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Promesa

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Publico aquí lo que presentara yo como parcial para el curso de Lingüística general. Espero os guste y que, de alguna forma, puedan zurcir más o menos como lo pensé en la promesa de esta “caja” cuyo nombre es ” Tutmonda Pordo”. Este comentario no tiene mucho que ver con el tema en sí en mi blog; empero, considero capital presentarlo, pues es clave en el entendimiento de mi yo como bloguero. He aquí mi comentario:

En El objeto del siglo, Wajcman presenta la postura freudiana acerca de la función del arte. Según el autor, para Freud esta sería el tapón, como consuelo para el sacrificio consentido por los individuos. De esta manera, infiere lo que podría ser la postura lacaniana acerca de la función del arte, concluyendo así que sería el agujero. Por consiguiente, existiría un arte que tapa, según Freud, y un arte que agujerea, según Lacan. El objetivo de esta “caja”, o mejor dicho promesa, es intentar armar un comentario con respecto a lo mencionado en el libro anteriormente citado, dando al mismo tiempo mi punto de vista, el cual irá más por el camino de un arte general que agujerea y tapa.

A mi parecer, es interesante lo postulado por Freud para la función del arte, tomándola así como un tapón, el cual de cierta forma rellena aquello que falta. Esto me recuerda mucho lo que se veía en la clase con respecto al objeto del deseo. Siempre va a quedar algo que no es satisfecho del todo y es, de alguna forma, lo que me parece podría satisfacer el arte al mostrarnos algo, puesto que para ser un arte en sí misma, debe, de alguna forma, no prometer significados y sí prometer ser más de lo que es. Este ser más de lo que es podría interpretarse como aquello que satisfaga la necesidad del individuo y de alguna forma lo relacione con su vida propia y devenga en esta suerte de tapón cognitivo. Es extraño a mi parecer, al mismo tiempo, lo postulado por Freud, visto que pareciese que faltase algo en el ensamble del argumento, por lo que se espera que el lector me esté siguiendo bien y zurza como mejor le parezca mi exégesis. Creo que lo que le falta al pensamiento freudiano es explicar el porqué de la aparición de ese tapón. No nos dice nunca Freud por qué de cierta forma una obra de arte particular se vuelve la solución a una carencia, mímesis del fantasma o el recordar de juegos de la infancia y niñez; por el contrario, solo nos expone una consecuencia.

Es quizás importante aquí mencionar a Lacan, puesto que, según lo expuesto por Wajcman, la función del arte para este sería el de agujerear. Este agujero es pues el causante de aquella falta. Puedo inferir que la obra de arte en sí misma, al producir determinado impacto en el espectador (lo que yo llamaré contacto), genera el reavivar o crear un agujero en el individuo. Es así que cuando se produce el contacto, en el espectador automáticamente se abriría este agujero, el cual solo se cerraría con un tapón al haber dado, de cierta forma, una interpretación a la obra.

Antes de continuar con mi “promesa”, quisiera tomar como ejemplo una ilustración de El Principito, frente a la cual fui espectador y seguramente muchos otros lo fueron; sin embargo, lo interesante de este pequeño dibujo es que no solo el lector se transforma en espectador, sino también ciertos personajes secundarios se transforman en espectadores, lo cual hace del contacto más fructífero. La imagen es la siguiente:

Serpiente-El Principito

Muchos podrían argumentar que quizás el dibujo no es una obra de arte; empero, como expliqué anteriormente, una obra de arte es aquella que no promete significados, sino ser más de lo que es. Por consiguiente, me parece que no hay mejor ejemplo que este para ilustrar mi interpretación.

