DEGRADACIÓN DEL LIDERAZGO POLÍTICO Y NUEVA MANIOBRA APRISTA

En la víspera de que conociéramos el contenido de la “bomba” anunciada por el Congresista Simons me llamó, sobre las 10 pm, un periodista cuyo nombre no registré y que dijo trabajar en El Peruano y otro diario. Pedía mi opinión sobre la bomba: un hijo extramatrimonial del Presidente Humala que llevaría al divorcio de la pareja presidencial y luego a la candidatura de Nadine Heredia sin limitaciones de la ley.

Le contesté que yo estudiaba y actuaba en política muchos años y que no confundía esta actividad con el chisme ni me metía en asuntos de la vida privada de nadie. Le expliqué que así fuera verdad el chisme principal, el hijo extramatrimonial, las dos apreciaciones que le seguían podían darse o no, y para que fuera un hecho político tenían que existir varios factores que a estas alturas eran sólo especulaciones.  Es obvio que mi opinión no le gustó pues cortó de inmediato.  No sabía en ese momento  que ya había un escándalo tuitero y que un congresista y ex premier había lanzado la bola.

Muchas veces he escuchado a colegas de otros países admirarse de la forma en que en el Perú se usa el chisme en política pero lo que ocurre hoy ya es otra cosa. Los líderes políticos  han perdido toda capacidad de proponer un debate de ideas o de propuestas frente a la mayoría de problemas y se limitan a mantenerse en la escena de los medios calificando y tratando de destruir a sus adversarios, defendiéndose de las acusaciones e iniciativas de éstos y aplicando el principio de que “la mejor defensa es el ataque”.  Terminan vaciando de contenido la política y convirtiendo el escenario público en un lodazal con la ayuda de muchos medios de comunicación que lucran con los escándalos. En el paroxismo del poder  de la “imagen” del político, propio de la sociedad mediática, optan cada vez más por destruir la imagen del adversario no con elementos de las ideas y programas políticos o de los resultados del ejercicio de la función pública sino con hechos de la vida privada de los líderes que fácilmente se sacan de su contexto original pero que en este caso han sido un simple invento.

Hay que denunciar la lógica de esa acción política que busca, en este caso, poner contra las cuerdas al gobernante pero que puede desestabilizar cualquier régimen. Pero hay que cuestionar esta manera de hacer política que degrada la función pública y el régimen democrático, por definición abierto y en debate.  El centro del debate político son las ideas y propuestas programáticas, no la vida privada de los líderes. Cuando nos topamos con la corrupción obviamente se tiene que actuar pero aligerando los procedimientos políticos y dejando actuar a las instituciones judiciales. Hay que distinguir campos, aunque sepamos que la corrupción los atraviesa.

En tiempos de crecimiento y holgura económica por lo menos para el gobierno, damos un espectáculo deprimente en la actividad política ¿llegaremos a que nadie la respete y esto lo usen los autócratas para regresar con renovados bríos?  Es urgente buscar acuerdos mínimos que excluyan de la práctica política las prácticas que hoy llevan a las crisis: el chantaje, las nuevas formas de excluir al adversario, la mentiras y la fatuidad que comienza con el rechazo a las ideologías y sigue con la desaparición de programas y todo lo que sea debate en serio.  Este debate no lo hacen los políticos y los medios no le hacen espacio a ellos para hacerlo. Los políticos sólo se mantienen “vivos” en la escena con jugarretas y maniobras mediáticas que al final los hunden más.  Hay que salir de este fondo de la crisis excluyendo el chisme, la controversia en torno a temas de la vida privada y la mentira como práctica constante. Urge el oxígeno que sólo proviene de los valores y la decencia de los actores.

Pero el sainete continúa: el partido aprista usa su poder tradicional en el ministerio público y en el Poder Judicial para paralizar las acusaciones del Congreso contra Alan García.  Les conviene la torpe pretensión de algunos de aplicar sanciones parlamentarias por violaciones constitucionales impidiéndole ser candidato y ejercer función pública.  Eso se hizo en momentos de transición contra los autócratas cuyo poder podía acabar con ese difícil cambio, pero no debe ser un método en un régimen democrático.  En éste deciden las elecciones efectivamente libres y el mayor aporte de las investigaciones del Congreso es el conocimiento de los hechos indebidos y sus conclusiones de investigación puestas a disposición de todos los peruanos para que juzguen.  No olvidemos que las conclusiones del Congreso no obligan al Poder Judicial sino a abrir el proceso investigatorio y no permitamos que un Poder Judicial desprestigiado y manejable por tantos apristas que ha puesto en sus cargos desde hace más de 30 años impida al Congreso ser lo que tiene que ser, foro de debate, discusión pública cuya deliberación alimenta la opinión pública para que la ciudadanía  decida en cada elección. Pero aprendamos del pasado reciente, los ciudadanos elegimos presidentes bajo chantaje. En el Perú no gana el que convence más sino el que se beneficia del miedo generado por su alternativa en la segunda vuelta. García no hubiera sido Presidente por segunda vez desde sus resultados en la primera vuelta y Humala no hubiera ganado sin el rechazo que generaba su alternativa, Keiko Fujimori con su pasado y el de su padre juntos. Sí, las reglas institucionales importan y no las podemos cambiar de un momento a otro, pero la conciencia ciudadana debe incluir la crítica de éstas para abrir paso a la voluntad popular.

