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Un mundo de lenguas

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El objetivo de este blog era, es y será la discusión de temas relacionados a la lingüística, lenguas en particular y experiencias propias; sin embargo, creo que debo reivindicarme con respecto a la preferencia de enfoque “prescriptivista” que he dado en artículos previos, en lugar de “descriptivista”. Los lingüistas se encargan de describir la lengua, no de normarla. Es cierto, como muchos se han podido percatar, que existen lingüistas en nuestros medios que buscan corregir a aquellos que hablan “mal”. ¿Quién es dueño de la lengua? ¿Los respetables miembros de la Real Academia? ¡No! Nosotros somos dueños de la lengua, vale decir, los hablantes. Desde ahora, el enfoque de mi blog Tutmonda Pordo será el describir; no obstante, no pienso borrar los artículos previos, en los cuales me dediqué a tocar temas relacionados a la normativa, pues aún los considero interesantes y, no es por nada, me jacto de los mismos, ya que conforman mi experiencia previa.
Lenguas del Mundo

Cuando escribo como título mundo de lenguas, no me refiero a la diversidad lingüística, sino a aquella expresión de la que a veces hacemos uso, “se me hizo un mundo”, o sea, era algo problemático. Muchas personas me preguntan qué es lo que hice para aprender lenguas, porque, según lo que relatan, el aprendizaje de las mismas deviene en una actividad frustrante y de la que no se vislumbran resultados rápidos. Yo, por mi parte, respondo siempre lo mismo: “No sé.” La verdad es que no sé cómo aprendo lenguas. En los blog de muchos políglotas, se presentan métodos que estos mismos han usado para aprender ciertas lenguas. Yo no creo que exista un solo método, ya que, como lo saben mis amigos, he probado casi todos los métodos; empero, existen métodos más efectivos que otros. De eso no hay duda.

Idiomas

En primer lugar, quien quiere aprender una lengua, valga la redundancia, tiene que QUERER. Aquel verboide es importantísimo. Si alguien no quiere aprender una lengua o lo hace por obligación, le recomendaría que mejor hiciese otra cosa, ya que no aprenderá nada. El querer es importante y muchos quieren (ya he visto muchos); sin embargo, lo más importante es dar el primer paso rápido. Muchos se quedan en el querer y nunca comienzan, dando excusas de falta de tiempo, de un horario complicado, de un trabajo ocupado, etc. Si uno verdaderamente quiere, da el primer paso rápido, sino, no.

Por otro lado, uno de los requisitos de los que se debe ser consciente es de conocer bien la lengua madre. Ciertamente, muchos piensan que conocen bien su lengua madre; no obstante, cuando se les pregunta acerca de un sustantivo, adjetivo, adverbio, objeto directo o complemento circunstancial, piensan que se les habla en chino. Si no se conocen estas cosas, el aprender una nueva lengua será tedioso y aburrido, pues no se comprenderá nada de lo que el profesor explica. Sería de mucha ayuda para los profesores de lenguas extranjeras que sus alumnos peruanos conociesen mejor la gramática. Créanme que así se reduciría, en un cuarto al menos, el número de ciclos que uno cursa en cualquier instituto de lenguas extranjeras.

Caligrafía china

Asimismo, es necesario tener mucha dedicación. El aprender un idioma significa memorizar un vocabulario nuevo, el cual en muchos casos puede ser fácil, como en el caso del portugués, debido a su similitud con el castellano, y, en otros casos, difícil, como el polaco, lengua eslava cuyo vocabulario es completamente diferente al castellano. También, hace falta dedicar algunas horas de práctica a la lengua en casa. Sobre todo, para lo que concierne a las estructuras gramaticales nuevas, que nunca faltan al aprender una lengua. Por ejemplo, yo todos los días practico en mi casa la lengua china, leyendo algunos libros, escribiendo sinogramas o viendo el canal CCTV. Esto es de mucha utilidad, pues uno, aunque no se lo crean, empieza a asimilar las estructuras nuevas naturalmente y consigue, con el transcurrir del tiempo, utilizarlas sin ningún problema.

