Sociedad del Conocimiento III: Entrando al campo de la Gestión del Conocimiento

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El estudio del conocimiento humano ha sido objeto fundamental de la filosofía y la epistemología desde la época de los griegos, pero en los últimos años ha recobrado importancia y se le ha prestado más atención que antes. Autores como Nonaka y Takeuchi (1995)(1) consideran el conocimiento como la unidad analítica básica para explicar el comportamiento de las empresas, partiendo de la creencia de que la organización procesa y crea conocimiento, tanto tácito como explícito, propiciando la interacción entre ellos.

La revolución de la tecnología de la información, entendida como la convergencia de la electrónica, la computación y las telecomunicaciones, proporcionó la base material indispensable para este nuevo sistema económico cuya estructura es la conexión histórica entre el conocimiento y la información, su forma de organización en red y la revolución de la tecnología de la información.

Ello ha hecho surgir un cambio respecto a la valoración del conocimiento. En un inicio, las empresas han reconocido que su principal activo es el conocimiento de sus trabajadores; por tanto, se consideran fundamentales los sistemas de información que permitan a las empresas obtener información del entorno, de manera fiable y oportuna adquiriendo una dimensión clave para el proceso de aprendizaje, siendo el de carácter individual prerrequisito para el aprendizaje organizacional (Flores, 2005).
Después, otros sectores fueron tomando conciencia de lo vital del conocimiento para el desarrollo de cualquier organización, grupo humano vinculado por ciertos fines comunes. En consecuencia, la gestión del conocimiento se ha posicionado como un aspecto sumamente relevante para el desarrollo de cualquier organización y, en extensión, de las sociedades.

Concretando el tema y relacionándolo con lo educativo, hemos observado que la gestión del conocimiento requiere de personas con una serie de habilidades y capacidades para transformar la información en conocimiento, y para manejar en forma pertinente y eficiente el conocimiento para lograr acciones efectivas. Ello implica que la educación debe reformarse a sí misma en función a una actualización del concepto de sociedad local y global. De esta forma, debe buscar educar para innovar y pensar.

(1) Tomado de Martín de Castro, Gregorio (2004). “Bases conceptuales para la dirección del conocimiento en organizaciones”.

Referencias

Flores Urbáez, Matilde (2005). “Gerencia del conocimiento: Su relación con la generación de conocimientos”. Revista de Ciencias Sociales.Vol. XI No. Pp. 229 – 245.

Martín de Castro, Gregorio (2004). “Bases conceptuales para la dirección del conocimiento en organizaciones”. Revista de Investigación en Gestión de la Innovación y Tecnología. Fecha de acceso: setiembre de 2006. http://www.madrimasd.org/revista/revista20/tribuna/tribuna3.asp

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