Por Roger Rumrrill
Uno de los mitos más vivos en la memoria del pueblo Asháninka es el de Paquitzapango o la casa del águila amazónica. Narra la historia de Paquitza, el águila que construyó su guarida en los inaccesibles muros del cañón del río Ene. Desde su pétrea atalaya el águila vigilaba a los balseros Asháninka que se aventuraban por el cañón y que siempre, ineluctablemente, terminaban como alimento del voraz Paquitza.
Antes de ser exterminados por Paquitza, los Asháninka le tendieron una trampa: esculpieron con barro y látex de shiringa la imagen de su Apu y le colocaron en una balsa y con él como pasajero bajaron por el Ene. Paquitza voló raudamente a capturar a su presa, pero sus poderosas garras quedaron fuertemente adheridas y pegadas a la mezcla de caucho y barro.