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Vargas Llosa vs. Kim Jong-un: Sobre la Abolición de las Armas Nucleares

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El autor hispano-peruano Mario Vargas Llosa ha publicado en su columna Piedra de Toque un artículo –“La bomba de Kim Jong-un”– en relación al programa nuclear norcoreano. El artículo está en la página del diario El País, y ha sido publicado en “La República”.

Salvo el dato sobre el peso del líder norcoreano (133 kilos, según el autor), en realidad no hay nada nuevo –mucho menos sustantivo– en el artículo. En todo caso, lo primero que llama la atención es la cantidad y variedad alucinante de calificativos con que el autor califica a su personaje central, a quien asigna la capacidad de “extinguir la civilización”. Solo en el subtítulo y el primer párrafo lo califica de ser inculto, de inteligencia primaria, que parece una caricatura de sí mismo; tirano, asesino, gordinflón, payaso, pequeño sátrapa mozalbete y malcriado. En el resto del artículo se pueden encontrar otras variedades. En claro contraste, el autor no usa ningún adjetivo cuando en algún momento se refiere al presidente norteamericano (“el presidente Trump”), de quien no parece saber el peso.

Yo no voy a decir que esto refleja que el autor sufre de algún deterioro intelectual –aunque el hecho que no lo diga no necesariamente implica que no lo piense– pero pierde un poco la compostura: decir cosas como las que escribe las puedo esperar en el caso de Philip Butters o Aldo Mariátegui, pero no de un Premio Nobel. Pero debemos advertir que ya tiene antecedentes: hace poco el autor criticó duramente la decisión de la Academia Sueca de otorgar el Premio Nobel de Literatura al compositor e intérprete norteamericano Bob Dylan, y habló de la “frivolización de la cultura” y expresó su temor que dicho premio sea eventualmente “otorgado a un futbolista”. Es preocupante no solamente porque ningún otro Premio Nobel hizo algún reclamo de ese tipo, sino también porque un mínimo de consecuencia debería haberlo llevado a devolver el premio y el dinero que recibió. No lo hizo porque hablar es muy fácil y no cuesta. Mismo Donald Trump.

Aunque un chispazo de lucidez lo lleva a lamentar que ya no sea posible una “acción militar limitada” por parte de Estados Unidos, el mismo autor admite su confusión en relación al tema del impasse nuclear que le preocupa. “¿Cómo hemos llegado a esta situación?”, se pregunta, para luego admitir que no tiene “ninguna respuesta”. La situación a la que se refiere sería una en la que el “pequeño sátrapa” norcoreano tiene “la llave de una catástrofe nuclear de dimensiones apocalípticas”, y que está en juego “la posibilidad de un cataclismo planetario”.

Y como no tiene ninguna explicación que dar, aprovecha la oportunidad para lanzarle flores al capitalismo global, que en las últimas décadas nos habría “salvado de la barbarie”. Nos recuerda a John Dos Passos, eminente autor norteamericano, que en los años 30 defendió a Sacco y Vanzetti (sindicalistas norteamericanos), y a León Trotsky (ex–jefe del Ejército Rojo), y que terminó en los años 50 convertido en ferviente macartista, y escribiendo majaderías para Selecciones. Aunque tal vez sea algo atrevido comparar al autor con Dos Passos.

¿A qué voy con todo esto? Aunque en un segundo chispazo de lucidez, el autor lamenta el “siniestro polvorín nuclear en que está convertido el mundo”, no es capaz de inferir lo que resulta obvio, y que es que lo que debemos buscar es la ABOLICIÓN TOTAL de las armas nucleares. El autor se dedica más bien a defender a países como Estados Unidos, que se han atribuido el poder de decidir quién puede tener armas nucleares y quiénes no (para lo cual cuentan con el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968). Es algo más lastimoso que la decisión del gobierno peruano de expulsar al embajador norcoreano, a pesar del servilismo que tal medida refleja (ningún otro país de la región lo ha hecho).

Para terminar, me permito recomendarle al autor, y a todos ustedes, echar un vistazo a un reportaje sobre Corea del Norte, de Will Ripley y Marc Lourdes, reporteros de la cadena norteamericana CNN, “Secret State. A journey into the heart of North Korea”. Aunque los comentarios finales hechos por los autores en la primera versión para el cable han sido recortados, Vargas Llosa sin duda pensaría que Ripley y Lourdes son agentes de Kim Jong-un.

Sobre el Propósito de Enmienda

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Hay un alboroto en la prensa local por la liberación este 11 de setiembre –aniversario del golpe de Pinochet en Chile y de la destrucción por Al Qaeda de las Torres Gemelas de Nueva York, curiosa coincidencia, que a nadie parece llamarle la atención– de Maritza Garrido Lecca, luego de 25 años de prisión por haber albergado a Abimael Guzmán y otros líderes senderistas. El alboroto básicamente es en relación al hecho que se está liberando a senderistas que no muestran signos de arrepentimiento ni propósito de enmienda, lo cual puede ser un peligro para la sociedad. Y RPP manifiesta su preocupación por el hecho que sean excarcelados aun cuando no han pagado la reparación civil correspondiente.

Lo de RPP, obviamente, es una nimiedad, por decir lo menos. Pero, ¿qué hay del arrepentimiento y del propósito de enmienda? Obviamente, es difícil esperar eso de los líderes de una agrupación como Sendero Luminoso, que ahora parecen ser incapaces de aceptar su intrascendencia histórica y abandonar su sectarismo, sobre todo después de haber llegado al extremo al que llegaron.

O sea, en general es difícil –aunque no tan difícil– admitir que nos hemos equivocado. Algunos antiguos revolucionarios son actualmente defensores del orden capitalista y, aunque no lo dicen, piensan que han sido lo suficientemente inteligentes para darse cuenta que estuvieron equivocados (aunque no lo sean tanto si llegaron a equivocarse de esa manera).

Además, para tomar decisiones de ese tipo –admitir que nos hemos equivocado y manifestar propósito de enmienda– tenemos que tomar en cuenta los premios y castigos que esas decisiones conllevan. Es obvio que, por las atrocidades cometidas por Sendero, es muy difícil que sean readmitidos por la sociedad con los brazos abiertos. Es más, hay normas legales que justamente buscan prevenir dicha readmisión.

Los arrepentidos, pues, no pueden esperar ninguna recompensa. Es más, podrían estar esperando algún premio por no mostrar arrepentimiento, pues pueden ver la situación del país durante los últimos 25 años, en que la miseria continúa básicamente intacta, y la violencia y la corrupción no hacen sino aumentar, como el caldo de cultivo que nutre extremismos como los de Sendero Luminoso.

Por otro lado, algo que no van a entender los propulsores de declaraciones de  “Héroes de la Patria”, es que el gobierno fujimorista de entonces –o sea, Alberto Fujimori– buscó humillar y avergonzar a los líderes senderistas capturados, vistiéndolos con trajes a rayas. Eso no solo mostraba la mezquindad de quién tomó esa decisión –creo saber quién fue– sino también el propósito de usar ese evento políticamente. Pues bien, yo no creo que haya mucha gente que acepte ese tipo de humillaciones. Y ahora eso es parte del precio que tenemos que pagar por la sordidez del gobierno de Alberto Fujimori y sus abusos.