El “principito” nos explica aquí que dibujó una boa después que ojeó un libro donde vio uno de estos bichos. Ciertamente, él deseó dibujar una boa; no obstante, cuando la mostró a personas mayores, estos vieron el dibujo y lo tomaron por un sombrero. Yendo un poco más lejos y zurciendo todo en base a realidades, la realidad más próxima, o más “realista”, para los mayores era quizás un sombrero, como simple suposición. Para estos el dibujo era una simple caja 2D, cuya promesa zurcían ellos de cierta forma y le daban cierto valor subjetivo. Como podemos zurcir nosotros de esto, para quien la dibujó, este dibujo era ciertamente, como toda obra de arte, un objeto 2D; con todo, el valor significativo y subjetivo que recibía esta “caja” 2D después de la zurcida es el de una caja 3D. Esto es notable a simple vista, pues posteriormente se explica que para él, el dibujo, o sea, la boa, contenía dentro de sí un elefante que había sido devorado momentos antes. La explicación, por supuesto, ayudó mucho a inferir esta suposición, pero creo que es importante mencionar también que, aunque muchos no lo crean, cuando yo leí este fragmento (no sé si fue a causa de lo oscuro que se encontraban los dibujos en mi edición del libro), yo sí pensé en una boa, como ya lo había dicho el principito, nada más que para mí, la boa tenía la cabeza en lo que visto desde nuestra perspectiva es la izquierda. Me acabo de dar cuenta que no es así. Como se puede deducir, zurcí distinto. Por lo tanto, para cada individuo, el fenómeno de agujereo y taponeo se da de distinta forma; empero, siempre se da.
Otro fenómeno no tan importante, pero igual de interesante es el que sucedió en una de mis primeras clases de chino hace cinco años. Todos se encontraban aprendiendo los caracteres básicos de los animales y la profesora, de repente, nos presentó este caracter:

猴子

Estos caracteres hacen referencia a un simio. Ahora que analizo aquella anécdota con estos axiomas me da mucha risa, pues en ese momento estos caracteres eran una suerte de obra de arte. No prometían significado alguno, no significaban nada, mas sí prometían ser más de lo que son. Es en este momento cuando muchos empezaron a alzar la mano para decir que el caracter era un árbol con un mono trepándose al mismo y el segundo era su plátano. Sin duda alguna, yo me la creía también y me parecía muy lógico, por lo que de alguna forma aquella zurcida se había convertido en el tapón a aquel agujero creado por la primera incertidumbre acerca del origen semántico de esos símbolos. Hoy conozco bien la caligrafía china y, sin duda alguna, estos caracteres ya no son obra de arte para mí, pues sí me prometen un significado y ya no prometen ser más de lo que son. Son simplemente lo que son. No me queda más que reírme de tan interesante zurcida de hace cinco años, ya que no tiene absolutamente nada que ver con lo que es esto en realidad.

Los ejemplos que expuse son lo que yo considero obras de arte (algunas del pasado) que son más comunes en mi vida. Me rehúso de alguna forma a utilizar ejemplos de otras obras de arte pues no soy muy instruido en el tema y de seguro empezaría a agujerearme y taponearme cerebralmente muchas veces. Prefiero hacerlo a solas y no evidenciarme en una “promesa”.

Lo que queda claro es que tanto el tapón como el agujero son promesas de aquella caja 2D que es una obra de arte, los cuales se encuentran fuera de la misma y son atribuidos de cierta forma por los individuos. Es por tanto lícito y sensato afirmar que el decir que un comentario a un poemario que nos habla de “amores y decepciones” o una acotación a una obra teatral con un singular “es un baile de estrellas” son solo tapones a agujeros que se produjeron en los individuos después del contacto por obra de aquella promesa de la obra en sí de ser más de lo que es.

No sé si las zurcidas con respecto a mi texto sean claras. En todo caso lo espero. Lo único que puedo decir para concluir es que esta “caja” promete ser más de lo que es y no significa nada y si significase algo, tómenlo como simple tapón a algún agujero causado por esta promesa. 🙂

Bibliografía consultada:

DE SAINT-EXUPÉRY, Antoine
1995 (1946) Der Kleine Prinz/Título original: Le petit prince. Traductores Grete y Josef Leitgeb.Karl Rauch Verlag: Düsseldorf

WAJCMAN, G.
[or. 1998] El objeto del siglo. Amorrortu: Buenos aires 2001.

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