Archivo de la categoría: Entrevistas y videos

“Cuando prima el caudillaje sobre la institucionalidad, los partidos se convierten en una cosa descartable”

Punto.edu

Henry Pease

Director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP

Con la renuncia de Jaime Delgado, la bancada oficialista de Gana Perú suma diez bajas, se queda con 36 congresistas y pierde la primera minoría. Henry Pease, ex congresista y director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP, analiza los cambios en el Congreso y la crisis de los partidos políticos.

¿La renuncia de diez congresistas en Gana Perú (GP) es un síntoma de la debilidad institucional de los partidos políticos?

Es un síntoma de que ese partido tiene un manejo autoritario donde el Presidente, o la Primera Dama y presidenta del partido, se impone a la bancada.En GP hay un par de líderes que a veces actúan como dueños. En la época de Toledo nunca se impuso a la bancada una orden desde fuera, las decisiones se tomaban dentro. Una de las razones de la crisis y debilidad de los partidos es que no son asociaciones sino listas con dueño, y en este caso es evidente que ha habido errores políticos garrafales.

Toledo también perdió diez congresistas en su período.

Pero ahí no se dio un choque de esta naturaleza. Toledo aceptó a una serie de aspirantes al Congreso que tenían su propio movimiento y decían que le iban a aportar fuerza pero se salen y enfrentan a PP a la primera elección regional. Otros tuvieron otras razones, probablemente por problemas de democracia interna. Lo democrático no es que el partido les mande ni que los congresistas hagan lo que les da la gana, sino que haya una relación de diálogo entre el partido y bancada. El Apra tiene estructuras de participación que le han funcionado varias veces pero tienen un liderazgo tan autoritario –y lo acabo de ver en una tesis- que funcionó como un gobierno sin partido, no les dejaba participar.

Pero Alan García perdió solo un congresista durante su administración.

Es que el Apra es más institucionalizado y García no hizo la chambonada de pelear al choque con sus congresistas. La debilidad de los partidos proviene de la falta de democracia interna, por eso se establecieron las elecciones primarias y la elección periódica de cargos pero han encontrado todas las maneras posibles para sacarle la vuelta.

Ollanta Humala habló de la reforma política en su discurso de Fiestas Patrias.

Es un tema más complejo. Se tiene que incluir elecciones primarias abiertas en los partidos, que no haya voto preferencial ni simultaneidad perfecta (con las elecciones presidenciales) que hace que se asocie a la bancada al presidente y que éste pueda mandonearla.

El 2011 entraron seis bancadas, hoy son nueve y siguen fragmentándose.

En el Perú eso es buscado por la clase política. No creo que haya en más países una norma como esta en que un congresista puede salir de su bancada, juntarse de a seis y formar una nueva con los mismos derechos. El congresista es fruto de una relación doble: la lista parlamentaria y la decisión del ciudadano.

Actualmente 105 de los 130 congresistas son completamente nuevos.

Es que los partidos están en crisis. Empieza porque los partidos que gobiernan pierden la siguiente elección. A los presidentes no les interesa que uno de su partido lo suceda porque van a perder liderazgo al interior. Esa ha sido la conducta de García en su segundo gobierno. Cuando prima el caudillaje sobre la institucionalidad los partidos se convierten en una cosa descartable. Los que son oficialismo terminan teniendo dos o tres en el siguiente período, es lo que le espera a Humala en este camino.

En su libro “La política en el Perú del XX” define lo que pasó en el segundo período fujimorista como “la destrucción, una por una, de las instituciones o reglas que en la constitución del 93 no convenían a la autocracia”. ¿Eso terminó de destruir a los partidos?

Sí, pero es algo que viene del 90. Fujimori acentúa la crisis de los partidos, les cierra espacios y todo el discurso político es anti partidos. Pero las palabras no hacen daño sino el comportamiento de los propios actores políticos. Pero aún cabe la posibilidad de que surjan nuevas organizaciones que aprendan de la experiencia de las otras.

Sigue leyendo

Henry Pease: “Se debe continuar defensa de la autonomía de la Católica”

La República

pese a conflicto. Pease señaló que la universidad no ha dejado de crecer académicamente.
Pese a conflicto. Pease señaló que la universidad no ha dejado de crecer académicamente.
Sociólogo y Periodista. Ex presidente del Congreso de la República. Actual director de la Escuela de Gobierno y políticas públicas de la PUCP.

Ana Núñez.

El próximo 4 de julio, los delegados de los alumnos, profesores y decanos de la Universidad Católica decidirán quién tomará las riendas de esa casa de estudios: si Marcial Rubio permanece una gestión más o asume Eduardo Ísmodes. Henry Pease nos cuenta el trasfondo de esta elección y todo lo que se decidirá en ella.

¿Qué está en juego en la próxima asamblea de la Universidad Católica?

Está en juego la continuidad de un esfuerzo largo de este rectorado y los anteriores por afirmar la autonomía y la pluralidad en la Universidad Católica. Dado que el Papa ha nombrado una comisión de tres cardenales para negociar y buscar una solución de acuerdo con la universidad, es importante que estén presentes los que hicieron la negociación anterior. Lo que le puedo decir es que la universidad estaba ya en un proceso amplio de elecciones y el rector (Marcial Rubio) había anunciado que no continuaría…

¿Qué pasó?