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¿Un gobierno chantajeado para indultar a Fujimori y tapar la corrupción de García?

Lo ocurrido la madrugada el sábado 15 de Marzo entre el Congreso y Palacio es consecuencia de la crisis anterior que produjo el Presidente al maltratar al Premier Villanueva apoyando la intervención de Nadine Heredia. Lo que ocurre ahora es que los congresistas que no son del gobierno ven que esa crisis les permite arrinconar al gobierno y como no tienen la valentía de afrontar que a la siguiente los despidan constitucionalmente, se abstienen. La maniobra de Abugattás salvó la legalidad constitucional del gabinete pero no su legitimidad. Era lo único que podía hacer la primera mayoría congresal por su desvencijado proyecto nacionalista.

Esta segunda crisis en un Congreso acostumbrado a la práctica del chantaje pone en primer plano los objetivos del fujimorismo y el partido aprista: excarcelar a Fujimori y ocultar la corrupción del gobierno de Alan García investigada por la mega comisión. Conste que no apoyo y estoy de acuerdo con Levitsky en que García no debe ser castigado en el ejercicio de sus derechos políticos salvo después de que el Poder Judicial en dos salas supremas –ojalá sin magistrados apristas-lo haya condenado.Pero la ciudadanía debe saber, antes de las elecciones, sobre sus responsabilidades en los narco indultos, en los negocios delatados por los petroaudios y en las maniobras para impedir la judicialización de todo esto.

Los Congresistas temen que por no dar la confianza dos veces el Presidente disuelva el Congreso. Es un asunto delicado pero es preferible a que este gobierno se asiente sobre la impunidad de los más graves delitos. Si el gobierno licencia a este gabinete o a una parte y presenta otro, no se acerca a la disolución. Si no lo hace tras la votación del lunes, que busca legalidad (pero no logrará legitimidad), habrá mayor margen para estas maniobras que buscan la impunidad.

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Demasiado desgaste a mitad del mandato presidencial

La caída en las encuestas golpea mucho al Presidente Humala y no hay oposición que gane nada.  Pero el contenido de los hechos y conductas  agobia y afecta hoy la legitimidad y el talante ético del gobierno y la oposición.  Demasiado para estar recién a la mitad del mandato de cinco años.

La última crisis ministerial afectó mucho al Presidente y a su esposa. El rol de Nadine Heredia tumbándose al Premier fue un exceso cuya responsabilidad política es del Presidente aunque la Constitución lo haga irresponsable político.  El Premier Villanueva era un excelente y reconocido Presidente Regional, que renunció a su mandato electoral para apoyar a Humala y hacerse responsable político de sus actos. Se le puede criticar que no usó su único “cuarto de hora” de poder político, cuando al responder a la propuesta presidencial debió proponer los cambios que eran necesarios, según su opinión, en el gabinete.  Es muy probable que fue “mecido” por el Presidente invocando “el plazo de La Haya” pero Humala tuvo la desfachatez de reprocharle a su Premier que planteara la necesidad del cambio de algunos ministros después de esa fecha, cuando el Presidente le había expropiado su casi único derecho constitucional.

Pero no es lo único grave en el comportamiento de Humala con su Premier: le reprochó no ser agradecido. No sabe Humala que los que aceptan ser sus ministros merecen mas bien su agradecimiento porque existen para sacar la cara por sus actos y órdenes. Observo diariamente la política peruana desde el Presidente Prado y no recuerdo un Presidente que haya actuado con este razonamiento respecto de sus exministros. La lealtad, lo saben bien los militares y lo desconoce el Comandante (R) Humala incluye la “lealtad al subordinado” y respecto a los ministros, donde tan poco está regulado, esto es más grave. Y en este caso a ese Presidente del Consejo de Ministros se le obligaba a renunciar a un cargo de elección popular en el cual era muy apreciado.

Es hora de repensar la imagen que se usa periodísticamente del Premier, que aquí no es jefe del gobierno ni jefe de los ministros, que sólo es vocero después del Presidente de la República y que en este caso renunció porque la esposa del Presidente lo corrigió y ningún Premier puede ser vocero de la esposa del Presidente ni ser desautorizado por ella.  Dicho sea de paso, si Nadine Heredia hubiera actuado como Presidenta del Partido Nacionalista debió mencionarlo y en ningún caso confundir esta función con la de gobierno.

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Los políticos que están en el gobierno se enfrentan a una vieja conclusión del sentido común; no hay que meterse en temas que afecten a una pareja, menos si es unida, porque recibirán golpes de los dos. Humala ha reaccionado como esposo antes que como Presidente y esto hace mal al gobierno, a una empresa o a cualquier actividad que requiera reglas de juego institucionales o corporativas.

