Artículo de The Economist sobre el futuro del petróleo. Según la revista, la caída del petróleo no se deberá a la falta de yacimientos, sino a factores tecnológicos y culturales.
Los predicadores del “pico del petróleo” han acertado en la imagen que construyeron, pero no problemas en la oferta, sino por un estancamiento de la demanda primero, y luego un decaimiento de la misma.
Con el shael gas, y la mayor cantidad de gas natural disponible, el petróleo, la gasolina y el diésel perderán mercado y el mundo ganará una menor contaminación. Si a ello le sumamos las nuevas tecnologías para un consumo más eficiente de la energía, el uso de motores eléctricos o a hidrogeno, así como la expansión del uso de los automóviles híbridos; podemos aventurar una caída en la demanda de petróleo.
De otra parte la amenaza climática está afectando los patrones de consumo al punto que los compradores demandarán productos que dañen lo menos posible el ambiente, lo que a su vez empujará hacia un menor uso de combustible fósil.
Esto ciertamente tendrá consecuencias económicas y sociales, particularmente entre los países productores de petróleo, cambios que afectaran una vez más la geopolítica mundial.
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