Cuando esto ocurrió, todo el mundo le pidió que termine las negociaciones que había comenzado. Eso es lo que algunos quieren impedir y hablan de cambio en el momento en que la continuidad de la negociación es fundamental y la experiencia adquirida por los negociadores. Yo me pregunto si ese hablar de cambio no es querer ponerse de alguna manera del lado del arzobispo que ha causado todo este embrollo, que no lo causaron ninguno de sus antecesores y que no hubo ningún hecho nuevo que llevara a su intervención.

El enfrentamiento entre la Católica y el Arzobispado de Lima está marcando la agenda de la universidad…

Está marcando la agenda, pero la universidad no ha dejado de crecer académicamente. Nosotros hemos sido agredidos y hasta embestidos. Acuérdese lo que se hizo en el Tribunal Constitucional, una vergüenza. Frente a esa agresión, no contestamos con agresión. Mantenemos nuestro respeto por el arzobispo, quien en su tarea pastoral tiene el margen de juego que necesita, pero no tenemos por qué aceptar que se convierta en dueño de los bienes de la universidad o en administrador de su presupuesto o, simplemente, en gobernante de la universidad con sesgo.

¿Por qué es importante la permanencia de Marcial Rubio?

Porque no se puede cambiar a los negociadores a la mitad del proceso, porque tiene toda la experiencia y ha asumido con valentía esa defensa, a pesar de que aquí han utilizado una serie de medios de comunicación para agredirlo, a pesar de que nos han querido arrinconar. El rector ha mantenido en el lugar que le corresponde a la universidad y eso ha sido reconocido por el Vaticano, porque esa comisión cardenalicia es un cambio frente a lo que hicieron antes.

Usted ha escrito que el triunfo de la lista que propone el cambio busca someter a la universidad al arzobispado de Lima.

Yo veo ese peligro. Yo respeto todas las aspiraciones, pero me parece que éste no es un momento para dar rienda a las aspiraciones personales, sino de dar continuidad a la defensa de la autonomía de la universidad, que ha sido muy bien hecha por el rectorado actual.

El argumento de los opositores es que la universidad debe seguir siendo católica. ¿Con marcial Rubio no lo es?

Es católica. Marcial Rubio es un católico de toda la vida y yo digo en ese artículo que estaría negándome a mí mismo, a lo que ha sido mi vida, que ya casi llega a 70 años, y a mis 43 años de profesor de la universidad, si no quisiera que la universidad continúe siendo católica.

Escribió que “creen que ser católico es seguir al cardenal (Juan Luis) Cipriani en todos los temas”.

Bueno, yo no sigo al cardenal cuando habla de política, yo no sigo al cardenal cuando se mete en el ámbito de la universidad, pero si comienza a hablar en términos pastorales, como cualquier católico de Lima, lo sigo.

Finalmente, escribió que, con algunos pequeños ajustes, la universidad cumple con la normativa del Ex Corde Ecclesiae.

La Católica está cumpliendo prácticamente con todo ese documento que pertenece al Vaticano, pero lo que ha hecho el cardenal Cipriani es retirar a sus miembros, porque él quiere más, él quiere manejar los bienes, él quiere intervenir en la herencia de Riva Agüero, él quiere someter a la universidad, y eso va en contra de la razón de ser de la universidad.

Sigue leyendo

¿Un gobierno chantajeado para indultar a Fujimori y tapar la corrupción de García?

Diario 16

¿Un gobierno chantajeado para indultar a Fujimori y tapar la corrupción de García?

** Excongresista Henry Pease advierte que si el Gobierno no escoge los elementos adecuados para su gabinete, dejará un mayor margen para “maniobras que buscan la impunidad”

El expresidente del Congreso Henry Pease sostuvo que la polémica desatada por el quinto gabinete ministerial es consecuencia de la crisis anterior que produjo el jefe de Estado, Ollanta Humala, cuando ‘maltrató’ al expremier César Villanueva para apoyar la ‘intervención’ de la primera dama, Nadine Heredia.

Sin embargo, Pease advirtió que la oposición del Congreso buscará aprovechar este mal momento del Gobierno para coaccionarlo a fin de que otorgue importantes beneficios a favor de los expresidentes Alan García y Alberto Fujimori, ambos con serios problemas judiciales y cuestionados por irregularidades en sus anteriores regímenes.

“Esta segunda crisis, en un Congreso acostumbrado a la práctica del chantaje, pone en primer plano los objetivos del fujimorismo y el Partido Aprista: excarcelar a Fujimori y ocultar la corrupción del gobierno de Alan García investigada por la Megacomisión”, argumentó.

El reconocido doctor en Ciencias Políticas lamentó el papel que vienen jugando estos parlamentarios, que, lejos de mostrar un voto en contra del llamado “gabinete Cornejo”, prefieren abstenerse por temor a la disolución del Congreso.

“Lo que ocurre ahora es que los congresistas que no son del gobierno ven que esa crisis les permite arrinconar al Gobierno, y como no tienen la valentía de afrontar que a la siguiente los despidan constitucionalmente, se abstienen. La maniobra de Abugattás salvó la legalidad constitucional del gabinete, pero no su legitimidad. Era lo único que podía hacer la primera mayoría congresal por su desvencijado proyecto nacionalista”, explicó el exlegislador.

ALAN, EL BENEFICIADO

Pease dejó en claro que esta crisis del gabinete deja prácticamente la mesa servida al aprismo para conseguir que Alan no sea “castigado” en el ejercicio de sus derechos políticos. Pero exhortó a que las irregularidades de su último régimen no queden fuera del escrutinio público.

