TRIUNFO DE LA RAZÓN

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2014-10-18 09.24.02El día de hoya Estados Unidos ha sido noticia a nivel mundial. Los titulares de los principales medios del globo no han sido para criticar alguna invasión a un país tercermundista, ni por haber declarado la guerra a otra nación ni mucho menos por una crisis del capitalismo salvaje. Estados Unidos es noticia hoy porque la Corte Suprema de Justicia de ese país ha legalizado el matrimonio entre parejas del mismo sexo en los 50 estados norteamericanos.

Los festejos y expresiones de alegría por parte de la comunidad LGBT hacen hincapié en el triunfo del amor (lemas como Love is Love o Love wins) se hacen sentir no solo en las manifestaciones que se han convocado para festejar este histórico día, sino que se han convertido en tendencias mundiales en las principales redes sociales virtuales. Sin embargo, considero que no se trata de un triunfo del amor ni de ningún sentimiento similar, este ha sido un triunfo de la razón y de los derechos humanos.

Durante cientos de años las denominadas “minorías” poblacionales han sufrido de maltratos, discriminación y abusos por parte de quienes se consideraban mayorías, incluso en sistemas democráticos (lo que algunos politólogos llaman la dictadura de las mayorías). Basta recordar y reflexionar un poco acerca de las luchas que, en primer lugar, dieron los afrodescendientes, las mujeres, las personas con discapacidad y ahora la comunidad LGBT para el reconocimiento de sus derechos humanos más esenciales.

Con lo que acaba de suceder en EEUU se ha comprobado que dichas luchas no fueron en vano; que las humillaciones y, en algunos casos, muerte de muchos de esos grandes hombres y mujeres (como Martin Luther King Jr., Malcom X, Rosa Park, Harvey Milk, etc.) que lucharon desde sus posiciones por un mundo mejor dieron sus frutos y que muchos de los que estamos a favor de estas reivindicaciones estamos, como se dice, “en el lado correcto de la historia”.

El triunfo no ha sido del amor, es un triunfo de los derechos humanos, es un triunfo de la razón y del sentido común ante una realidad social innegable: la diversidad sexual y las múltiples manifestaciones y expresiones de esta. Es un triunfo de los juicios de razón probados y comprobados frente a las perversas afirmaciones que los grupos ortodoxos y religiosos han querido vender y que en países subdesarrollados como el Perú, aún tienen poder, no solo político sino económico y que hacen uso de esos poderes para manipular la conciencia de la población. EEUU y su gobierno han dado un ejemplo al mundo de aplicación de una política de verdadera inclusión social.

Pero, ¿qué pasará en el Perú? Recordemos que el proyecto de unión civil homosexual fue archivado por la comisión de justicia y “derechos humanos” del congreso, cuyo presidente es el congresista Juan Carlos Eguren (si, el que dice que “es improbable que las mujeres violadas queden embarazadas”) cuya sumisión al cardenal Cipriani es realmente patética. Recordemos también  que en materia de reconocimiento de derechos humanos el Perú ha estado siempre en la cola. Para muestra un botón: mientras que en Ecuador se otorgaba el voto a las mujeres en 1924 (el primer país en América Latina en hacerlo) en el Perú sucedía lo propio en 1955 (el penúltimo país Latinoamericano en reconocer este derecho, solo antes de Paraguay). De tal forma que no me sorprende que sigamos atrasados en esta materia. Alabamos la economía y el sistema neoliberal de los EEUU, defendemos sus acciones militares en otros países,  pero repudiamos sus avances en derechos humanos.

En el Perú la lucha sigue y debe seguir. Si algo nos debe haber enseñado la historia de los movimientos sociales es que el bien siempre triunfa, que los derechos humanos y la razón prevalecen y que tarde o temprano, nos guste o no nos guste, el pleno reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT será una realidad en nuestro país. Confío en que sea más temprano que tarde para que las nuevas generaciones puedan crecer en un Perú mejor.

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