a como se siente la persona en ese empleo: el logro o el reconocimiento por una labor bien hecha, un trabajo interesante y retador, el crecimiento, desarrollo y estatus profesional del colaborador. Su existencia en el trabajo produce satisfacción o no satisfacción, y por ello los denominó factor 2: motivadores.

 

Tradicionalmente los elementos –como el dinero- considerados en el factor de contexto, mantenimiento o higiene, son los que más se toman como motivadores por los empleadores, pues tienen la misma confusión que el Rey Midas (el personaje del cuento que, queriendo ser querido y admirado, no pidió ser feliz, sino ser rico: que todo lo que tocase, se convirtiese en oro, lo que afectó a su propia hija: Caléndula)

El dinero es importante por cuanto uno labora para asegurar necesidades básicas, pero no siempre es determinante: No son pocos casos en que colaboradores (funcionarios o trabajadores) dejan su centro de labores y van a otros donde les pagan menos, pero encuentran mejores condiciones laborales, mejor clima laboral, políticas institucionales mas acordes con sus creencias y convicciones, etc. También hay casos de colaboradores que, aburridos hacer una misma labor repetitiva, dejan sus puestos bien remunerados y van en búsqueda de un emprendimiento innovador o retador.

¿Qué incentivo encontraría un gerente de una empresa privada para dejar una oficina bien ubicada, con infraestructura de primer nivel, para optar laborar en una dependencia publica que no cuenta con infraestructura propia, sino adaptada (alquilada en el mejor de los casos, o facilitada por Conabi en los otros casos), sin soporte tecnológico adecuado, sin procedimientos eficientes para la labor a realizar, y otras muchas carencias funcionales?   Yo diría que solo la vocación de servicio, el altruismo… ¡o el masoquismo!

3.- Teoría de la equidad.

Recojo esta teoría porque en la reciente experiencia laboral que he desarrollado como asesor externo, vi que estaba vigente y tenía mucha aceptación en el sector público.

En efecto, los colaboradores que trabajan para el Estado son muy susceptibles a como perciben la estructura remunerativa de la institución en que se desarrollan, si la califican de justa (o no) en relación a la experiencia, a la antigüedad, al esfuerzo o al nivel de estudios que acreditan para su labor cotidiana. Y el tema es mas sensible cuando el colaborador compara su remuneración con la de otro colaborador; cuando compara su insumo (experiencia, antigüedad, nivel educativo, esfuerzo, etc.) con respecto al insumo que muestra la otra persona.

Si uno considera que la remuneración es injusta, puede tolerarlo por un tiempo, pero luego puede sentirse desmotivado y hasta abandonar el trabajo, o peor: reducir la calidad o cantidad de trabajo, hasta un nivel que considere que sí equivale a la remuneración. En ese sentido, hay mucho riesgo que un colaborador pueda sobreestimar su labor, y por ello sentirse insatisfecho con la remuneración que recibe. O compararse con respecto a la remuneración de otro colega, y uno sentirse insatisfecho.

El Instituto de Opinión Pública de la Pontifica Universidad Católica del Perú [4], realizó una encuesta donde señaló que, lo que caracteriza a los peruanos son tres valores contradictorios: entre los positivos están el optimismo chambeador, y la predisposición a la ayuda mutua. Pero el valor negativo está la competencia dañina: la envidia, el chisme y el egoísmo [5], por lo que siempre es factible que, el tema remunerativo esté de boca en boca de los colaboradores.

El dinero no es el único indicador de cómo se valora los servicios de un colaborador, pero muchas veces lo vemos como “el” indicador.   Un trabajador del sector privado, que esté acostumbrado a pago de comisiones por nivel de ventas, reparto de utilidades por logro de metas, o bonificaciones según indicadores de productividad, podría considerar injusto que, a fin de mes, se le remunere con la misma cantidad que el colega de al lado (que no demuestra la misma preocupación o esfuerzo por el logro de sus tareas). ¿Un colaborador responsable se sentiría motivado a trabajar donde no te recompensen por el esfuerzo y los logros que alcanzas?, ¿Un colaborador responsable se sentiría motivado a ganar lo mismo, mes a mes, independientemente que trabaje bien, regular o mal?

4.- Un dato especial: la economía conductual y el Payoff de Dan Ariely

Dan Ariely es un economista conductual que merece leerse, en especial su libro “Payoff. The hidden logic that shapes our motivaciones”.  En dicho texto el relata el experimento que realizó en una compañía tecnológica de Israel, donde los trabajadores desarrollaban una labor tangible y medible: implantaban chips. Allí se ofreció a los colaboradores que, escogieran entre tres recompensas que recibirían entre quienes cumplieran y superaran las metas del día:  una felicitación personalizada del jefe (en forma de mail), una pizza, y  un bono de dinero de aproximadamente $30.

