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A la hora de elegir una escuela

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Varias veces he recibido preguntas de padres que preguntan por opiniones sobre escuelas. Desean saber cuáles son buenas, cuáles se les puede recomendar. Sin embargo, eso es muy variable porque lo que yo puedo considerar una buena escuela no necesariamente aplica para otra persona.

Pero sí creo que hay unos cuantos criterios que un padre debe sentarse a pensar bien antes de escoger una escuela para su hijo.

Lo primero es definir el tipo de niño y adulto que se desea formar. ¿Cómo desea que sea su niño y su infancia? ¿Cómo desea que sea cuando llegue a ser un adulto? ¿Qué valores o principios desea que profese y aplique? ¿Cómo le gustaría que eduquen a su hijo? Mientras un padre tenga en claro la imagen de su hijo, tanto como niño como adulto, más sencillo será escoger una escuela. Claro está que ambos padres deben estar de acuerdo en todo ello.

Desde aquí, los padres pueden definir si les interesa una escuela con inclinaciones artísticas, escuelas que refuercen la libertad y la individualidad, escuelas que se centren en la competitividad, escuelas que profesen una fe o religión particular, etc.

Al acercarse a una escuela, es recomendable que los padres siempre pidan el proyecto educativo. Toda escuela debería tener un documento en el cual quede declarado el perfil del alumno, la visión de ser humano que buscan formar, las metodologías aplicadas, los valores y principios en los que basa su enseñanza. Es un documento vital y todo padre de familia tiene total derecho a conocer esta información.

Los padres deben contrastar la información que brinden las escuelas con los conceptos de educación y formación que definieron inicialmente.

¿Por qué es importante ello? Porque no importa cuán buena sea la escuela, más allá de los conocimientos que un niño pueda aprender, lo más delicado es el aspecto formativo; y este debe ser coherente en casa y en la escuela. De lo contrario, se crea inestabilidad, inseguridad y confusión en el niño.

Finalmente, un aspecto vital es que el niño se sienta cómodo en la escuela. Si el niño es intimidado por el ambiente, si no siente bienestar en la escuela, es una señal de que algo no va a cuajar en el proceso educativo. Además, es importante que una persona se sienta bien en un lugar en el cual va a pasar de 6 a 8 horas, 5 días a la semana por 10 meses al año.

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¿Qué es la inteligencia?

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¿Qué clase de focos se te prenden?

¿Algunas vez han conocido a una persona que le va muy bien en los estudios o realiza bien su trabajo en una oficina, pero tiene parejas atroces y malas amistades? Y se escucha la frase: “pero si es una persona tan inteligente, no sé como puede andar con alguien así”.

Digamos que esta persona es catalogada como inteligente porque se destaca mucho en sus estudios o es un financista exitoso. Entonces, entendemos que se destaca en un campo académico. ¿Eso la hace inteligente? Sí, pero sólo en un aspecto; porque en cuanto a los aspectos sociales o emocionales no lo es: selecciona mal a sus amistades, no resuelve sus enredos de pareja, toma malas decisiones personales.

Veamos otro caso: el chico que no era exactamente brillante en la escuela, pero se llevaba muy bien con todos, palabreaba a los profesores y lograba nuevas oportunidades para presentar sus trabajos o que no llamaran a sus papás para avisar de la última travesura que realizó. Pasa el tiempo, y uno se lo encuentra camino a convertirse en un exitoso hombre de negocios.

En este segundo caso, vemos que el lado académico no es el fuerte, pero sí el social, el interpersonal; lo cual, con ayuda del desarrollo de otras capacidades, lo ha llevado a triunfar en un ámbito. ¿Es inteligente? Sí.

Un último caso: está reunido y conoce a alguien que siempre hace referencias políticas o culturales, es una persona que está al tanto de la actualidad, suelta algunos datos de la vida de Shakespeare o Chopin, enuncia algunos hechos históricos y otros tipos de información. Está pues frente a una de esas personas que pareciera ser una enciclopedia andante. No faltará alguien que se impresione y diga: ¡Pero qué inteligente! Error. La información por sí sola no es una señal de inteligencia. Ahora, si todos esos datos estuvieran acompañados de comentarios y asociaciones interesantes, novedosas, originales, entonces sí hablaríamos de inteligencia. En otras palabras, saber en qué año terminó la Segunda Guerra Mundial no es señal de inteligencia; hacer una asociación entre la Segunda Guerra Mundial, la Revolución Industrial y los celulares con redes 3.5, sí lo es.

Entonces, ¿la inteligencia es información? No. ¿La inteligencia es aptitud cognitiva? No, es parte, pero sólo eso… parte.
¿La inteligencia se manifiesta en diversos aspectos? Sí: académicos, sociales, emocionales, físicos, entre otros. Y todos tenemos esas capacidades, pero desarrollamos unas sobre otras debido a diversos factores. Todo ello, lo desarrollaremos poco a poco en los siguientes posts.

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