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MINERÍA Y EDUCACIÓN

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Flavio Figallo R.

Este es un artículo para iniciar un tema que debe tener una segunda parte con más información y más detalle, pero como ello ocurre en tiempos marginales, por ahora quiero dejar algunas de las ideas aún borrador sobre este asunto.

En los últimos 100 años puede distinguirse hasta tres momentos en la relación entre minería y educción. Al principio las grandes empresas eran (enclaves) organizadoras del espacio geográfico y social, lo que incluía a la educación que como servicio público tenía poca presencia. La educación es parte de los servicios que la empresa presta frente a los reclamos de los sindicatos de los trabajadores. De otro lado las medinas y pequeña empresas mineras lo que buscaban era eludir este papel hasta donde fuera posible, cosa que fue más fácil para las pequeñas e informales, que para las medianas. En todo caso conforme surgen los campamentos y pequeños poblados alrededor de los yacimientos, aparecen las escuelas financiadas por las empresas. Resultaba además natural que si los directivos de la empresa tenían en su parte del campamento escuelas para sus hijos, los trabajadores también las tuvieran.

Otro asunto interesante se relaciona con la calidad de la educación brindada. Hay que recordar que en las primeras décadas del siglo XX los gobiernos civilistas tenían la convicción de que la educación es una de las condiciones para el desarrollo del país y se canalizan importantes recursos públicos para expandir la educación primaria y sacar de la ignorancia a la población indígena, este esfuerzo sin embargo pocas veces llegaba más allá de las capitales de provincia. De modo que en los campamentos fueron los profesores extranjeros contratados por la compañía los que se encargaron de conducir el proceso educativo de los hijos del naciente proletariado minero.

Hay también una relación con la formación profesional superior. Los ingenieros, administradores y técnicos venían principalmente de fuera, dependiendo de la nacionalidad de las empresas, quienes además de sus labores debían adiestrar al naciente proletariado minero para la mejor realización de sus actividades. Algo sin embargo, se había ya avanzado con Habich y la creación de la Escuela Especial de Ingenieros de Construcciones Civiles y de Minas de Lima (1876), sobre la cual surgiría más tarde la escuela de Ingenieros y la Universidad Nacional de Ingeniería (para una historia de la UNI ver: (López Soria, Ueda Tsuboyama, & Quiñones Tinoco, 2012).

Un segundo momento de la relación entre minería y educación puede imaginarse cuando la educación pública se expande y llega a los campamentos. Aquí las grandes empresas deben hacer alianzas, y la mediana y pequeñas quedan expiadas de su responsabilidad. Los directivos de la gran empresa deben acordar con los representantes públicos sus propios roles, así los maestros pasan al servicio público pero con un subsidio privado adicional, cosa que trascendió a la presencia de las transnacionales y se prolongó durante e funcionamiento de las empresas nacionalizadas. Así ocurrió en el caso de CENTROMIN (empresa pública que sucedió a “la Cerro”) por ejemplo, y mientras ello ocurría, todas la prácticas previas, como las de medición de calidad de estudiantes, o desempeño de profesores, se mantuvieron.

Tiempo más adelante con la vuelta de las transnacionales, al cabo de 30 años, al escenario la educación es ya un asunto público en el sentido que el acceso a ella ha sido garantizado aún para los pequeños poblados rurales. El tema y el reclamo a las empresas es ampliarla, sea mejorando la calidad de la educación básica, o sea ampliándola hasta cubrir todos los niveles. En este nuevo escenario las empresas cumplen un doble papel, de una parte  premunidos de la idea de “responsabilidad social” se convierten en la beneficencia de los profesores y centros educativos existentes, y hasta apoyan la creación de nuevos. En algunos casos, y más las grandes que las medianas, tratan de impactar en la educación regional apoyando con poco éxito a las universidades regionales.

Son, sin embargo, también otras condiciones; la presencia y la demanda del Estado es diferente. La renta minera es parte de los ingresos de los gobiernos nacionales, regionales y locales, y constituye un capital expresamente destinado a ciertos rubros en la idea que debe generar capacidades de generación de riqueza sustentable y equivalente a la obtenida por la extracción de los recursos naturales no renovables.

Todo parece indicar que estas oportunidades han sido poco aprovechadas. Los recursos que han ido a las universidades vía canon han dado escasos frutos. De acuerdo con una nota de Jorge Morelli:

“Son más de mil cuatrocientos millones de soles los que empollan las universidades estatales en cuentas bancarias sin que nada salga de ellos. De los más de dos mil millones de soles transferidos por canon desde 2004 hasta la fecha, apenas han podido gastar –no digo invertir- algo más de setecientos en ciencia y tecnología, que es su razón de ser.” Hay como señala “casos meritorios: la Universidad de la Amazonía (Ucayali) ha usado 94 de los 96 millones entregados. Otros son vergonzosos: la de Cajamarca ha gastado seis de los 94 millones entregados. A la Universidad del Cusco se le dieron 356 millones, ha utilizado 85. Las universidades más reconocidas del país, de otro lado, no reciben nada, no tienen canon.” (Morelli, 2013)

