Y pasó lo que tenía que pasar. El ex presidente, autócrata, corrupto y criminal Alberto Fujimori falleció. Sus familiares trataron de hacer larga la noticia, probablemente evitar la irónica coincidencia de morir el mismo día que lo hizo, hace 3 años, el otro criminal y némesis de Fujimori: Abimael Guzmán Reynoso. El destino, caprichoso, quiso que ambos personajes nefastos para nuestra historia hayan muerto, incluso, con la misma edad: 86 años.
La realidad concreta escapa a subjetividades e inclinaciones ideológicas personales. Decir que Fujimori fue un criminal que corrompió todo el aparato del Estado y que robó millones de soles no es faltar el respeto ni mentir. Veamos algunos aspectos que no deberían borrarse de la mente de ningún peruano que tenga algo de decencia en su ser. Primero, el autogolpe de 1992. Fujimori decidió que la democracia era demasiado burocrática y disolvió el Congreso, intervino el Poder Judicial y se otorgó poderes casi dictatoriales. Luego está el tema de la corrupción. Fujimori y su mano derecha, Vladimiro Montesinos, se convirtieron en maestros del arte de la corrupción. Desde sobornos a parlamentarios hasta tráfico ilícito de armas, no dejaron piedra sin mover en su búsqueda de enriquecimiento personal. ¡Incluso lograron ser incluidos en el Informe Global de la Corrupción de Transparencia Internacional de 2004!, ocupando el séptimo lugar entre los líderes más corruptos del mundo. No podemos olvidar las violaciones de derechos humanos. Bajo su gobierno, se llevaron a cabo esterilizaciones forzadas de mujeres indígenas, un programa que, según ellos, era para el bienestar de la población. Y, por supuesto, las ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, delitos por los cuales Fujimori purgaba condena de 25 años de cárcel, antes del ilegítimo indulto que lo liberó. Finalmente, el autoritarismo. Fujimori gobernó con mano de hierro, utilizando tácticas de miedo y represión para mantener el control. La prensa fue censurada y los opositores políticos fueron perseguidos.
En resumen, los gobiernos de Alberto Fujimori fueron un ejemplo brillante de cómo no gobernar un país. Con su mezcla de corrupción, violaciones de derechos humanos y autoritarismo, dejó un legado que será muy difícil de superar, en especial en este contexto en que tenemos un régimen con características muy similares a las del fujimorato. ¿Fujimori hizo algo bueno? Sin duda, incluso Hitler adoraba y trataba bien a los animales; sin embargo, lo bueno que Fujimori hizo lo realizó como parte de su trabajo, para eso se metió en la política y no creo que haya nada que agradecerle. Todo lo malo fueron producto de sus decisiones y ambiciones personales, todas ellas censurables. Dudo que pueda descansar en paz, sea a donde sea que haya llegado.
Publicado el 14 de setiembre del 2024, en Diario Viral.