Por Martín Tanaka
Me sumo a los muchos merecidos homenajes hechos a Carlos Iván Degregori preguntándome por la imagen de país que nos deja su obra. Imposible responder con propiedad esa pregunta, menos dentro de los límites de este artículo. Pero creo que el punto de partida podríamos ubicarlo en el descubrimiento, junto con otros autores de su generación de científicos sociales de izquierda, de la “dimensión nacional” (dejando de lado el pensar el país desde “modelos” revolucionarios extranjeros) y del pensamiento de Antonio Gramsci, que llevó a pensar el cambio social como un proceso de construcción de hegemonía, que no puede ser impuesto por una vanguardia esclarecida. Al mismo tiempo, su formación de antropólogo, su experiencia familiar y laboral en Ayacucho, lo llevaron a considerar centralmente la importancia de la etnicidad y de lo andino para entender el país.