FC Barcelona, la identidad no se pone en juego

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En su libro “Morbo. The Story of Spanish Football”, Philip Ball nos cuenta que cierto día estando Johan Cruyff en el Miniestadi -ese mágico recinto que el FC Barcelona destina a los equipos de su cantera-, pidió a Charly Rexach que aquel flacucho que se desempeñaba muy bien por la franja derecha fuera probado en el centro del campo para cumplir la función de “pivote”. Dicho juvenil, tal y como lo sospechaba el entrenador holandés, se adaptó rápidamente al mencionado puesto a tal punto que cuando ascendió al equipo principal para ocupar la misma posición, lo hizo para vestir la camiseta número 4 y así convertirse en la batuta del famoso Dream Team. Se trataba nada menos que de Josep Guardiola.

Lunes 29 de noviembre del 2010 y el Pep Team terminaba de golear por 5 a 0 al Real Madrid en el propio Camp Nou. Luego de aquel partido, Josep Guardiola dejaba en claro toda la importancia que para él tiene “ese estilo de juego” que practica su equipo cuando en conferencia de prensa declaraba lo siguiente: “Dedico esta victoria a Rexach y Cruyff porque son los que nos enseñaron a jugar de esta manera… No podemos encontrar un equipo en el mundo que entretenga a la gente como lo hacemos nosotros”.

“Nos enseñaron a jugar de esta manera”, no olvidemos esa frase.

Camp Nou

La Masía es la residencia donde se forman deportiva e intelectualmente a los jóvenes que han dejado sus familias y localidades de origen para hacer carrera en el FC Barcelona. Además de Pep Guardiola se han formado allí: Puyol, Xavi, Valdés, Iniesta, Piqué y hasta el propio Lionel Messi, todos ellos titulares indiscutibles en el actual primer equipo del Barcelona.

Sobre la vida que pasan los juveniles en La Masía, Leonardo Faccio nos cuenta en su libro Messi que el astro argentino llegó a dicha residencia a la edad de 13 años y fue Rubén Bonastre, el maestro de informática, una de las primeras personas en recibirlo para posteriormente convertirse en su consejero académico. Fue el propio Bonastre quien luego le contaría a Faccio que al igual que todos los demás chicos que llegan hasta hoy al lugar, el actual mejor jugador del mundo vivió allí “un régimen estricto, casi castrense (…) y aprendió a llegar puntual a las prácticas, a tener entrenadores y aguantar que le digan lo que no le gusta”.

Así también y en otro momento de su libro, Faccio nos relata que cuando Pep Guardiola era un niño que vivía en La Masía, casi fracasa por su físico endeble, sin embargo su entrenador Lluís Pujol recuerda haberle comentado al por ese entonces responsable de las categorías inferiores del FC Barcelona, lo siguiente: “No sé que tiene ese niño. Yo solo le veo la cabeza”.

Josep Guardiola como jugador del FC Barcelona ganó 6 Ligas, 2 Copas del Rey, 1 Copa de Europa, 1 Recopa de Europa y 2 Supercopas de Europa. Con la selección de fútbol de España ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1992 y participó también en el Mundial de 1994 y la Eurocopa 2000. Por si esto no fuera suficiente, Guardiola empezó su carrera como entrenador del primer equipo durante la temporada 2008/2009 logrando resonados triunfos, al término de los cuales, él simplemente respondía que “aún no había ganado nada” cada vez que los periodistas lo entrevistaban. En esa nueva extraordinaria faceta el Pep se convirtió en el único entrenador de fútbol de la historia en conseguir los 6 títulos oficiales en un mismo año (la Copa del Rey, el título de Liga, la Liga de Campeones de la UEFA, la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes antes, Copa Intercontinental). En el 2009 y 2011 fue nombrado el mejor entrenador del año por la IFFHS.

Por su parte, entre los actuales jugadores del Pep Team, tenemos que Lionel Messi ha ganado los títulos de Balón de Oro de la FIFA en las tres últimas ediciones: 2009, 2010 y 2011, pero, por si esto no fuera suficiente para expresar el gran trabajo que se realiza en La Masía, se tuvo que para la elección del 2010 el astro argentino compartió el podio con Xavi e Iniesta, en tanto que durante la del 2011, los mismos Xavi e Iniesta resultaron como los tercer y cuarto mejores jugadores del mundo, respectivamente.