“La ciudadanía debe saber, antes de las elecciones, sobre sus responsabilidades en los ‘narcoindultos’, en los negocios delatados por los petroaudios y en las maniobras para impedir la judicialización de todo esto”, indicó.

Henry Pease advirtió que además de estos posibles chantajes, el Gobierno debe escoger elementos adecuados para que no terminen por quitarle legitimidad al Ejecutivo.

“Si el Gobierno licencia a este gabinete o a una parte y presenta otro, no se acerca a la disolución. Si no lo hace tras la votación del lunes, que busca legalidad (pero no logrará legitimidad), habrá mayor margen para estas maniobras que buscan la impunidad”, puntualizó.

EL DATO: Pease señaló que la figura del premier no puede servir para ser vocero de la esposa del presidente ni ser desautorizado por ella

Sigue leyendo

“El único monopolio expresamente prohibido en la Constitución es el de medios de comunicación”

Domingo, La República

Henry Pease. Ex presidente del Congreso y parlamentario de 1992 al 2006.

Texto. Emilio Camacho.
Foto: Ana Castañeda.

Es noche de Halloween y el tráfico en Lima es verdaderamente monstruoso. Es como si todo el mundo participara de la vorágine de esta fiesta llena de tipos disfrazados. El propio Henry Pease cuenta que le regaló un par de calcetines a su nieto para que se hiciera un traje de momia. Fue un error, dice. Aquellas prendas eran parte del tratamiento que recibe para combatir la diabetes. Igual, ya es tarde para lamentos. Pease procura acomodarse para conversar, le acaban de cortar el pelo, pero no han tocado mucho de esa barba que otro de sus nietos le pidió que se dejara. En fechas como esta, la apariencia es lo que importa.

Vi que está dando clases por Skype, la tecnología es su compañera de estos días.

(Sonríe). He tenido que pasar unos diez días con las piernas en alto, como ahora, por un cuadro diabético. La semana pasada ya había tenido otro problema, entonces me dije: “No puedo faltar. Nos conectamos”. Me traje a la casa a uno de los muchachos egresados de Ciencias Políticas, que me apoyó acá, con la computadora. Otro alumno de estudios generales me apoyó allá. Y otra profesora me ayudó con el orden de la clase, porque eran 65 muchachos. Es la primera vez que se dicta así en estudios generales, en facultad se usa más.

Pero en general, usted es una persona que usa mucho la tecnología. Parte de su último libro la escribió en un Ipad.  

Sí, en este (muestra el aparato, que guarda en una funda negra). Con esta maquinita no solo hice el libro, al mismo tiempo dirigí el plan de desarrollo concertado de Lima, lo que me llevó a reunirme con cada uno de los alcaldes distritales de Lima (son cuarenta), el único que no me recibió fue el alcalde de Chorrillos, y eso que me dio cita a las cinco de la mañana, creo que a esa hora no funciona el Estado (se ríe).

Y así como maneja estas herramientas, hay otras formas de expresión que ha ido dejando. Entiendo, por ejemplo, que ya no va al cine, desde el 90.  

(Se pone serio). Nunca fui muy aficionado, aunque con mi esposa íbamos todos los viernes.

Cuando ella murió dejé de hacerlo. Solo una vez vinieron unos muchachos que habían participado de la campaña del 90, quedaron con mis hijas en que me llevaban amarrado al cine, sí o sí. Fuimos a ver una película japonesa muy bonita, pero ya no recuerdo el nombre. Mire, uno se adapta a la vida como puede.

Hablemos de otros medios. Ya no tiene su columna en El Comercio, ya no participa del debate público, ¿cómo se siente con ello?

Bueno, con la cantidad de cosas que tengo que hacer no tengo tiempo ni para preocuparme ni deprimirme. El debate público es una prioridad en algunos momentos, pero en este momento mi prioridad son mis alumnos, de estudios generales, de maestría y de doctorado. Y también tengo un blog, y ahora estaba viendo que lo último que colgué fue mi carta a El Comercio…

Hablemos de esa carta. Cuando le escribió a Francisco Miró Quesada para decirle que ya no sería colaborador de El Comercio, le expresó también su preocupación por la compra de la mayoría de acciones de Epensa, ¿por qué?

A ver, Paco (Francisco Miró Quesada) es un gran amigo, de muchos años, es de la misma especialidad que yo: politólogo. Pero para mí, la opción es muy clara. Yo, no ahora, a lo largo de toda mi vida, he visto lo que significa la concentración de medios y las dificultades que deja al ejercicio de la libertad de expresión. Yo pongo un ejemplo, para que no digan que estoy hablando de hoy, yo fui candidato de Izquierda Unida (a la presidencia, en el 90), y no van a encontrar ni un solo spot que haya podido difundir. Igual obtuve medio millón de votos. La pregunta es, ¿cómo se pudo hacer esa candidatura sin presencia de medios? Recorrimos todo el país, fue una campaña cuerpo a cuerpo, sin medios. Ahora, hay una cosa clave en lo que estamos discutiendo. El Perú es una sociedad muy desigual. Si la política no tiene un escenario mínimo que nos haga iguales, el régimen democrático no es posible. Y cuando se discute en el Perú, un tema que es crucial como la libertad de prensa, no podemos permitir que se concentre en pocas manos. Es un problema de generar condiciones para la competencia. Y no puedo separar el problema editorial del problema económico o del problema político. En política las fusiones se dan naturalmente. Solo evaluemos cómo fue la participación de los medios en la campaña del 2011.