Contra lo que pudiera pensarse, el dinero no fue el gran motivador.  Los trabajadores que incrementaron su productividad el primer día en 6.7% y encabezaron los premios fueron: los pizzeros!!!  La pizza fue el gran motivador, siendo seguido muy de cerca por quienes escogieron la felicitación del jefe (6.6%), y los que persiguieron el bono en efectivo, solo mejoraron el 4.9% en comparación con el grupo de control.  

Pero lo sorprendente fue lo que ocurrió después:  A partir del segundo día, los que buscaban solo dinero, empeoraron su productividad en 13.2% menos que el grupo de control, estabilizándose en los siguientes días, con una perdida promedio de 6.5% de la productividad, con respecto a los otros dos grupos, que seguían positivamente motivados. Entonces, nuevamente, !esto me recordó al cuento del Rey Midas!  

Entonces, si tuviera que retomar el dialogo con mi perspicaz amiga y ella me preguntara: “Ya, habla: ¿el dinero es un motivador para entrar al sector público, si o no?”, mi respuesta sería: “¡Depende! Depende de que teoría motivacional usarás”. Personalmente aspiro a que ella reconozca que:

1.- Para mi el dinero no es un motivador per se, aunque reconozco que el dinero es siempre importante, pues más allá del valor monetario, su posesión también brinda poder, prestigio, estatus, etc.

2.-Creo firmemente que, una buena remuneración, una remuneración atractiva y competitiva para el mercado, debe ser el gancho para reclutar a los mejores profesionales del medio e iniciarlos en el servicio civil [6], pero luego de eso, los incrementos remunerativos deben de estar en función del desempeño individual, del cumplimiento de objetivos y la productividad debidamente supervisada, y no tanto de una categoría o nivel.  

3.- Estoy convencido que el dinero NO debe ser “el motivador” para continuar en la carrera pública, pues existen otros factores motivacionales, intrínsecos, que deben de ser desarrollados desde la familia, la escuela, la universidad, SERVIR: la satisfacción personal de contribuir al bien común, el compromiso ciudadano con la patria, la realización personal, el prestigio o estatus de ser un servidor público).

4.- La mejora de la administración estatal no pasa por solo incorporar a buenos trabajadores y profesionales del sector privado, remunerándolos bien. Se requiere previa verificación que cuentan con vocación de servicio, sacrificio y resiliencia que exige nuestro servicio público para atender a nuestros conciudadanos y compoblanos.

 

 

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[1] De los 19 ministros nombrados por PPK, 07 provienen de la Universidad Católica (PUCP) y 04 de la Universidad del Pacífico (UP), según el Diario Gestión del 02 de agosto del 2016: http://gestion.pe/politica/estas-son-universidades-donde-estudiaron-ministros-gabinete-ppk-2166766.

[2] Diario Correo del 15 de julio del 2016: http://diariocorreo.pe/politica/gabinete-ppk-conoce-la-trayectoria-de-los-flamantes-ministros-685299/

[3] Chiavenato, Idalberto. Administración, proceso administrativo. Tercera edición. Colombia. McGraw Hill Interamericana, 2004.

[4] http://files.gruporpp.info/integracion/291044374-Transformar-los-valores-para-el-Peru-moderno.pdf

[5] Que el dinero no es tan relevante se acredita con el juego del ultimátum desarrollado en 1982 por los economistas Güth, Werner, Schmittberger y Schwarze, El juego tiene mucho que ver con el comportamiento social, la toma de decisiones, la sicología, la economía, la cooperación y el altruismo en la conducta humana. El juego consiste en que se da a una persona (el proponente) una cantidad significativa de dinero (100 dólares por ejemplo) y se le indica que debe ponerse de acuerdo con la otra persona (el respondedor a la propuesta) para repartirlo. Reiteramos: El que tiene el dinero propone cómo dividirlo entre los dos jugadores, y el segundo decide si acepta o no la propuesta (Si el segundo jugador acepta, el dinero se repartirá de acuerdo a lo que propuso el primer jugador. Si el segundo jugador rechaza, ninguno de los jugadores recibe nada) El resultado más frecuente es el dinero se reparte equitativamente (50% para cada uno o con una leve ventaja para el que propone el reparto: 60%). Lo interesante: El respondedor suele rechazar propuestas donde el proponente quiere quedarse con más del 70% del capital, prefiere castigar al “proponente” avaro, aunque eso le signifique sacrificar un ingreso inesperado y aun significativo.

 

[6] Recomiendo ver la conferencia de Daniel Pink en TED, donde habla de su libro “Drive: The Surprising Truth About What Motivates Us” y argumenta mediante estudios y ejemplos afines a lo que postulamos en este artículo: que la recompensa monetaria actúa como motivación solo cuando las tareas son simples y claras (cuando uno va avanzando profesionalmente, las tareas requieren de un pensamiento más complejo y creativo, donde el dinero deja de ser motivador).