Nuevamente llega esa temporada del año, conocida mundialmente como Halloween o Noche de brujas, día en que la mayoría de madres visten a sus hijos como niñas y a sus hijas como prostitutas. O bueno eso era hasta hace un año, cuando podíamos salir y disfrutar de esta hermosa festividad. Este año 2020 el Covid-19 se ha robado el protagonismo de semana santa, fiestas patrias, Halloween y amenaza con robarse la Navidad y año nuevo.
Habían fiestas, los pequeños salían a pedir golosinas, se disfrazaban de sus personajes favoritos y celebraban esta fiesta olvidando el principal componente de la misma: El Miedo.
Hillamnn señala que, psicologicamente, el miedo es el estado emocional relacionado con los sentimientos de temor y espanto. Puede estar relacionado con determinadas personas, situaciones y objetos, como también puede ser producido de forma vaga e indeterminada. Puede circunscribirse temporalmente a determinadas situaciones individuales o deberse a lesiones psicológicas ocasionales, pero también puede aparecer como un estado patológico de larga duración. Finalmente agrega que el progreso social, con su racionalidad basada en las ciencias naturales, eliminó los miedos reales, ocasionados por los peligros de la naturaleza, dominantes en épocas anteriores de la historia de la humanidad, pero construyó nuevos miedos existenciales, socialmente determinados: el peligro de una guerra atómica, la crisis del medio ambiente y la destrucción de los principios naturales de la vida.
En la teoría sociológica, el miedo asume el nombre de riesgo. Ya escribí sobre el particular en una entrada anterior (ver: La sociedad de la pandemia global). Solo agregaré que hoy en día los riesgos, y el covid-19 es el más grande de todos, tiene múltiples causas (por lo general humanas), tienen una escala global y son de difícil control por parte del ser humano; sin embargo, el riesgo es una característica fundamental de la sociedad moderna (como dirían Beck y Giddens) o de la sociedad hipermoderna. Característica con la que deberíamos estar familiarizados cada vez más.
Así que, mis estimados lectores, el miedo es un elemento esencial y fundamental de la personalidad de todo ser humano y el riesgo un elemento característico del mundo contemporáneo, aprender de el y superarlo significará mejorar nuestras relaciones personales. Enséñenles a sus hijos a tenerles miedo, ya que sólo a si los superarán, enséñenles a tener miedo de la sociedad y serán mucho más precavidos y responsables; finalmente, enséñenles a tener miedo a su propio futuro, ya que nadie sabe exactamente dónde estaremos dentro de unos años o si estaremos vivos o muertos.