Ya, pero a este asunto de la compra de Epensa solo se le quiere dar un enfoque comercial. Se dice: “Yo compro las acciones de este grupo porque soy exitoso y el mercado lo permite”.

A ver, yo le respondo con la Constitución en la mano. El único monopolio expresamente prohibido en la Constitución es el de medios de comunicación.

Habla del artículo 61.

Sí, que está ubicado en el régimen económico de la Constitución, donde se habla de libre competencia. Dice: “la prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social, y en general las empresas y los bienes relacionados con la libertad de expresión, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio o acaparamiento”. Esta es una norma expresa de la Constitución. Y me parece en este momento que el camino de ir al Tribunal Constitucional (para revisar este tema) es mejor que una ley.

Aunque hay quienes dicen que puede estudiarse una norma que ponga topes a la participación en el negocio de los medios.

Puede llegarse a eso, no tengo duda. Pero el primer paso es la interpretación constitucional. Yo sé que muchos dicen que respecto de los medios “la mejor ley es la que no existe”, yo no comparto ese criterio, pero también sé que nuestras leyes son malas. A lo mejor la interpretación constitucional abre un debate sobre este tema, que en este momento no se está dando.

Con lo que acaba de decir lo van a llamar estatista.

Pues sería un error, la regulación no es lo que origina el término estatismo. El uso del término se origina, en nuestra historia, por la aparición del Estado empresario, que desplaza y reemplaza a la empresa privada. La regulación es parte de todo Estado, en todas épocas. Más bien, a veces la no regulación es una manera de regular, es una manera de dejar la balanza inclinada para un lado. No olvidemos que el mercado no es ni nació para ser perfecto.
¿Conoce al ex presidente del Consejo de Ministros, a Juan Jiménez?

Sí, me parece que ha sido un buen segundo de a bordo. En general, mi opinión es que el premier no marca el régimen, es el presidente el que conduce el gobierno. El premier no es el jefe de los otros ministros, lo es el presidente.

¿Y qué piensa de este cambio? Sale un hombre del derecho, formado en la defensa de los derechos humanos, y entra un gestor como César Villanueva.

Él tiene una experiencia política muy interesante, incluso antes de llegar a la presidencia de San Martín. Ha trabajado antes en el mundo de las ONG, en proyectos de desarrollo y luego ha entrado a un gobierno regional, que tiene todo por hacer, que está construyendo en un territorio que en gran parte no estaba cubierto por la acción pública. Tengo una buena opinión de él, pero –le reitero– yo no creo que el premier defina un cambio de rumbo. Entiendo que la política tiene algo de escena y de engaño, pero el que tiene el manejo del Ejecutivo es el presidente.

Vamos a su experiencia como congresista. Estuvo tres años en la Mesa Directiva del Congreso, durante el toledismo, uno como presidente del Parlamento…

No, el primer año fue primer vicepresidente, el segundo año estuve en la Comisión de Constitución y en el 2003-2004 fui elegido presidente del Congreso…

***

Llevamos cuarenta minutos de conversación. Es una puesta en escena distinta. El mal que acompaña a Pease también es parte de nuestro diálogo. En el sillón que usa para despachar tiene las piernas levantadas, en realidad está más echado que sentado. A los aparatos tecnológicos que usa para estar comunicado y a la pantalla gigante de su computadora, que le cedió su hija diseñadora, se suma el bastón que lleva siempre a sus clases de la PUCP.

Me cuenta un episodio de su presidencia en el Congreso, cuando el Apra presentó una moción de vacancia contra Alejandro Toledo, horas después de que diera por concluida la legislatura que encabezó. Hubo que ir a Palacio para resolver esa situación. Siempre con prisa, siempre con apremios. El de Toledo fue un gobierno accidentado al que hubo que defender más de una vez.

¿Usted podría defender a Toledo con la misma convicción con la que lo hizo en la Mesa Directiva?

Primero, yo siempre he defendido las instituciones y luego a las personas. La presidencia es una institución central de la política peruana y yo creo que históricamente la presidencia de Toledo ha dejado una serie de elementos muy positivos. Es un gobierno que tuvo mil tentaciones de usar vías autoritarias y no lo hizo. Pero, al mismo tiempo, fue un gobierno improvisado para una situación improvisada. Los gobiernos entraron en su peor crisis antes del 2000, y después salió lo que pudo salir.

¿Esta descripción que usa no se puede aplicar a Alejandro Toledo? ¿Lo del 2001 no fue un gobierno improvisado con un líder improvisado?

Yo creo que él tiene elementos de liderazgo que los ejerció muy bien en las elecciones del 2000.

¿Y ahora cómo lo ve?

Lo veo mal. Por todo lo que se ve en los medios. Pero también creo que hay un exceso en las formas. Hay que deslindar el campo privado del público. Veamos, ¿está lavando dinero? Yo no conozco de ningún gobernante que después de siete años de haber gobernado pueda lavar algo.

De acuerdo, no hay evidencia de lavado, pero hay una serie de contradicciones para explicar una compra de inmuebles.

Y pueden haber más contradicciones, cosas que no comparto. Lo que creo es que hay un manejo inadecuado de lo que es la investigación y la fiscalización. Ahora hay jueces que declaran. Domingo García Rada decía: “El juez habla en la sentencia”. Pero ahora no, ahora todos se mandan, eso no se veía en los sesenta, ni fiscales ni jueces.

Pero no es mejor que se exponga todo, que se lancen todas las conjeturas.

Yo no voy a restringir ni proponer que se restrinja eso, pero también creo en los mecanismos de autocontrol.