Hay en esta coyuntura mucho daño a la institucionalidad democrática pero no es sólo del gobierno. Una oposición incoherente y frívola, que ataca sin piedad a Nadine Heredia y que ha mezclado todo tipo de pequeñeces en esta coyuntura, muestra que la crisis es del gobierno y la oposición.  Alan García se defiende de gravísimas acusaciones a su gobierno con ataques que muestran cinismo hasta el escándalo: lo que ha hecho con el congresista Tejada que lo investiga es éticamente inaudito y lo ha refrendado con la antigua bufaleria aprista que creíamos cosa del pasado. La crisis del PPC con el caso  Secada   lo hunde como perspectiva y la maniquea pretensión de unos por sacar partido contra el gobierno con el drama de Venezuela, olvidando que las relaciones exteriores no son simple chacra ideológica, son tan estúpidas como el vergonzoso comunicado del Frente Amplio con cuyos componentes defendimos aquí y en las calles el derecho a protestar y enfrentar verbalmente a los que gobiernan y hoy lo niegan por defender a Maduro.

Pero del Parlamento ya no puedo tener una manera calmada de describirlo. Uno por uno los escándalos de los congresistas provienen de que hoy son políticos unos ciudadanos que desde la empresa formal o informal están acostumbrados a actos indebidos, esencialmente corruptos, contra los que trabajan con ellos, contra el Estado y la ciudadanía.  Van al Congreso a hacer dinero como sea y contra toda ley. Una congresista recordó recientemente, creo sin quererlo, que allí todo es chantaje, la más cínica manera de hacer política.

Faltan dos años y medio y si no se levanta la valla ética, política y jurídica, nuestro país quedará muy afectado en su posibilidad democrática. ¿Piensan estos políticos lo que los jóvenes sienten por ellos?

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SOBRE LA CRISIS DEL RÉGIMEN VENEZOLANO

A todos nos conmociona la crisis de Venezuela, ver a un gobierno elegido por el pueblo disparando contra ciudadanos que protestan es inadmisible. Un régimen democrático no lo es sólo porque ganó las elecciones. La democracia no es sólo un método para elegir gobernantes, es una manera de gobernar que implica división de poderes y vigencia de derechos y libertades para todos los ciudadanos.  Eso no ocurre en Venezuela hoy.

¿Qué pruebas ha ofrecido el gobierno de Maduro de la existencia de un complot golpista? Mas bien parece que es una manera  de criminalizar toda protesta opositora.  Llamar fascistas a todos los opositores es una ideologización del conflicto, que polariza más de la cuenta.  No tengo duda que las derechas están contra Maduro y que parte importante del pueblo apoya al Presidente, pero eso no significa que el gobierno tiene carta blanca para criminalizar la protesta y polarizar hasta el extremo.

Hay diez u once muertos, jóvenes que protestaban ejerciendo un derecho elemental en cualquier régimen democrático.  Los videos muestran a paramilitares o militares sin uniforme asesinando a estos jóvenes y la polarización pasó los límites que cualquier democracia permite.  Un régimen democrático no “pertenece” a los ganadores de una elección, es de todos, los que ganaron y los que perdieron.  Eso es lo que ha desaparecido en Venezuela y el gobierno de Maduro no logra demostrar que los que protestan son golpistas, ni que en su acción estén dirigidos por el gobierno norteamericano.  La política tiene que verse como es, desde los hechos y no a partir de anteojos ideológicos.

En el Perú que ha vivido gobiernos autoritarios muchas veces no podemos ser distantes y pusilánimes. No hablo del gobierno peruano que tiene que respetar cánones de la diplomacia hemisférica pero sí de los partidos que se están pronunciando, algunos demostrando que a pesar de tantos fracasos no aprendieron el abc de la democracia.  Pero debemos reclamar y gritar por la violación de derechos fundamentales, el primero es el derecho a la vida y uno significativo es la libertad de expresión incluso gritando a los gobernantes. Para defenderlos no sirven las camisetas de izquierda o derecha, porque son derechos de todos y fuera del régimen democrático no hay cambio social y político que salga bien y perdure.

El gobierno peruano debiera concentrar su acción en UNASUR y desde allí, en conjunto tomar iniciativas, paso a paso. No sirven para nada declaraciones altisonantes por justas que sean. Pero los ciudadanos tenemos que pensar y evaluar, hoy en cabeza ajena, porque tenemos que defender la posibilidad de cambio y justicia social en democracia y no arrasando sus reglas.

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4 de Enero: La Costa Verde terminada y en perfectas condiciones

Estaba preocupado por los agoreros, especialmente un aparatoso titular de El Comercio que anunciaba que pasaríamos el verano con la Costa Verde en obras.  Ayer 4 de Enero, para recoger de la PUCP una tesis que debo estudiar durante estas vacaciones -¡la primera tesis del doctorado en Ciencia Política¡-la recorrí completa y en excelente estado.  Siempre podrá haber pequeñas obras en tiempos de menor congestión y no faltarán iniciativas de los alcaldes ribereños y de los vecinos.  Pero la tarea aquí de la Alcaldesa Susana Villarán está cumplida y lo silencian los medios que con énfasis la criticaron varias veces por las demoras.

