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Ni con Maduro ni con Trump

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Este es un tema del que no voy a volver a escribir. Y explicaré luego por qué. Me refiero a la crisis venezolana. Ésta despierta el interés del público en general, pues tiene un impacto sobre nuestro país a través de la inmigración, lo cual afecta la remuneración de los trabajadores en nuestro país.

En la prensa el interés no es de ese tipo. Es, más bien, un interés político, especialmente por parte de los que acusan a Maduro de ser un dictador corrupto y sanguinario, del cual quieren la cabeza, y que no pueden ocultar su simpatía por una eventual intervención armada extranjera –esto es, norteamericana– que lo deponga y les entregue su cabeza. Por otro lado, en una actitud menos locuaz, están los que simpatizan con Maduro. Es decir, tenemos por un lado a los que están contra Maduro (y con Trump) y, por otro lado, a los que están con Maduro (y contra Trump).

Pero alguien puede venir y decir que sus simpatías –en realidad– están contra Maduro, pero no a favor de Trump. Obviamente, eso no es sincero ni creíble: si alguien está en contra de Maduro es porque está, por lo menos en la práctica, a favor de Trump. Es decir, o estamos a favor de uno de ellos, o estamos en contra de ambos. No existe otra posibilidad, mucho menos la de simpatizar con ambos.

Pues bien, yo le diría a los que simpatizan con Trump que sigan criticando a Maduro, hablando de la terrible crisis económica que vive Venezuela, del apoyo recibido por el auto-proclamado presidente Juan Guaidó a nivel internacional, de la represión de las manifestaciones populares en Venezuela. Pero también les diría que no mencionen que Maduro fue elegido al cargo, que tiene el apoyo del 30% del electorado, que México no se ha sumado al bloqueo, que en una declaración sobre Venezuela el Papa no condena a Maduro, ni que existe la posibilidad de una solución negociada. Y también les diría que no se preocupen por hablar de los personajes que manejan el asunto venezolano en el gobierno de Trump. Me refiero a su secretario de estado, Mike Pompeo, carnal del príncipe saudita que ordenó torturar y asesinar un periodista de oposición en el consulado saudita en Estambul; de su asesor de seguridad, John Bolton, agresivo extremista de derecha, más bruto y achorado que cualquier ejemplar doméstico, pero que encontró la manera de no ir a pelear a Vietnam cuando le tocaba; ni de su encargado especial, Elliot Abrams, veterano defensor de dictadores y encubridor de masacres en América Central durante los 80s.

Obviamente, a los que simpatizan con Maduro les diría que hagan justamente lo contrario.

Y a los que no están ni con Trump ni con Maduro les diría QUE SE CALLEN LA BOCA, al menos sobre ese tema, pues, en realidad, hay muchas cosas que nos deben preocupar y de las que debemos hablar. A nivel doméstico podemos hablar de la lucha contra la corrupción, el intento de fuga de Alan García y los trámites para extraditar a Alejandro Toledo; del aniego en San Juan de Lurigancho; del caos en el transporte urbano; de los miles de niños pidiendo ayuda en las calles de Lima, de la lucha contra los femenicidios; del rendimiento negativo de los fondos de pensiones; de la lucha de la CONFIEP contra la “tramitología” y la inflexibilidad de la legislación laboral; de los 4 millones de peruanos que viven en el extranjero; etc.

En el ámbito global podemos hablar del avance del populismo de derecha, del odio y del fascismo; del cambio climático y la deserción del Acuerdo de París por parte de Estados Unidos; de la globalización y la “guerra comercial” desatada por Trump contra China; de la monopolización de los mercados y la expansión de gigantescas transnacionales; del aumento de la concentración de la propiedad y de la desigualdad del ingreso; de la proliferación de armas nucleares y el abandono del Acuerdo sobre Misiles Nucleares de Alcance Intermedio por parte de Estados Unidos; del rol de Estados Unidos como única superpotencia y los abrazos entre Donald Trump y Kim Jong-un; de los “chalecos amarillos” franceses; del peligro que el avance de internet y las redes sociales significa para nuestra privacidad; etc.