¿Dirigió la ONG Desco entre el 73 y el 82?

Sí, exactamente.

Estaba leyendo una entrevista que le dio a Alberto Adrianzén para su libro Apogeo y Crisis de la Izquierda, en la que usted dice que lograr consensos en la Asamblea de Desco, donde había militantes de las diferentes fuerzas de izquierda, le hizo pensar que una confluencia entre esas tendencias era posible, ¿diría que una ONG como Desco fue el embrión de lo que se convirtió en Izquierda Unida?

Desco fue escuela en muchas cosas. No solamente en eso, también en sus programas de campo, en sus programas rurales y en pueblos jóvenes. Llegamos a publicar un libro cada mes. Y sí, es cierto que estaban presentes varias partes de la izquierda de los 80, pero había muchos más que no tenían militancia, y eran personas con una capacidad creativa muy consistente. Y sí, nosotros tuvimos mucho que discutir y que confrontar, pero yo no entiendo la democracia sin negociación. Y cuando alguien como Fujimori, que no tiene nada de demócrata, nos dice: “Toda negociación es un pacto bajo la mesa”, yo digo NO. Uno negocia discutiendo. El debate público y periodístico debe ser eso, pero no lo es. A la primera te dicen chavista. Hoy te dicen chavista, como antes te decían senderista o comunista, o aprista, todo para sacarte de la escena.

¿Qué era más fácil de mantener cohesionado? ¿A Desco o a la Izquierda Unida?

Bueno, yo no pude aspirar nunca a tener ese rol, el de mantener la cohesión, ese rol lo tuvo Alfonso Barrantes, y en mi opinión ese rol se acabó en junio de 1987, cuando él renunció a la presidencia de Izquierda Unida, entre muchas contradicciones internas, sí. Todos los actores tenemos nuestra parte de responsabilidad.

¿El fin de Izquierda Unida fue el fin de su amistad con Alfonso Barrantes?

No, yo lo seguí viendo. Pero es muy claro, y además lo dijo varias veces, que él vinculaba una cosa con la otra. Por lo tanto mi relación se enfrió desde fines del 86, cuando antes de salir del municipio me dijo: “Oye, Henry, un amigo me ha dicho que yo soy el dueño de los votos de la izquierda, ¿tú que piensas?”. Yo le contesté: “Tu amigo está muy equivocado, y tú también, el día que desaparezca Izquierda Unida, cualquier tonto –usé otra palabra que no puedo repetir– saca más votos que tú”. Yo fui ese tonto.

Porque usted compitió con él en las presidenciales del 90.

En verdad yo quise ser candidato a la alcaldía (en 1989), pero me malograron esa campaña.
Siempre dice que Barrantes era el líder de la unidad en la izquierda. Más que un mérito, ¿aquello no era una deficiencia? Dependían de un caudillo.

Es que Barrantes fue el único que le dio a la izquierda una talla de masas. Su comunicación con la ciudadanía evidentemente era central, pero también es cierto que la ciudadanía no solo seguía eso, sino mire las cifras electorales. Yo, un desconocido, saqué un porcentaje mayor que él (en las elecciones del 90).

¿A la izquierda actual también le falta un líder que tenga arrastre?

En política, en todas las experiencia democráticas, los líderes principales catalizan todo lo demás. No se puede pensar la política como un aparato sin cabeza, sin líderes. Y no han surgido nuevos líderes, dónde están, por qué no son conocidos.

¿Votó por Fujimori en la segunda vuelta del 90?

Sí. Pero me fui del país.

Es curioso, porque he leído que antes de jurar al cargo Fujimori tuvo tiempo de ofrecerle el Ministerio de Educación.

Sí, yo volví. Alrededor del 17 de julio, me pidió conversar en el Círculo Militar. Me ofreció ser ministro de Educación, y me hubiera gustado porque mi padre tuvo el mismo cargo. Le respondí que me invitaba a un barco, pero que no me decía para dónde iba, que lo que definía el rumbo era Economía y Defensa. Lo que me respondió sobre economía era una generalidad y lo que dijo sobre defensa fue más simplón todavía. Le dije que no.

Sigue leyendo

Plantea concurso para elegir a magistrados

Publicado en La Primera el lunes 12 de agosto

Plantea concurso para elegir a magistrados Un sistema de concurso que permita elegir a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC), planteó el expresidente del Congreso, Henry Pease, quien consideró inaceptable que estos cargos se definan por invitación, como se hizo en el anterior proceso, anulado por cuestionamientos.

“Tiene que haber concurso y también la posibilidad de tachas por parte de la ciudadanía, y alguien que lo resuelva. Con esos elementos se podría tener una mejor elección de los magistrados”, indicó.

Dijo que no se puede aceptar la posibilidad que personas con trayectoria democrática discutible o con una no reconocida trayectoria académica o profesional sean propuestas, por invitación, sin antes haber pasado por un mecanismo de evaluación.

“Tenemos un tribunal desfasado, donde solo uno de sus integrantes posee legitimidad. Es momento de eliminar la invitación para este tipo de cargos y encontrar una fórmula”, subrayó Pease.

Sigue leyendo

Henry Pease: Elegir al Tribunal Constitucional tiene que ser por concurso

La República

Henry Pease, ex presidente del Congreso. Foto: La República.

Un sistema de concurso que permita elegir a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC), planteó hoy el expresidente del CongresoHenry Pease, quien consideró inaceptable que estos cargos se definan por invitación, como se hizo en el anterior proceso, anulado por cuestionamientos.