En lo que respecta a la educación básica las empresas mineras, como muchas otras, han apoyado el desarrollo educativo local de diversas maneras entre las que destaca el apoyo directo o indirecto en capacitación docente, infraestructura, equipamiento y materiales en las zonas de impacto y de amortiguamiento de los proyectos. Muchas de estas experiencias tienen impactos poco conocidos en el aprendizaje (aún no se ha cruzado la información de la prueba nacional con los distritos mineros), y solo en algunos casos éstas se usan como fuente para el desarrollo de políticas regionales o nacionales. Al respecto la iniciativa “Empresarios por la educación”, aunque sus aportantes no son todos mineros, muestra lo siguiente:

 

Proyectos

Docentes

Alumnos

Escuelas

LEER PARA CRECER

687

18,701

122

Inclusión digital

64,532

    1,415,816

5,310

Intel educación

           5,570

     1,912

Reading Companion

                 41

            2,460

          36

Alianza por la Educación de Microsoft

         30,165

        525,983

1,263

Red Integral de escuelas

1,180

21,694

366

Total

102,175

1,984,654

9,009

http://www.empresariosporlaeducacion.org.pe/proyectos.php

De otro lado, uno de los reclamos frecuentes de la población local es ser contratado por las empresas mineras en diferentes labores, sin embargo dado lo tecnificado de la actividad y la baja calificación de la población las posibilidades de que esto ocurra son bajas. Aunque han surgido iniciativas de formación como el Centro Tecnológico Minero – CETEMIN, apoyadas por estas empresas, recién la generación local que sigue tendrá oportunidad de aprovecharla.

De acuerdo con el trabajo de Arellano  uno de los pocos impactos locales positivos de  la minería es el aumento de la tasa de escolaridad (Arellano, 2011), particularmente en la secundaria. Atribuye este fenómeno a la expectativa de los jóvenes por ser trabajador minero (imagen asociada a un mayor status y condiciones de vida).

“Los altos niveles de transferencias de canon minero redistribuidas a los gobiernos subnacionales … tuvieron un efecto positivo sobre la tasa de asistencia escolar, sobre todo para niños y niñas entre 12 y 16 años de edad.

Hay dos explicaciones posibles para ese efecto positivo sobre la educación. La primera es que el aumento en las transferencias de canon conduce a mejoras en la oferta educativa. La renovación de los centros escolares, la construcción de nuevas escuelas en zonas remotas, la formación de los profesores y la disponibilidad de mejores servicios de transporte y alojamiento serían algunas de las mejoras posibles. Sin embargo, ese tipo de razones no puede explicar completamente el efecto positivo. ¿Cómo entender que el efecto sea estadísticamente más claro para los 12-16 años de edad que para los más jóvenes? La explicación alternativa es que la presencia de las minas genera una mayor demanda de educación secundaria para los jóvenes que tienen la esperanza de obtener un empleo en el sector… Mi interacción con la población local durante mis viajes a las regiones mineras me lleva a pensar que factores vinculados tanto con la mejora de la oferta educativa como con la demanda de la población se reforzaban mutuamente.” (Arellano, 2011 p. 197)

A ello habría que agregar dos comentarios, el primero es que la tasa aumenta en secundaria probablemente por las altas tasas de cobertura de la primaria, de otro lado influye también la mejora en la infraestructura y las condiciones generales de la escolaridad, y creo yo el aumento del tiempo libre dados los cambios en el ciclo de la economía familiar. La empresa frecuentemente invierte en “emplear” a la población en tareas marginales a partir de las cuales asigna salarios que resultan atractivos dadas las condiciones de pobreza e incertidumbre de la economía campesina, y de este modo libera a los miembros más jóvenes de la familia de su rol de proveedor temporal de mano de obra quedando disponible para asistir a la escuela.

Finalmente., hay otra situación que perturba estas relaciones y hace difícil prever cual será el efecto de la educación en estos espacios. En condiciones “normales” podría afirmarse que hay un desfase generacional de los beneficios generados por la minería, y que serán los hijos de los actuales dirigentes los que disfrutarán de los beneficios. Pero paralelamente hay un cambio en la demografía local producido con el retorno de los “hijos de la comunidad” que disputan exitosamente con los viejos el control de las instituciones locales y se convierten en mediadores entre los recursos de la mina y la población; mientras que los “viejos” o los que se quedaron son desplazados de las labores tradicionales y “beneficiados” con empleos ficticios. Ello además tiene como consecuencia la destrucción del sistema productivo local, sin que sea sustituido por otro.

Bibliografía

Arellano, J. (2011). ¿Minería sin froneras? Conflicto y desarrollo en regiones mineras de Perú. Lima: PUCP/Ruiz de Montoya/IEP.

López Soria, J. I., Ueda Tsuboyama, A. M., & Quiñones Tinoco, L. (2012). Historia de la UNI. Volumen IV: Institucionalización como universidad frente a los retos del desarrollo (1955-1984). Lima: EDUNI.

Morelli, J. (26 de Junio de 2013). Empollando 1,400 millones. Diario Expreso.

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