Por Armando Mendoza
Así, es evidente que una política agraria donde se priorice la seguridad alimentaria resulta esencial. Sin embargo, en estos años la apuesta del Perú oficial ha sido por la gran propiedad y la agroexportación, que han acaparado los incentivos y las felicitaciones. Así, por ejemplo, nos enorgullecemos de habernos convertido en el principal exportador de espárrago a nivel mundial.
Obviamente, no hay que desmerecer los éxitos de la agroexportación, pero ¿cuál es la atención que se está poniendo en la agricultura tradicional, en los pequeños productores, que forman la enorme mayoría del universo agrario? ¿O es que en este esquema salen sobrando?. Al menos eso pareciera ser, si se revisa lo que escriben y proclaman los voceros de la “modernidad agraria”, para los cuales, el futuro pertenece únicamente a la gran propiedad agroindustrial; un futuro donde las comunidades, asociaciones y pequeños productores tendrán que vender sus tierras y convertirse en asalariados o largarse a la ciudad. Entonces, ¿dónde queda la seguridad alimentaria?
No se trata de satanizar a la agro-exportación, pero sí es necesario reclamar una política agraria más balanceada que apunte a crecer hacia fuera, pero también hacia adentro, promoviendo el cultivo de pan llevar, el abastecimiento de los mercados internos, y el abaratamiento de los alimentos básicos, ¿o acaso nos alimentaremos sólo de espárragos en el futuro?
Fuente: Diario La Primera