Con todo esto, podemos decir entonces que la disciplina y el talento, juntos en La Masía, constituyen bases fundamentales para el “juego de equipo” que marca el estilo del Barcelona y en donde además la ubicación de cada jugador es también una pieza importante. En ese aspecto Cruyff era un verdadero genio pues tenía la extraordinaria habilidad para ver dónde podía funcionar mejor un futbolista. Lo hizo con Guardiola y él ha continuado con esta práctica que tan buenos resultados les ha otorgado, e incluso hasta la ha mejorado cuando por ejemplo deja a Iniesta libre en el campo para que éste pueda hacer lo que mejor sabe, hacer buen fútbol con sus compañeros. Mascherano es otro ejemplo. También ha intentado colocar a Álves de típico 7, aunque quizás esto necesite un tiempo de rodaje, algo que para equipos del nivel al que el Barcelona pertenece, es cada vez más complicado de hacer a medio camino.

Pero ¿cuál es ese sentir de juego que tanto aprecia y cuida Guardiola? Pues no es otro que darle lo mejor al fútbol, buscando a través de la disciplina, el talento y la buena disposición en el campo de cada uno de sus dirigidos, sacar lo mejor de cada uno de ellos, para aprender, para ser mejores, para relacionarse, para educarse, para transmitir un sentir, aquel que se hace posible mediante el idioma fútbol. Durante una entrevista el mismo Pep ha declarado: “Todos me han hecho mejor jugador: Romario, Laudrup, Figo, Zubizarreta, Hierro, Raúl, Valerón…”.

Pep Guardiola y Fernando Trueba – Conversaciones sobre el futuro

Y hasta ahora, todo lo que está haciendo Guardiola conjuntamente con sus jugadores guarda plena coherencia con ese estilo, un sello indiscutible del FC Barcelona que es precisamente lo que transmite al público, a través de como lo dice Guardiola, “buscando ser protagonistas, intentando hacer el partido sin esperar a que el partido nos lleve, teniendo muy en claro que no por tener más atacantes se atacará mejor y que a su vez, no por tener más defensas se defenderá mejor, esto es, se atacará mejor si se defiende mejor y se defenderá mejor si se ataca bien, bajo una sintonía en la cual todo el equipo es partícipe”. Dicho de otra manera, buscando el juego, el verdadero juego, en donde lo más importante no es ganar, sino superarse y con ello, intentar superar al rival. Como decíamos en aquel post, un juego a través del cual aprendemos y nos formamos porque compañerismo, amistad, respeto, disciplina, actitud, valor, confianza, honor, derrota, se nos presentan de una u otra manera, tanto para el protagonista, como para quien que es testigo de esta filosofía del fútbol.

Sin embargo, a juzgar por los últimos resultados del equipo, algo está necesitando un ajuste y eso lo sabe mejor que nadie Guardiola, él es el creador de la partitura de un equipo que recientemente no está dando su mejor sinfonía. Se hace necesaria una evolución, una superación, pero sin perder la identidad. Y esto no es nuevo, algún día le tenía que pasar. Después de casi cuatro años uno ve que existen equipos que juegan solo a “ganarle al Barcelona”, algo que no es lo mismo que jugar y ganarle respetando un estilo propio. Pero es parte de lo esperado. Lo ha dicho Arsène Wenger, el siempre coherente técnico del Arsenal inglés para quien el Barcelona es favorito para ganar la presente Champions, cuando en su columna ha escrito: “El único inconveniente que se me ocurre para Guardiola es que las expectativas serán las mismas para el resto de su carrera, lo que es imposible de cumplir para cualquier entrenador.”

Hace unos días, Guardiola ha declarado que tiene la sensación de que el equipo “ha cumplido”, pues “hemos hecho bien las cosas que hemos tenido que hacer, y no nos pueden reprochar nada. Más que nunca hemos hecho muy bien lo que teníamos que hacer. Pase lo que pase ya hemos ganado, lo hemos vuelto a hacer, y la gente ha disfrutado de nuevo con nuestro juego. Lo único que se nos puede exigir como equipo grande es luchar hasta el final. Y lo estamos haciendo”, ha añadido.

“Luchar hasta el final, y lo estamos haciendo”, la afirmación es clara y lo que se ha visto en el campo también lo es, el genial entrenador está intentando, está buscando, pero fiel al estilo; claro, de momento y durante los últimos encuentros no le está resultando, pero eso no es suficiente para decir que se ha equivocado, quizás era hasta incluso necesario perder el último partido en el Camp Nou para terminar de hacer los ajustes que el equipo requiere y con ello continuar superándose, porque una cosa sigue estando clara, no se trata de ganar por ganar.

Finalmente y como parte del juego, se puede perder la Liga, la Copa y la Champions misma, porque en la parte de la historia en la que actualmente se encuentra el club catalán, de lo que realmente se trata es de mantener vigente su identidad, aquel estilo propio que el FC Barcelona no intenta poner en juego, así le cueste un valioso trofeo.

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