Tiene que haber concurso y también la posibilidad de tachas por parte de la ciudadanía, y alguien que lo resuelva. Con esos elementos se podría tener una mejorelección de los magistrados“, declaró.

Dijo que no se puede aceptar la posibilidad que personas con trayectoria democrática discutible o con una no reconocida trayectoria académica o profesional sean propuestas, por invitación, sin antes haber pasado por un mecanismo de evaluación.

“Tenemos un tribunal desfasado, donde solo uno de sus integrantes posee legitimidad. Es momento de eliminar la invitación para este tipo de cargos y encontrar una fórmula”, enfatizó Pease.

Según indicó, el primer reto que tiene el Congreso en este periodo legislativo 2013-2014 es el de resolver este tema.

La legislatura anterior culminó con serios cuestionamientos hacia el Parlamento por parte de diversos sectores políticos y la sociedad civil por la elección cuestionada para la elección del TC y Defensoría del Pueblo, calificada por algunos sectores como “repartija”.

Los candidatos fueron propuestos por una comisión parlamentaria integrada por representantes de las bancadas y aprobados por el pleno.

Tras la elección hubo movilizaciones de colectivos de la sociedad civil y el Congreso se vio obligado a convocar una sesión extraordinaria en la que se anularon las designaciones, incluidas las del Banco Central de Reserva, pese a que la elección de los directores de esa entidad sí fue considerada adecuada.

Sigue leyendo

Henry Pease: si renunciaron a sus bancadas son tránsfugas

Andina
 
Los legisladores que renuncian a sus bancadas para pasar o formar otros grupos son tránsfugas y de eso no hay dudas, aseveró hoy el expresidente del Congreso Henry Pease, al comentar los recientes “cambios de camiseta” en el Legislativo.
Henry Pease, expresidente del Congreso.
Henry Pease, expresidente del Congreso.
He visto montón de definiciones inventadas para defenderse, pero tránsfuga es la persona que ingresa al Congreso por un partido o alianza y luego se sale y continúa como congresista“, declaró a la Agencia Andina.
Sostuvo que cada vez que pasa esto se complica la conducción del Parlamento, por lo que debería evitarse esa práctica a través de iniciativas legislativas que contemplen el ingreso de los accesitarios en lugar de los que dimiten.
Lo que debe establecer la ley, como ocurre en buena parte de Europa, es que si alguien deja su partido debe ser vacado o pasar a una especie de limbo que se llama comisión mixta, donde nadie ‘les da bola‘”, indicó.
“Pero acá no sucede eso, se cambian para tener capacidad de negociar de otra manera. El transfuguismole hace daño al Congreso, es antiético, el elector vota por un partido y una persona, dos entes que no deben separarse”, añadió.
Pease advirtió, además, que existe un problema mayor por resolver, que es la formación de alianzas de agrupaciones pequeñas que se unen sólo para superar la valla electoral y una vez que llegan al Legislativo rompen los compromisos que tenían.
Además, si por una cuestión de cambio de ideología del partido uno de sus congresistas quiere renunciar, tendría que hacerlo; pero habría que modificar la ley que actualmente lo impide.
El extitular del Parlamento consideró necesaria la eliminación del voto preferencial, al referir que la continuidad de este mecanismo no ayudará a los partidos a levantar cabeza, y también aplicar el financiamiento público de los partidos.
“Deben haber elecciones primarias para formar las listas y que no las conforme la cúpula partidaria, que sí puede proponer nombres. Debe asegurarse una elección transparente y formar la lista en el orden de los votos recibidos”, comentó.

Sigue leyendo

“YO SIENTO PENA Y VERGÜENZA”

Publicada en “Somos” de El Comercio el sábado 27  de julio

“Los muchachos de hoy se dan cuenta de que la política existe y de que es parte de la defensa de nuestros derechos. Eso es importante”.

20130802-pease_en_somoss.jpg

ESCRIBE RICARDO LEÓN FOTO NANCY CHAPPELL

Con la autoridad que le brinda el hecho de haber integrado y presidido el Congreso, Henry Pease analiza la crisis que atraviesa la función parlamentaria

El ex congresista Henry Pease, una de las voces políticas más respetadas del país por su trayectoria, confiesa que el momento más memorable de su vida política fue la Marcha por la Paz, que se llevó a cabo a finales de 1989 a pesar de las advertencias explícitas de Sendero Luminoso. Él, como muchos otros, se sentía cansado del miedo y de la sensación de oscuridad que se ceñía sobre el país, y salió a la calle a gritarlo. La protesta, dice Pease, es una muestra de hartazgo. Aunque en un muy distinto contexto y con objetivos diferentes, se asemeja un poco a la situación actual, en la que un sector de la población ha decidido hacerse escuchar.

Usted sabe bien lo que es reclamar en la calle. ¿A qué responden las protestas que estamos viendo, esta suerte de movilización colectiva súbita?

¿Qué motiva a alguien a dejar de quejarse desde el quiosco de periódicos para ir a hacerlo a la calle?

Cada generación enfrenta determinados momentos en los que no soporta más, porque hay temas que tocan la moral institucional, y eso es lo que en este caso ocurre. No es una marcha enorme, y no se puede comparar con lo que ocurre en Europa y otros lugares, pero sí es un indicio de que los muchachos de hoy, formados en una era de la antipolítica –como la llamaba Carlos Iván Degregori– y a los cuales se les ha querido quitar la política de la cabeza, se dan cuenta de que esta existe y es parte de la defensa de nuestros derechos. Eso es importante. La crisis en este caso tiene relación con una sensación concreta de asco que da el Parlamento.