Quedan problemas como en atoro que se produce en Miraflores a pesar de la actuación rápida de su Alcalde que retiró dos de los rompemuelles puestos antes pasar por el club Terrazas, pero quedan dos probablemente originados en un accidente de años atrás.  Pero en una vía transitada no siempre son una solución ¿Por qué un club privado puede estar autorizado a tener una puerta que da a esa avenida que sólo puede usarse para cruzarla?¿por qué no se usa el puente por encima que existe en la bajada Balta y si el club lo necesita porque no hace uno suyo? Más aún, cada día hay mas autos aparcados en los bordes de la Costa Verde.  Otra vez hay que saber priorizar el interés público y distinguirlo del interés privado.

En las obras públicas las autoridades debieran limitarse a señalar los términos del contrato y éste debiera anunciar las penalidades por demoras.  Las críticas no toman en cuenta que todos nos demoramos y “quien la hace la paga” pero aquí por subjetividad o intereses políticos se daña la imagen de los alcaldes.  Pocos políticos han vivido toda su gestión bajo el fuego cruzado de una parte clave, ahora concentrada, de medios de comunicación.  Al final las obras hablarán por sí solas.

Anoche, saliendo de la Iglesia de Fátima, me paró una pareja de personas mayores.  Venían felices de una reunión en Lima Norte en la que recibieron la publicación del Plan de desarrollo concertado de Lima Metropolitana hasta el 2025. Su elaboración se hizo con la participación de 18,200 ciudadanas y ciudadanos de todos los distritos de Lima y con la presencia de todas las entidades públicas y privadas que asistieron a las convocatorias. Es un mérito de la Alcaldesa Villarán haberlo impulsado sin vacilaciones en un año en que recibía ataques por todos lados y tenía que defenderse en medio de la larga campaña por la revocatoria. Pero no hay tampoco reconocimientos para ella cuando ya está en las manos de todos.  Unos dirán “así es la política”, yo creo que no, que no es ético y que así no es nuestra gente, los peruanos sabemos reconocer a las autoridades que nos sirven bien.

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El más vil de los oficios

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Leer la columna de Aldo Mariátegui en Perú.21 del 25 de noviembre del 2013 me hace recordar una frase de don Luis Miró Quesada de la Guerra, recordando que “el periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios. Obviamente este Mariátegui es parte del segundo agrupamiento a diferencia de su ilustre antecesor.

Miente miente que algo queda, parece ser su bandera. No investiga, ni siquiera averigua. Me responsabiliza de haber sido “quien impulsó  que la revocatoria se inserte en la ley orgánica de municipalidades porque era presidente de la comisión de constitución en el año 2003.”  No sabe que la revocatoria nació en la Constitución de 1993 y se legisló en la ley que regula los derechos de participación ciudadana dada y modificada durante el fujimorismo. La Comisión de Constitución que presidí de julio del 2001 a julio del 2003, sólo intervino en esa legislación para restituir el derecho al referéndum que había torcido el fujimorismo al exigir votación parlamentaria previa; no tocó nada de la revocatoria y tampoco intervino en la modificación de la ley orgánica de municipalidades que correspondía a otra comisión, la de descentralización y gobiernos locales.

No es la primera vez que actúa con esta ligereza y absoluta falta de profesionalismo.

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“El único monopolio expresamente prohibido en la Constitución es el de medios de comunicación”

Domingo, La República

Henry Pease. Ex presidente del Congreso y parlamentario de 1992 al 2006.

Texto. Emilio Camacho.
Foto: Ana Castañeda.

Es noche de Halloween y el tráfico en Lima es verdaderamente monstruoso. Es como si todo el mundo participara de la vorágine de esta fiesta llena de tipos disfrazados. El propio Henry Pease cuenta que le regaló un par de calcetines a su nieto para que se hiciera un traje de momia. Fue un error, dice. Aquellas prendas eran parte del tratamiento que recibe para combatir la diabetes. Igual, ya es tarde para lamentos. Pease procura acomodarse para conversar, le acaban de cortar el pelo, pero no han tocado mucho de esa barba que otro de sus nietos le pidió que se dejara. En fechas como esta, la apariencia es lo que importa.

Vi que está dando clases por Skype, la tecnología es su compañera de estos días.

(Sonríe). He tenido que pasar unos diez días con las piernas en alto, como ahora, por un cuadro diabético. La semana pasada ya había tenido otro problema, entonces me dije: “No puedo faltar. Nos conectamos”. Me traje a la casa a uno de los muchachos egresados de Ciencias Políticas, que me apoyó acá, con la computadora. Otro alumno de estudios generales me apoyó allá. Y otra profesora me ayudó con el orden de la clase, porque eran 65 muchachos. Es la primera vez que se dicta así en estudios generales, en facultad se usa más.

