Hace unos años, el terruqueo se volvió común. Quienes se oponían a la derecha eran considerados terroristas. Este conflicto alcanzó su punto máximo en las elecciones de 2021, cuando la derecha recurrió al terruqueo contra simpatizantes del profesor Pedro Castillo. Ahora, con la desastrosa gestión de la señora Boluarte, sus aduladores ministros hablan de “terrorismo de prensa” y “terrorismo urbano” para perseguir a la prensa crítica y la delincuencia. Incluso Boluarte creó la categoría de “terrorismo de imagen” para referirse a quienes critican su gobierno. Este uso indiscriminado de un término tan sensible debe generar rechazo en la población.

El término terrorismo se refiere a actos de violencia deliberada y sistemática destinados a infundir miedo y alcanzar objetivos políticos, religiosos o ideológicos. Uno de los efectos más perjudiciales de la actual banalización es la desensibilización del público. Cuando se etiqueta como terrorismo a cualquier acto de violencia o desobediencia civil, se diluye la gravedad del término y se reduce su impacto emocional. En segundo lugar, el uso indiscriminado de la palabra terrorismo conlleva consecuencias políticas y sociales graves. Al calificar de terroristas a grupos o individuos que simplemente disienten o protestan en contra del régimen de Boluarte, se legitima la represión y se socava el derecho a la libre expresión y la protesta pacífica. A menos que ese sea el objetivo del denominado “terrorismo urbano”: evitar que la gente proteste y, si sale a protestar, entonces reprimirla militarmente (cosa que Boluarte sabe hacer muy bien).

Lo que realmente tenemos y enfrentamos todos los peruanos es la pésima gestión gubernamental de la derecha en el poder. Para nadie debería ser una novedad que quienes nos gobiernan son Fujimori, Acuña y López Aliaga, quienes, usando de títere a la señora Boluarte, han llevado al país a la crisis social, económica y política en la que se encuentra. Temen, con justa razón, que la gente se harte de ellos antes del 2026 y salga a protestar realmente (no como hasta ahora lo hace). Para evitar esto, creen que se debe criminalizar la protesta y continuar con el terruqueo a quienes se oponen al régimen. Intentan generar miedo y alarma en la población con fines políticos y eso, estimados lectores, se llama terrorismo de Estado. ¿Alguien tiene aún dudas de que hemos dejado de vivir en democracia?