La frase simbólica en estas movilizaciones es ‘No nos representan’. Es como una crítica general, transversal contra la clase política.

Es simplemente la idea de que un señor que nombra a un corrupto no me puede representar. Es una situación que va más allá del Congreso; hemos vivido 10 años de autocracia. En ese tiempo se dañó, se agredió a muchas personas, y ahora hay muchos operadores de esa época que se ‘blanquean’ un poquito y se dicen demócratas, y han logrado un partido con una fuerza en el Parlamento (Fuerza Social) que se ha dado el lujo de chantajear a los demás partidos, con conflictos de intereses por todos lados.

Usted ha sido congresista y presidente del Congreso, es decir, ha estado al otro de la mesa. Más allá de la crisis de partidos, que ya suena a lugar común,¿qué está ocurriendo con el Parlamento?

Frente a lo que ha pasado, yo siento pena y vergüenza.ero, además, la representación es una crisis mayor, no solo porque esto que hicieron esté mal, sino porque la relación del congresista con la gente que lo eligió es lejana. En Estados Unidos, por ejemplo, los congresistas casi viven en un avión, van todo el tiempo a la localidad que los eligió. Aquí, en cambio, la semana de representación se ha burocratizado. Y no se trata de ir a inaugurar obras, sino de tener discusiones con los ciudadanos, con los votantes, escucharlos a ellos. Cuando el congresista está cerca de la gente, reacciona pensando en ellos frente a hechos como los que vimos en el Congreso.

Es la extensión política del elector.

Así es. Y cuando ha reaccionado el presidente Humala –que, estoy seguro, sabía en lo que su partido se había metido- le ha hecho caso a la gente. Puede haber habido una cuota de cálculo político, pero lo hizo. Los congresistas, sabiendo que era un mamotreto lo que habían hecho, lo defendieron como pudieron…

Y entonces dejan de ser la extensión política del elector y su función original se pervierte.

Es que generalmente los congresistas no escuchan, no están acostumbrados a escuchar. La representación es la función más débil del Congreso.

20130802-somos_pease_2.gif

Usted escribió en una columna reciente: “Nuestra cultura política repite inconscientemente comportamientos de los gobiernos autoritarios”. Es como una herencia que no queremos, como un trauma.

En el Perú hay mucha cultura autoritaria. El siglo XX fue el que más regímenes y conductas autoritarias registró, y mucha gente mira lo que pasó en el pasado y cree que se repite siempre, pero no se da cuenta de los cambios. La cultura es lo que más lentamente cambia en la historia, y la cultura política en el Perú tiene una expresión autoritaria, incluso en cosas insignificantes como la celebración de fiestas distritales con marchas tipo militar y estudiantes que tienen que levantar la pierna lo más alto posible. Todavía creemos que los estados de emergencia resuelven todos los problemas. Son repeticiones, herencias, ceremoniales copiados de anteriores gobiernos.

Si tuviera que analizar –en resumen– los dos primeros años de gobierno de Ollanta Humala, ¿cuál sería su balance? Jorge Basadre decía que en el Perú los enemigos terminan por aliarse. Da la impresión de que eso le ha ocurrido al presidente respecto del sector empresarial y otros que se oponían a su candidatura.

Me faltó completar esa frase, porque los enemigos terminan siendo aliados para llegar, pero no para gobernar. Esto pasa mucho con las actuales bancadas, que se unen para tener fuerza y llegar al poder, y una vez que están ahí se dividen… Yo comprendo que las contradicciones son fuertes en el gobierno de Ollanta Humala, pero lo que menos se fijaron aquellos que lo acompañaron en su candidatura es que él es un comandante en retiro, o sea, un oficial del Ejército, formado como tal, y que eso prima en su comportamiento.

Habrá ido agregando después elementos políticos en su vida, pero no tiene formación política y, por lo tanto, sus decisiones las ha tomado en el camino y han sido duras.

En los últimos meses es común leer titulares que hablan de la mayor o menor confianza de los empresarios e inversionistas, como si fuera el único termómetro, y se especula que en el mensaje a la Nación por Fiestas Patrias el eje central serán las inversiones.

La razón por la cual la inversión extranjera se demora o se retrae es, casi siempre, externa y no tiene un origen local. La crisis que hay en otros países obliga al empresariado a no invertir o a cerrar, y la baja que hay en China también desincentiva el crecimiento de las mineras. Lo que quiero decir es que el Perú está desplegando un esfuerzo grande por atraer inversiones, y está bien, pero lo está haciendo en un momento en el que ya no tenemos una gran alza. Lo que me preocupa es, cuando se acabe esta alza y las materias primas tengan bajos precios, ¿qué pasará entonces?

Y pensando un poco en el 2016, ¿cómo cree que llegarán Alan García, Keiko Fujimori y Alejandro Toledo?

No creo que pueda hacer una proyección, porque los he visto a todos muy desdibujados, cometiendo errores y en medio de problemas que los afectan. Además porque es muy difícil que en tanto tiempo se mantenga la misma situación. Ya sabemos que en la segunda vuelta cerca de la mitad de la población está obligada a votar por alguien que no era de su agrado, y esto al final funciona como una lógica de chantaje. Por ejemplo, estoy seguro de que Alan García no habría salido elegido en el 2006 si no fuera porque compitió con Humala en segunda vuelta.

