Aun siendo creyente, uno busca razones para entender mejor el sentido y finalidad de su permanencia en este mundo, donde parece existir una obligación a ser feliz a toda costa o a parecerlo por lo menos. En ese sentido, considero que Frankl resulta mas esclarecedor que un libro de autoayuda (¿happycracia?) o que las lecturas de Coelho u Osho, entre otros.
Frankl señala que la sociedad industrial y consumista en que nos desarrollamos no dota de sentido pleno a todas las personas, y así el vacío existencial (falta de sentido) que muchos sienten genera tres consecuencias:
1.- Conformismo: El hombre aprende a querer lo que hacen los demás.
2.- Totalitarismo: El hombre aprende a hacer lo que los demás quieren.
3.- Neurotismo: neurósis noógena (sociógena: sociedad industrial y de consumo que crea necesidades que no llenan al hombre) =/= neurósis común (psicógena).
Ante la frustrada voluntad de sentido, Frankl señala que el hombre busca compensarlo con:
1.- Busqueda de placer,
2.- Voluntad de poder.
Y aquí es esencial el consejo de Frankl. “(…) Debemos superar el prejuicio de que el hombre busca fundamentalmente la felicidad; lo que quiere, en realidad, es encontrar una razón para ello. Y cuando encuentra esa razón, el sentimiento de felicidad se presenta por sí solo. En cambio, en la medida en que la busca directamentepierde de vista el fundamento en que se basaba y el sentimiento de dicha se desmorona. En otras palabras, la dicha debe ser una consecuencia y no puede lograr a voluntad”.
Frankl también señala la importante responsabilidad que tiene la educación para evitar el vacío existencial, la falta de sentido de nuestra existencia. Así, la educación:
No solo debe transmitir conocimiento, sino también debe ayudar a refinar la conciencia para escuchar la exigencia que cada situación contiene, para ser responsable y “respondón” ante cada situación de la vida, sabiendo que es importante (lo que tiene sentido) y que no lo es, inmunizando contra el conformismo, contra el totalitarismo (ya definidos antes).
Aún más, Frankl precisa: “El sentido no se puede dar sino que se debe encontrar: dar el sentido equivaldría a moralizar (…) No podemos dar un sentido a la vida de los demás: lo que podemos brindarles en su camino por la vida es, más bien y unicamente, un ejemplo: el ejemplo de lo que somos. Pues la respuesta al problema del sentido final del sufrimiento humano de la vida humana, no puede ser intelectual, sino solo existencial: no contestamos con palabras, sino que toda nuestra existencia es nuestra respuesta. Ésa es, entonces, una respuesta existencial. Por supuesto que también existe una respuesta autoritaria cuando alguien le impone a otro sentido y valores. Pero la condición humana podrá recuperarse solo en la medida en que se la encomienda como responsabilidad frente a un deber, frente al cumplimiento del sentido(…) Cuando más vivo es el sentimiento de responsabilidad de un hombre, tanto más fuertemente està inmunizado contra la neurosis colectiva, la neurosis masiva, el vacio existencial (…)”.
Frankl precisa que, el hombre busca sentido y lo encuentra por tres caminos (tricotomía):
1.- Un sentido de hacer y producir algo: Valores creativos Por ej. los que encuentran realización mediante un trabajo artístico, o la investigación y descubrimiento, o simplemente la satisfacción del deber cumplido.
2.- Un sentido de vivenciar algo, amar a alguien: Valores vivenciales. Por ej. los casos de madres que, sacrifican su vida o se inmolan, para que sus hijos sobrevivan.
3.- Una actitud y firmeza para enfrentar un destino inevitable y fatal. Valores de actitud (+++) Por ej. aquellos que pueden convertir un sufrimiento en un logro, como los mártires religiosos, los enfermos terminales o los presos de conciencia.
Así, finalmente, Flankl señala: “Ser hombre significa estar preparado y orientado hacia algo que no es él mismo. En cuanto una vida humana ya no trasciende más allá de si mismo, no tiene sentido permanecer con vida: más aun, sería imposible. Ésta es la lección que aprendí en tres años durante los cuales tuve que permanecer en Theresienstadt, Auschwitz y Dachau”.
Así, el que quiera oír y entender, aprenda. La lectura de los textos de Frankl complementan magníficamente diversas enseñanzas de toda formación -espiritual y religiosa- sobre el sentido de la vida, y ni que decir de complementar el ordenamiento constitucional peruano que guía el accionar profesional de un abogado y de un docente -como es mi caso-, donde la persona es el fin supremo de la sociedad y del Estado, y donde la Educación “tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona humana” (art. 13º).