25 AÑOS SIN APRENDER NADA

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Mañana, 12 de setiembre, se conmemorarán los primeros 25 años desde que en 1992 el famoso Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) pudo capturar en un operativo impecable al líder de Sendero Luminoso y uno de los criminales más grandes que ha visto nuestro país: Abimael Guzmán Reynoso.

El día de hoy, y luego de haber pasado 25 años en prisión condenada por delitos de terrorismo, la ex integrante del grupo criminal Sendero Luminoso, Maritza Garrido Lecca, fue puesta en libertad por el sistema judicial democrático que intentó destruir. Poco a poco, conforme vayan pasando lo años, otros tantos terroristas condenados saldrán de prisión tras haber cumplido sus respectivas condenas. Las múltiples voces harán eco de dos posiciones al respecto: la primera de ellas lamentará el hecho de que tremendos asesinos y criminales salgan libres; y la segunda, afirmará que vivimos en un estado de derecho y que si ya cumplieron su condena deben salir de prisión. Al respecto, creo que traer al presente algunos postulados del gran sociólogo francés Émile Durkheim, deben ser más que suficientes para tomar una postura, sino ideológica, por lo menos teórica.

Durkheim señala que en una sociedad primitiva, caracterizada por la solidaridad mecánica, corresponde el derecho represivo cuya función consiste en castigar todo lo que la sociedad considera o define como criminal. El predominio de este tipo de derecho es expresión de una fuerte repugnancia hacia todo lo que constituye una amenaza para la unidad y existencia del grupo social, y un castigo típico de este tipo de derecho es la pena de muerte. Por otro lado, en las sociedades modernas, caracterizadas por la solidaridad orgánica, existe el derecho restitutivo, cuya finalidad no consiste en castigar, sino en poner nuevamente a las partes en la situación en las que deberían estar normalmente, de no mediar falta alguna. Un ejemplo claro son las leyes, códigos, etc. El progreso del derecho restitutivo permite medir el grado evolutivo de una sociedad, indica que la división del trabajo está más especializada, etc.

Ahora bien, uno de los temas que va de la mano con el derecho restitutivo son los mecanisos por los cuales se considera que un delincuente ha pagado “su deuda con la sociedad” y se encuentra apto para reintegrarse a ésta. Y es aquí en dónde podemos ver una de nuestras grandes debilidades: nuestro sistema penitenciario está destinado al castigo y no a la reorientación social. En el caso concreto de Maritza Garrido Lecca y otros tantos terroristas que ya han salido de prisión y que en los próximos meses lo harán, muchas de las voces que se manifiestan en contra de su libertad, muy acertadamenente, se cuestionan “¿cómo es posible que los dejen salir, si nunca se han arrepentido de sus delitos?” Aquí es necesaria una repregunta ¿Qué hemos hecho, como sociedad, como Estado para que se arrepientan? ¿Cuál es la política pública penitenciaria de reinserción social de estos y otros delincuentes? Si asumimos que vivimos en un estado de derecho restitutivo en el cual quien comete un delito y es condenado por ello y al término de la misma debe salir de prisión, antes de cuestionarnos las razones por las cuales se deja libres a tamaños criminales, creo importante que el Estado replantee su política penitenciaria. O en todo caso que se modifiquen las leyes, las hagan más drásticas e impidan definitivamente que este tipo de criminales, los terroristas, salgan a las calles nuevamente (cadena perpetua, pena de muerte, etc.)

Finalmente, muchas de las voces que hoy en día, ante la puesta en libertad de varios terroristas, ponen su grito en el cielo afirmando que “Ahora Sendero volverá a reagruparse e iniciará nuevamente la lucha armada y el baño de sangre”, solamente están pensando en las consecuencias y no en las causas, las mismas que a más de 30 años de haberse iniciado los años de la violencia terrorista y a 25 años de haberse capturado Guzmán y toda su cúpula no son tan diferentes. Hoy como hace 37 años nuestro país sigue marcado por la exclusión social, la discriminación, el racismo, la pobreza y el abandono de las zonas andinas y amazónicas. Las mismas causas que fueron el caldo de cultivo para el surgimiento de Sendero Luminoso y el MRTA siguen siendo las mismas, no hemos aprendido nada y de eso nosotros somos los únicos responsables.

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Un pensamiento en “25 AÑOS SIN APRENDER NADA

  1. Eduardo Fernandez Condo

    Opino que sí , que si las personas que ya estuvieron presas cunplan la condena que les corresponde y salgan en libertad cuando les toque ;pero eso no nos asegura que hayan cambiado sus intenciones saliendo de la carles. Hay personas que hacen más caso a sus ideales que hasta se olvidan de su privilegio de la libertad , dudo que alguien haya hablado con los ex terroristas en el transcurso de su condena y haya tratado de cambiar su ideología.

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