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Sobre el Rol de los Factores Externos en el Crecimiento de la Economía Peruana

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En un artículo publicado en el diario Gestión el 19 de enero de 2016, p. 21, el Prof. Jorge González Izquierdo nos ha invitado a repensar el rol de los factores externos en la desaceleración económica de nuestro país en los últimos dos años. Nos explica que un régimen de tipo de cambio flotante como el nuestro no solamente permite a las autoridades controlar las políticas fiscal y monetaria, sino que también aísla al país de eventuales shocks externos.

La primera cuestión es conocida en la Teoría Económica como la Trinidad Imposible, en el sentido de que las autoridades pueden controlar simultáneamente a lo más dos de los tres instrumentos básicos de política económica: gasto fiscal, oferta de dinero y tipo de cambio, de tal manera que –por ejemplo–si las autoridades fijan el tipo de cambio perderán el control de la política monetaria, pues la oferta de dinero se hace endógena al ser afectada por un stock de reservas internacionales que no está bajo el control de las autoridades. Ello no ocurre con un tipo de cambio flotante, bajo el cual el precio de la moneda extranjera se determina por la condición de balance externo, situación que implica un nivel constante de reservas.

La segunda cuestión resultaría del hecho que el balance externo asociado a un tipo de cambio flotante implica que nuestras cuentas externas no afectan la demanda agregada doméstica. En este caso, la idea es sencilla: si la demanda agregada doméstica es la suma de los gastos de consumo de las familias (C), del gasto de inversión de las empresas (I), del gasto público (G), y de la demanda neta externa o diferencia entre exportaciones (X) e importaciones (M), resulta que la demanda agregada debe ser igual a C + I + G +X – M, y está determinada únicamente por los componentes domésticos del gasto agregado (C, I y G), pues X – M debe ser igual a cero. Sin embargo, el asunto es un poco más complicado, para empezar, porque un tipo de cambio flotante no garantiza el balance comercial, pues hay otras variables que afectan la oferta y la demanda de moneda extranjera, de tal manear que, por ejemplo, la inversión extranjera, al aumentar la oferta de dólares, puede llevarnos a un déficit comercial (X – M < 0).

Pero más importante aún es el hecho que en un modelo Mundell-Fleming estándar (como denomina el Prof. González Izquierdo al modelo básico) todas las variables son medidas nominalmente, pues se asume que todos los precios (incluyendo los de las importaciones y de las exportaciones) permanecen constantes, de tal manera que dicho modelo no puede ser utilizado para evaluar los efectos de una caída del precio de las exportaciones, como el que hemos estado observando en nuestro país en los últimos dos años.

Debemos tomar en cuenta, además, que cualquier modelo de la Teoría Pura del Comercio Internacional (Ricardiano o Neoclásico) muestra que, bajo libre comercio, el bienestar de un país resulta directamente afectado por eventos que ocurren en los países con que intercambiamos, y no hay aislamiento posible. Así, si nuestros socios comerciales experimentan una contracción económica, nuestro país se vería afectado por la disminución de la demanda externa por nuestras exportaciones y de la oferta externa de los productos que importamos.

El propósito del Prof. González Izquierdo parece ser no solamente restar importancia a los factores externos detrás de los problemas actuales de nuestra economía –pues eso implicaría que nuestra inserción en la economía global podría no ser siempre muy confortable– sino también restar importancia al hecho que el crecimiento de la economía peruana desde el año 2002 no hubiera sido posible si los precios de nuestras exportaciones no hubiesen subido, año tras año durante diez años (excepto por 2008), de tal manera que básicamente se cuadruplicaron entre 2001 y 2011.

Es más, otro factor externo que posibilitó la expansión económica de nuestro país fue la inversión extranjera por un total de 90,000 millones de dólares en el periodo 2007-2015, fenómeno que no debemos considerar como el resultado puro y simple de nuestra política económica, sino como básicamente exógeno, pues no hubiera sido posible si –por ejemplo– las tasas de interés internacionales no hubieran estado tan bajas.

Otro factor ligado a nuestras relaciones económicas con el resto del mundo que facilitó la expansión económica de nuestro país fue la salida del país de 2.5 millones de peruanos en los últimos 25 años, lo cual no solamente sirvió como válvula de desfogue al aliviar el problema del desempleo, sino que también nos ha permitido recibir remesas por 3,000 millones de dólares al año.

Y de manera similar a la emigración, el sector informal en nuestro país debe ser visto como otra válvula de desfogue al ofrecer empleo a los trabajadores que no lo encuentran el sector formal o moderno. Pero no solamente eso, sino que es también una importante fuente de demanda de bienes y servicios, y de oferta de mano de obra barata disponible al sector formal o moderno.