Pero en general, usted es una persona que usa mucho la tecnología. Parte de su último libro la escribió en un Ipad.  

Sí, en este (muestra el aparato, que guarda en una funda negra). Con esta maquinita no solo hice el libro, al mismo tiempo dirigí el plan de desarrollo concertado de Lima, lo que me llevó a reunirme con cada uno de los alcaldes distritales de Lima (son cuarenta), el único que no me recibió fue el alcalde de Chorrillos, y eso que me dio cita a las cinco de la mañana, creo que a esa hora no funciona el Estado (se ríe).

Y así como maneja estas herramientas, hay otras formas de expresión que ha ido dejando. Entiendo, por ejemplo, que ya no va al cine, desde el 90.  

(Se pone serio). Nunca fui muy aficionado, aunque con mi esposa íbamos todos los viernes.

Cuando ella murió dejé de hacerlo. Solo una vez vinieron unos muchachos que habían participado de la campaña del 90, quedaron con mis hijas en que me llevaban amarrado al cine, sí o sí. Fuimos a ver una película japonesa muy bonita, pero ya no recuerdo el nombre. Mire, uno se adapta a la vida como puede.

Hablemos de otros medios. Ya no tiene su columna en El Comercio, ya no participa del debate público, ¿cómo se siente con ello?

Bueno, con la cantidad de cosas que tengo que hacer no tengo tiempo ni para preocuparme ni deprimirme. El debate público es una prioridad en algunos momentos, pero en este momento mi prioridad son mis alumnos, de estudios generales, de maestría y de doctorado. Y también tengo un blog, y ahora estaba viendo que lo último que colgué fue mi carta a El Comercio…

Hablemos de esa carta. Cuando le escribió a Francisco Miró Quesada para decirle que ya no sería colaborador de El Comercio, le expresó también su preocupación por la compra de la mayoría de acciones de Epensa, ¿por qué?

A ver, Paco (Francisco Miró Quesada) es un gran amigo, de muchos años, es de la misma especialidad que yo: politólogo. Pero para mí, la opción es muy clara. Yo, no ahora, a lo largo de toda mi vida, he visto lo que significa la concentración de medios y las dificultades que deja al ejercicio de la libertad de expresión. Yo pongo un ejemplo, para que no digan que estoy hablando de hoy, yo fui candidato de Izquierda Unida (a la presidencia, en el 90), y no van a encontrar ni un solo spot que haya podido difundir. Igual obtuve medio millón de votos. La pregunta es, ¿cómo se pudo hacer esa candidatura sin presencia de medios? Recorrimos todo el país, fue una campaña cuerpo a cuerpo, sin medios. Ahora, hay una cosa clave en lo que estamos discutiendo. El Perú es una sociedad muy desigual. Si la política no tiene un escenario mínimo que nos haga iguales, el régimen democrático no es posible. Y cuando se discute en el Perú, un tema que es crucial como la libertad de prensa, no podemos permitir que se concentre en pocas manos. Es un problema de generar condiciones para la competencia. Y no puedo separar el problema editorial del problema económico o del problema político. En política las fusiones se dan naturalmente. Solo evaluemos cómo fue la participación de los medios en la campaña del 2011.

Ya, pero a este asunto de la compra de Epensa solo se le quiere dar un enfoque comercial. Se dice: “Yo compro las acciones de este grupo porque soy exitoso y el mercado lo permite”.

A ver, yo le respondo con la Constitución en la mano. El único monopolio expresamente prohibido en la Constitución es el de medios de comunicación.

Habla del artículo 61.

Sí, que está ubicado en el régimen económico de la Constitución, donde se habla de libre competencia. Dice: “la prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social, y en general las empresas y los bienes relacionados con la libertad de expresión, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio o acaparamiento”. Esta es una norma expresa de la Constitución. Y me parece en este momento que el camino de ir al Tribunal Constitucional (para revisar este tema) es mejor que una ley.

Aunque hay quienes dicen que puede estudiarse una norma que ponga topes a la participación en el negocio de los medios.

Puede llegarse a eso, no tengo duda. Pero el primer paso es la interpretación constitucional. Yo sé que muchos dicen que respecto de los medios “la mejor ley es la que no existe”, yo no comparto ese criterio, pero también sé que nuestras leyes son malas. A lo mejor la interpretación constitucional abre un debate sobre este tema, que en este momento no se está dando.

Con lo que acaba de decir lo van a llamar estatista.

Pues sería un error, la regulación no es lo que origina el término estatismo. El uso del término se origina, en nuestra historia, por la aparición del Estado empresario, que desplaza y reemplaza a la empresa privada. La regulación es parte de todo Estado, en todas épocas. Más bien, a veces la no regulación es una manera de regular, es una manera de dejar la balanza inclinada para un lado. No olvidemos que el mercado no es ni nació para ser perfecto.
¿Conoce al ex presidente del Consejo de Ministros, a Juan Jiménez?