Un consejo que sí podría dar es el buscar amigos cuya lengua madre sea la que se está aprendiendo. Esto permite poder conversar con él o ella de diversos temas y, de esta manera, enriquecer el vocabulario y las estructuras sintácticas conocidas. En mi caso, intento siempre buscar amigos que hablen las lenguas que aprendo. No solo se trata de aprender una lengua, sino de abrirse al mundo y, por qué no, hacerse de amigos inolvidables.
Amigos de Francia, yo en el centro

Es interesante lo que mencionan Larry King y Margarita Suñer,

Se ha propuesto que el comienzo de la pubertad (alrededor de los 12 años) en su correlación con la lateralización del cerebro constituye un período clave. A partir de este momento es imposible aprender un idioma extranjero como hablante nativo, sea cual fuera la facilidad que tenga la persona para aprender idiomas. Por lo tanto, los conocimientos del aprendiz de una L2, por mucho que sepa, siguen siendo incompletos en comparación con los del hablante nativo (King y Suñer 1999:44).

Después de leer estas líneas, debo confesar que lo único que sentí fue pena, ya que, es cierto. Hablo 13 lenguas, de las cuales soy fluido en 8; sin embargo, siempre existen palabras o estructuras del habla coloquial que uno no conoce y que pueden delatarte de extranjero, por más que poseas una pronunciación “nativa”. Es importante recalcar también que, cuando era más pequeño, no me daba cuenta de lo que aprendía cuando estudiaba francés. Más se trataba de una asimilación natural. Paulatinamente, me empecé a dar cuenta de las estructuras básicas que tienen las lenguas en común, y fue así como comencé a compararlas y descubrir “cosillas” de las que la mayoría de estudiantes de lengua no se percatan. Me agrada mucho cuando una persona decide aprender una lengua nueva; de todos modos, hay que ser conscientes de lo que significa aprenderla y de lo que cuesta. Nunca vamos a poder hablar como un nativo. Es como ver a un extranjero hablando español. Hay extranjeros que dominan el español gramatical incluso mejor que los nativos, pero, al momento de entablar una charla cotidiana, hay momentos en lo que estos se pierden, ya que el registro coloquial es tan vasto y diferente del formal que solo los nativos lo procesan al 100%.

Otro asunto que siempre me lleva a discusiones un poco largas es la pregunta: ¿Qué lengua es más fácil? No me agrada tildar una lengua de fácil o difícil, pues todas tienen algo difícil y algo fácil; no obstante, es inteligente darse cuenta que existen lenguas que se parecen mucho más al español que otras. Si alguien desea aprender portugués o gallego, ciertamente lo aprenderá más rápido que si quiere aprender chino mandarín o japonés. Sin salirme mucho del tema, existe otra pregunta que verdaderamente detesto, y la cual se presenta cada vez que digo que estudio la lengua frisona, la rumana o esperanto, ¿para qué sirven? Esto solamente lo puede preguntar una persona que no es consciente de lo que significa aprender una lengua. Aprender una lengua, así sea hablada por dos, veinte o mil millones de personas, abre las puertas a una nueva cultura, la cual, asimismo, incluye una literatura, sociedad y pensamientos nuevos. Nunca me olvidaré el placer que sentí al aprender rumano y poder leer partes del poema Luceafărul de Mihai Eminescu. Seguramente muchos han leído la traducción, pero, como siempre digo, no hay como leer un texto en lengua original.

Actualmente estoy planeando estudiar otras lenguas para enriquecer mi conocimiento lingüístico. Entre ellas se encuentran el japonés y el sánscrito, las cuales comencé a estudiar hace una semana en el Centro de Estudios Orientales de la PUCP. Espero que aún aquella facilidad lingüística me ayude a asimilarlas, pues, seguramente, mi cerebro ya está algo cansado . Por otro lado, me agradaría poder contactar extranjeros cuyas lenguas no hablo, para aprender un poco de las mismas. Podríamos hacer una suerte de intercambio de lenguas. Mucha gente dice que el intercambio de lenguas no funciona. Espero que de aquí a algunos años el intercambio de frisón-español que estoy llevando a cabo con uno de mis mejores amigos en Holanda resulte y pueda decirle a todos aquellos: ¿No que no?

Espero recibir comentarios de este pequeño artículo, que no solo habla un poco más de mí para que me conozcan un poco más y puedan entender mejor mi punto de vista que será explícito en los siguientes artículos, sino también para que se animen a entrar en el mundo de las lenguas, puedan abrir más puertas y puedan comunicarse con gente que tiene muchas cosas interesantes que decir y sobre qué comentar.

Bibliografía

Luis Miguel Rojas Berscia

KING, Larry y Margarita SUÑER
1999 Gramática española. Boston: MacGrawhill. Sigue leyendo