VICTOR FRANKL: LA VOLUNTAD DE SENTIDO I. La búsqueda

Hace años sufrí un grave accidente que motivó una búsqueda intelectual y espiritual que me permitiese responderme ¿por qué y para qué había sobrevivido?  Y en las diversas lecturas -filosóficas, éticas, religiosas, etc- un nombre que siempre surgía era el de Victor Frankl, sobreviviente del holocausto nazi.  Aquí va un -brevísimo y personal- resumen para quienes quieran iniciarse en sus lecturas, muy recomendables, por cierto, pues no tienen una base religiosa, sino médica, psiquiátrica, neurológica y filosófica.  

Ante la pregunta ¿Por qué llegamos a un estado de vacío existencial?, Frankl[1] decía: “los instintos ya no indican al hombre lo que tiene que hacer, y las tradiciones ya no le dicen lo que debe hacer y, a menudo, éste ni siquiera parece saber lo que quiere hacer. Tanto más se inclina entonces, ya sea a quererlo que hacen los demas o hacerlo que los demás quieren”. Luego agregaba: “(…) la perdida de las tradiciones no afecta al sentido sino solo a los valores. El sentido en sí está a salvo del derrumbe de las tradiciones. El sentido siempre es algo único e inigualable, algo que siempre habria que descubir, mientras que los valores son…. situaciones típicas que se repiten, es decir, que corresponden a la condicion humana. De cualquier modo, la vida puede permanecer plena de sentido aunque las tradiciones del mundo desaparecieran y no quedara ni un solo valor válido para todos. En la vida, empero, no se trata de dar sentido, sino de encontrar sentido…”

Y claro, así, algunas personas buscan encontrar sentido en sí mismas y otras en los demás personas. Al respecto Frankl recurría a dos conceptos que son esenciales en su obra:

La autorealización:

Frankl definía la autorrealización cómo el buscar y lograr la plenitud dentro de sí mismo.  Pero él también precisaba que la plenitud  no se lograba dentro de uno mismo, sino fuera, en el mundo: “El hombre apunta por encima de sí mismo, hacia algo que no es él mismo”, hacía otro ser semejante y así -la realización de uno mismo- es un efecto colateral.  Frankl citaba a Maslow señalando: “Las personas que buscan la autorealización directamente, separadamente de una misión en la vida, de hecho no lo logran”.

Voluntad de sentido:

Es una clase especial de percepción humana, de adjudicar sentido al ambiente, de interpretar, de organizar los estímulos para construir totalidades llenas de sentido. Es “especial” porque el hombre no busca solo encontrar una interpretación que lo acredite, revele como un individuo con un propósito que cumplir para completar su Gestalt total, sino para más: para encontrar un propósito, una justificación para su existencia, una apología pro vita sua. (Es encontrar sentido no solo en lo que el hombre es, sino también en lo que puede ser, por eso diversos autores califican la voluntad de sentido como “la capacidad humana real de descubrir Gestaltencargadas de sentido, no solamente en lo real sino tambièn en lo posible”). Así, la voluntad de sentido es ese aspecto de la autotrascendencia donde el hombre apunta más allá de sí mismo hacia un sentido que primero debe descubrir y cuya plenitud debe lograr primeramente (y así -la realización de uno mismo- es un efecto colateral).

Una voluntad básica de sentido es -decía Frankl- “un importante valor-motivo por lograr una vida llena de sentido, y por eso es un termómetro de normalidad psíquica”.  Su ausencia la relaciona con agresión, represión, distracción, huida a la realidad, búsqueda de placer, voluntad de poder, consumo de LSD, etc. que no les da sentido a sus vidas, pero sí sensación de sentido.

La conciencia es el órgano del sentido, es lo que guía al hombre en su búsqueda de sentido, pero tambièn lo puede guiar mal: lo puede extraviar, confundir: ignoramus et ingnorabimus (ignoramos lo conocible hoy, ignoramos lo que siempre se ignorará: lo incognoscible).  Frankl señala así que, el hombre solo sabe sí ha logrado el sentido de su vida en el último respiro.

Estos dos conceptos son muy cercanos a las enseñanzas religiosas católicas, pero no tienen una base espiritual o religiosa, sino médica, psiquiátrica, neurológica y filosófica, con lo que es fácil estar de acuerdo.

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[1]Frankl, Victor (2002).  La voluntad de sentido. Conferencias escogidas sobre logoterapia. Herder. Ed- Herder. Barcelona.

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