Hace poco se presentó al nuevo Frente Amplio de Izquierda. Su eslogan es ‘Unidad y Renovación’, pero a la izquierda peruana actual se le critica precisamente por carecer de esas dos cualidades.

Ellos no han lanzado candidatos, por lo tanto aún no es hora de decir si quienes conforman el movimiento son parte de la renovación. Pero eso no quita que alguien de más de 50 años pueda formar parte del movimiento. Yo lo que espero es que haya una renovación, de lo contrario no va a cuajar, y además tiene que ser una renovación de métodos, estilos, programas, ideas, maneras de hacer política, y que todo esto ayude a que haya una izquierda moderna, una izquierda activa.

¿Extraña la política activa, la política del día a día?

Si me preguntan si extraño ser congresista, respondo que no; si me preguntan si extraño ser teniente alcalde de Lima, respondo que sí, porque fue la parte más linda de mi vida política. Yo caminaba en la calle y tenía una relación directa y constante con la gente. Hacía política a la antigua.

Sigue leyendo

“Una sociedad con jóvenes apolíticos está dormida”

La República

Sabado, 27 de julio de 2013
Henry Pease Profesor, director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP.
Henry Pease Profesor, director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP.
Enrique Patriau.

Usted era congresista de oposición en los noventa, cuando las protestas universitarias contra Fujimori. Hoy los jóvenes salen de nuevo a marchar.

Y eso demuestra que los jóvenes toman la iniciativa en política. Una sociedad en la que los jóvenes son apolíticos está dormida, caída. Pero la política no es solamente salir a marchar cuando hay un escándalo. La política es pensar problemas, debatir caminos, analizar. Que no se quede en lo superficial, que no se abandone porque te cansaste de marchar porque tus pies se desgastaron.

Pero al menos ya es un inicio.

Desde luego, lo que pasa en estos días a mí me alegra, me entusiasma. Lo curioso es que el Tribunal Constitucional (TC) haya sido, dos veces, el que haya despabilado a los jóvenes. Con Fujimori fue igual. Lo importante es que esa capacidad de indignación se convierta en decisión de hacer política, estudiarla y entenderla como servicio. No es un juego de vedette, de coquetería.

Pero en esas marchas, muchos no quieren saber nada con los políticos. La profesión del político debe ser la peor considerada en el Perú.

(Risas). Eso pasa en muchas partes. Lo que acaba de ocurrir acá con el TC acaba de pasar en España, donde han descubierto que el presidente del tribunal era militante del Partido Popular, en el gobierno. No han salido los españoles a gritar por eso porque tienen cosas más urgentes de qué quejarse.

¿Nuestros políticos son tan malos en serio?

No es un problema de bondad o maldad. En todo Parlamento hay buenos y malos congresistas, yo he visto muchas cosas que hoy escandalizan. Lo que ocurre es que años atrás la mayoría de gente no tenía ni idea de lo que se hacía. El Parlamento ni siquiera funcionaba todo el año. Sí, los políticos tienen mala fama y eso tiene que ver con la sociedad mediática, porque es suicida no buscar la transparencia. Se arma escándalo con mucha facilidad.

Me habla de la sociedad mediática. Las nuevas tecnologías han ayudado a la movilización de los jóvenes.

Se han vuelto importantes en la superficie de la política. Son claves para una movilización, para la reacción de estos días, pero, algo fundamental, no reemplazan la formación. Esta es una sociedad mediática, en la que aquello que no se ve no existe. El análisis abstracto es cada vez más difícil porque la gente no está formada para eso. ¿En cuánto tiempo se lee un diario hoy, en cuánto se leía antes? ¿Qué vemos en los noticieros de acá?

Usted tuitea de vez en cuando.

El Twitter te manda un mensajito, no un análisis. Antes se analizaba más. Y antes se forzaba a leer más. No encuentro reemplazo a la lectura. Ojo, yo leo mejor en la computadora. Es un tema de costumbre, no de plataforma.

Ahí le veo un Ipad.

Y ahí escribí parte de mi último libro, La política en el Perú del siglo XX.

Ahora es un profesor a tiempo completo. ¿No extraña el cargo público?

No, más bien extraño hacer cosas. El cargo que más me ha gustado no es el de presidente del Congreso, que ha sido el más alto, sino el de teniente alcalde de Lima, con Alfonso Barrantes. Porque en esa época trabajábamos codo a codo con la gente. A mí ser un político nunca me aisló de la gente.

¿Por qué no extraña ocupar un cargo público?

Porque siempre estoy contento con lo que hago. Yo he hecho dos cosas en la vida, ser político y ser investigador, y ahora me dedico a la investigación. Si me dijeran ahora: cambia la universidad por algún cargo, diría no. Pero hubo otros años en que la universidad estaba aburrida. La vida académica también tiene sus altibajos, es a veces muy lineal. Y uno tiene que romper la linealidad.

¿Que se haya dejado la barba blanca tiene alguna relación con su perfil de investigador a tiempo completo?

¿Usted también? Todos mis alumnos se meten con mi barba.  La verdad es que es algo que me demandaba mi nieto, antropólogo y músico casi a tiempo completo. Él siempre me dijo que tenía que usar barba. Un día entró y me dijo: “¿Ves? Así es como te tienes que quedar, te lo dije”. Primero pensé que no le haría caso. Aunque me siento más viejo con la barba que sin ella. Una cosa es dejarse la barba a tu edad y otra a los 68.

Sigue leyendo