Sí, me parece que ha sido un buen segundo de a bordo. En general, mi opinión es que el premier no marca el régimen, es el presidente el que conduce el gobierno. El premier no es el jefe de los otros ministros, lo es el presidente.

¿Y qué piensa de este cambio? Sale un hombre del derecho, formado en la defensa de los derechos humanos, y entra un gestor como César Villanueva.

Él tiene una experiencia política muy interesante, incluso antes de llegar a la presidencia de San Martín. Ha trabajado antes en el mundo de las ONG, en proyectos de desarrollo y luego ha entrado a un gobierno regional, que tiene todo por hacer, que está construyendo en un territorio que en gran parte no estaba cubierto por la acción pública. Tengo una buena opinión de él, pero –le reitero– yo no creo que el premier defina un cambio de rumbo. Entiendo que la política tiene algo de escena y de engaño, pero el que tiene el manejo del Ejecutivo es el presidente.

Vamos a su experiencia como congresista. Estuvo tres años en la Mesa Directiva del Congreso, durante el toledismo, uno como presidente del Parlamento…

No, el primer año fue primer vicepresidente, el segundo año estuve en la Comisión de Constitución y en el 2003-2004 fui elegido presidente del Congreso…

***

Llevamos cuarenta minutos de conversación. Es una puesta en escena distinta. El mal que acompaña a Pease también es parte de nuestro diálogo. En el sillón que usa para despachar tiene las piernas levantadas, en realidad está más echado que sentado. A los aparatos tecnológicos que usa para estar comunicado y a la pantalla gigante de su computadora, que le cedió su hija diseñadora, se suma el bastón que lleva siempre a sus clases de la PUCP.

Me cuenta un episodio de su presidencia en el Congreso, cuando el Apra presentó una moción de vacancia contra Alejandro Toledo, horas después de que diera por concluida la legislatura que encabezó. Hubo que ir a Palacio para resolver esa situación. Siempre con prisa, siempre con apremios. El de Toledo fue un gobierno accidentado al que hubo que defender más de una vez.

¿Usted podría defender a Toledo con la misma convicción con la que lo hizo en la Mesa Directiva?

Primero, yo siempre he defendido las instituciones y luego a las personas. La presidencia es una institución central de la política peruana y yo creo que históricamente la presidencia de Toledo ha dejado una serie de elementos muy positivos. Es un gobierno que tuvo mil tentaciones de usar vías autoritarias y no lo hizo. Pero, al mismo tiempo, fue un gobierno improvisado para una situación improvisada. Los gobiernos entraron en su peor crisis antes del 2000, y después salió lo que pudo salir.

¿Esta descripción que usa no se puede aplicar a Alejandro Toledo? ¿Lo del 2001 no fue un gobierno improvisado con un líder improvisado?

Yo creo que él tiene elementos de liderazgo que los ejerció muy bien en las elecciones del 2000.

¿Y ahora cómo lo ve?

Lo veo mal. Por todo lo que se ve en los medios. Pero también creo que hay un exceso en las formas. Hay que deslindar el campo privado del público. Veamos, ¿está lavando dinero? Yo no conozco de ningún gobernante que después de siete años de haber gobernado pueda lavar algo.

De acuerdo, no hay evidencia de lavado, pero hay una serie de contradicciones para explicar una compra de inmuebles.

Y pueden haber más contradicciones, cosas que no comparto. Lo que creo es que hay un manejo inadecuado de lo que es la investigación y la fiscalización. Ahora hay jueces que declaran. Domingo García Rada decía: “El juez habla en la sentencia”. Pero ahora no, ahora todos se mandan, eso no se veía en los sesenta, ni fiscales ni jueces.

Pero no es mejor que se exponga todo, que se lancen todas las conjeturas.

Yo no voy a restringir ni proponer que se restrinja eso, pero también creo en los mecanismos de autocontrol.

¿Dirigió la ONG Desco entre el 73 y el 82?

Sí, exactamente.

Estaba leyendo una entrevista que le dio a Alberto Adrianzén para su libro Apogeo y Crisis de la Izquierda, en la que usted dice que lograr consensos en la Asamblea de Desco, donde había militantes de las diferentes fuerzas de izquierda, le hizo pensar que una confluencia entre esas tendencias era posible, ¿diría que una ONG como Desco fue el embrión de lo que se convirtió en Izquierda Unida?

Desco fue escuela en muchas cosas. No solamente en eso, también en sus programas de campo, en sus programas rurales y en pueblos jóvenes. Llegamos a publicar un libro cada mes. Y sí, es cierto que estaban presentes varias partes de la izquierda de los 80, pero había muchos más que no tenían militancia, y eran personas con una capacidad creativa muy consistente. Y sí, nosotros tuvimos mucho que discutir y que confrontar, pero yo no entiendo la democracia sin negociación. Y cuando alguien como Fujimori, que no tiene nada de demócrata, nos dice: “Toda negociación es un pacto bajo la mesa”, yo digo NO. Uno negocia discutiendo. El debate público y periodístico debe ser eso, pero no lo es. A la primera te dicen chavista. Hoy te dicen chavista, como antes te decían senderista o comunista, o aprista, todo para sacarte de la escena.

¿Qué era más fácil de mantener cohesionado? ¿A Desco o a la Izquierda Unida?

Bueno, yo no pude aspirar nunca a tener ese rol, el de mantener la cohesión, ese rol lo tuvo Alfonso Barrantes, y en mi opinión ese rol se acabó en junio de 1987, cuando él renunció a la presidencia de Izquierda Unida, entre muchas contradicciones internas, sí. Todos los actores tenemos nuestra parte de responsabilidad.

¿El fin de Izquierda Unida fue el fin de su amistad con Alfonso Barrantes?

No, yo lo seguí viendo. Pero es muy claro, y además lo dijo varias veces, que él vinculaba una cosa con la otra. Por lo tanto mi relación se enfrió desde fines del 86, cuando antes de salir del municipio me dijo: “Oye, Henry, un amigo me ha dicho que yo soy el dueño de los votos de la izquierda, ¿tú que piensas?”. Yo le contesté: “Tu amigo está muy equivocado, y tú también, el día que desaparezca Izquierda Unida, cualquier tonto –usé otra palabra que no puedo repetir– saca más votos que tú”. Yo fui ese tonto.

Porque usted compitió con él en las presidenciales del 90.

En verdad yo quise ser candidato a la alcaldía (en 1989), pero me malograron esa campaña.
Siempre dice que Barrantes era el líder de la unidad en la izquierda. Más que un mérito, ¿aquello no era una deficiencia? Dependían de un caudillo.

Es que Barrantes fue el único que le dio a la izquierda una talla de masas. Su comunicación con la ciudadanía evidentemente era central, pero también es cierto que la ciudadanía no solo seguía eso, sino mire las cifras electorales. Yo, un desconocido, saqué un porcentaje mayor que él (en las elecciones del 90).

¿A la izquierda actual también le falta un líder que tenga arrastre?

En política, en todas las experiencia democráticas, los líderes principales catalizan todo lo demás. No se puede pensar la política como un aparato sin cabeza, sin líderes. Y no han surgido nuevos líderes, dónde están, por qué no son conocidos.

¿Votó por Fujimori en la segunda vuelta del 90?

Sí. Pero me fui del país.

Es curioso, porque he leído que antes de jurar al cargo Fujimori tuvo tiempo de ofrecerle el Ministerio de Educación.

Sí, yo volví. Alrededor del 17 de julio, me pidió conversar en el Círculo Militar. Me ofreció ser ministro de Educación, y me hubiera gustado porque mi padre tuvo el mismo cargo. Le respondí que me invitaba a un barco, pero que no me decía para dónde iba, que lo que definía el rumbo era Economía y Defensa. Lo que me respondió sobre economía era una generalidad y lo que dijo sobre defensa fue más simplón todavía. Le dije que no.

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Renuncia a El Comercio

                                               Lima, 18 de setiembre del 2013

Señor Doctor:

Francisco Miró Quesada Rada

Director de El Comercio

Ciudad.-

Mi querido Paco:

Veo que te jubilas, derecho de todos, y a partir del 1° te reemplazará el señor Du Bois.  Comencé a escribir en El Comercio por invitación de Alejandro, tu primo y antecesor, seguí en tu tiempo pero no quise aceptar remuneración, cuando me la ofreciste.  Ha sido un gusto enorme decir lo que pienso, sin ninguna traba, en El Comercio.

El eje que atravesaron mis artículos fue la construcción y defensa de la democracia, desde allí he criticado a los actores de hoy y he trazado caminos.  Pero encuentro ahora una discrepancia de fondo que puede constreñir la libertad de expresión y prensa.  Me refiero al tamaño del grupo El Comercio que se acerca al 78% de la prensa escrita con la compra de la mayoría de acciones de otro importante conglomerado.  No soy sino un ciudadano más, sin poder alguno para entrar a tallar en este tema, pero años de estudio y de práctica política me convencieron que ni el Estado ni los particulares debemos tener una concentración  así.  La libertad de prensa la defendí en la época de Velasco, en mis libros sobre esos dos gobiernos, y lo defiendo ahora. Como lo hice en el fujimorato y después. Por eso creo que es hora de renunciar a seguir escribiendo en El Comercio, sólo me quedarán mi blog y mis clases.

Quiero renovarles mi amistad y agradecerles por el espacio que me dieron para ejercer varios años mi libertad de expresión. Sólo te recomiendo no dejar tus actividades académicas y universitarias, por lo menos.  Soy mayor que tú y no me jubilo porque en la universidad fue siempre mi espacio natural, que combiné con la política y porque Fujimori puso un valor muy bajo a mis casi 30 años en el Seguro Social y sus antecesores se comieron vivo ese fondo. De allí sale una pensión baja que vengo engrosando tres años más en una AFP eficiente pero con una legislación que maltrató a los primeros afiliados, especialmente a los mayores.

Recibe un fuerte abrazo

Henry Pease García

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Otra más, respuesta final.

Se picó el narciso. Qué bueno que recuerde a Marfil Franke, buena profesora y mejor profesional. Yo he tenido casi 7000 alumnos en ese curso en 42 años, es imposible que recuerde todas las caras y nombres. Pero hace años me atacó, como hoy, diciendo que los obligaba a comprar mis libros – lo que es falso, porque, desde 1974, producimos materiales con partes de libros y nadie tiene que ir a libros completos – por eso creí era mi alumno. Con esto demuestra que entonces mintió, porque, si no fui su profesor: ¿cómo podría obligarlo a leer mis libros? Me ha dicho sinuoso y traidor, pero antes le aclaro no soy solo cristiano sino católico a secas, eso quiere decir libre de ser de  izquierda o derecha aunque los extremos como el fascismo, el neoliberalismo, el comunismo parten de filosofías no muy compatibles con el cristianismo; aunque eso no significa perseguirlas ni desterrar su estudio, conocer métodos e incluso compartir alianzas en momentos particulares.

Nunca he traicionado a nadie en mi vida. A Alfonso Barrantes lo apoyé y ayudé como nadie en su gestión municipal. Con todas mis fuerzas y sin remuneración. Cuando comenzó la ruptura estuve entre los que propusieron un congreso democrático bajo el lema “un militante un voto”  y me encargaron encabezar su organización. Se inscribieron 150 000 ciudadanos de los cuales 100 000 eran como Barrantes y como yo, ciudadanos sin partido. Se lo mostré y le dije “tú eres el único que puede liderar a esa mayoría. En el Congreso de IU, con esa fuerza, puedes conseguir que haya una dirección elegida por todos y no que cada partido haga lo que quiera, porque eso no funciona”.

Se inscribió y mostré a todos su firma, pero no fue al Congreso y allí se habló mucho, con avances ideológicos y programáticos en democracia, pero no se cambió nada de lo que era IU: sólo una alianza electoral. Incluso,
después del Congreso, junto con Gustavo Mohme Llona y Jorge del Prado insistimos en convencerlo de una candidatura común y me negué a aceptar ser candidato a la presidencia hasta que él, con dos partidos de IU, los de menor tamaño, se inscribió en el JNE. Allí, era mi deber aceptar y no dejar sin representación a tantos ciudadanos que organizamos. Una anécdota servirá de aclaración y como ya la he contado la repito: Alfonso, conversando en su despacho al final de su mandato me dijo “Un amigo me dice que yo soy el dueño de los votos de IU ¿tú qué piensas? Le respondí: tú y tu amigo, que yo sé quién es, están muy equivocados. Tú eres
el hombre de la unidad de la izquierda, el día que ésta se rompa, cualquier tonto (dije una palabra no publicable) saca más votos que tú.  No sabía que ese tonto sería yo, no lo busqué ni son “mis votos”, nunca he seguido caudillos ni he pretendido serlo. El amigo vivía en la Plaza de Armas y todos saben quién fue.

He alargado este punto, porque es un tema público, no porque valga la pena defenderme del agravio. No soy ni he sido un gran líder, sino apenas una persona que entiende la política como servicio. Por ello, a pocos meses de cumplir 69 años, y dañado por un cáncer que vencí a los 29, sigo soportando las consecuencias del tratamiento. No tengo posibilidad de vivir con mi pensión de jubilación, destruida por García y Fujimori, y por esto, sigo trabajando cada noche agradeciendo a Dios por poder hacerlo; agradeciendo porque sigo hablando con los jóvenes, enseñar me nutre y alegra. Es posible que haya algunos como Mariátegui que les cause asco. Esto porque la ética y la coherencia con principios y opciones irritan tanto a este exalumno de la PUCP, que es quien importó el apelativo CAVIAR para excluir a los que no aceptan sus ideas, debido a que no tiene manera de cuestionarlos objetivamente.

Yo no sé de moluscos y ahora ni me los permiten comer, soy hijo de un almirante que vivió de su sueldo y austeramente, y me dijo poco antes de morir: si vez un servidor público que tiene más y no es por herencia o
actividad empresarial, sospecha. Yo termino como mi Padre: no he “ascendido” económicamente, pero estoy satisfecho con lo que he vivido tratando de servir ami país y a su gente, especialmente los que tienen menos poder y viven en pobreza o con las justas.  Los resultados de mi generación son mucho mayores, pero van en contra de las ideas de este Mariátegui, antípoda del Amauta: ya no hay precapitalismo ni semifeudalidad, se defienden los derechos humanos y hay más ciudadanía, aunque precaria, porque son muy fuertes los conservadores y los excluyentes. Serán otros, los jóvenes, los que cambiarán esto, pero solo tendrán éxito si saben amar sin barreras, sin endiosarse caudillescamente, sin claudicar ni dejar de decirle corrupto al corrupto, idiota al idiota y reaccionario al reaccionario.

Las clases en la PUCP ya empezaron, así que no me distraeré más con este señor. Chao.

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